Por qué se cecea y sesea en algunas zonas de Sevilla

Algunas zonas de la provincia de Sevilla emplean el ceceo y otras el seseo a la hora de comunicarse oralmente.

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En Sevilla, al igual que sucede en otras provincias de Andalucía y en algunas zonas de Latinoamérica, es común escuchar a algunas personas que cambian el sonido de la ce por el de la ese y el de la ese por el de la zeta. Esto podemos observarlo, en la provincia sevillana, en pueblos como Umbrete o Benacazón, en la propia capital o en la zona de la Campiña.

Tal y como recogen en un grupo de investigación de la Universidad de Sevilla, se considera seseo a la pronunciación de ces y zetas con un sonido más cercano a una ese que a una zeta (sapato, casuela, saco, sol); naturalmente, la ese empleada en este caso es la andaluza, que tiene un sonido ligeramente diferente a la castellana (con las variedades propias de cada zona).

El ceceo, por su parte, consiste en pronunciar las eses con un sonido más bien interdental, cercano al empleado en el resto del español peninsular para las ces o zetas (zábana, ezo, zapato, cacería), pero sin ser exactamente igual a la zeta castellana; tampoco se articula una misma zeta en todos los hablantes ni en todas las zonas. Es precisamente en hablantes ceceantes donde se muestra mayor variedad de realizaciones.

En Andalucía se hablaba como en Castilla

En contra de lo que muchas personas piensan, en Andalucía se hablaba originalmente de la misma forma que en el resto de Castilla. Las primeras alusiones históricas a este cambio en la forma de hablar del sur de España datan del siglo XV y aunque no eran exactamente las que conocemos en la actualidad sí fueron la antesala de las variaciones que dieron lugar al ceceo y al seseo.

El foco más antiguo de dichos cambios se sitúa, concretamente, en Sevilla y tuvieron mayor número de menciones documentales entre los siglos XVI y XVII. Así lo demuestran testimonios como el de Benito Arias Montano sobre las formas de hablar de esta época.

El origen

No hay una teoría única sobre el momento en el que se originaron estas variaciones ni el porqué. Algunos estudios hacían alusión a que eran las personas con menos educación quienes las empleaban. Otras teorías defienden que fueron los moriscos quienes, obligados a hablar castellano, tuvieron que adaptar su lengua a una pronunciación que les costaba mucho trabajo conseguir. Esto ya lo recogió Nebrija en 1492.

De esta manera y puesto que no podían reproducir el sonido de la ese castellana, adoptaron el ceceo para comunicarse sustituyendo los fonemas. Sin embargo cuando este episodio histórico tuvo lugar, en torno al siglo XV, en Andalucía ya era común escuchar a sus gentes adoptando variaciones en el lenguaje.

Según el Instituto Cervantes, la primera ese no castellana de la que se tiene constancia en Sevilla es del cordobés Juan Sánchez en 1584.

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