La casa del tigre: una casa de lo más peculiar en el centro de Sevilla

En la década de los 70, hubo un tigre que se asomaba al balcón y que atraía a muchos curiosos

Esta es la historia de la granada que hay incrustada en una fachada del centro de Sevilla

Tigre en el balcón de la calle Amparo nº9
Tigre en el balcón de la calle Amparo nº9 / M. G.

Sevilla es una ciudad con una idiosincrasia muy particular y con el paso del tiempo, las curiosidades se almacenan como grandes tesoros en su gente, sus edificios y calles. En pleno centro de la ciudad, en la calle Amparo nº9 hay un singular edificio que ha tenido muchas vidas hasta llegar a la actualidad. A día de hoy hay un restaurante llamado La casa del tigre, nombre escogido a conciencia y queriendo rendir tributo a lo que fue en el pasado.

La historia de este edificio es maravillosa y es que fue conocida a finales del siglo XIX como la residencia de Pedro Parias González, el que fuera Gobernador Militar de la ciudad de Sevilla y Caballero de la Orden de San Juan de Jerusalén. Se construyó en un solar donde previamente había existido una posada en el siglo XVI en la que había dormido Santa Teresa de Ávila. De manera que ya tenía mucha historia y varias leyendas relacionadas con el edificio y su entorno.

Cuando estuvo finalizada la obra en 1898, el Gobernador de la ciudad se instaló en ella, aunque la principal diferencia es que la puerta que daba a la calle Amparo era la zona de entrada del servicio, la puerta principal daba a la calle San Pedro. Su interior era muy majestuoso y con aspecto muy decimonónico. Tras la muerte del propietario del inmueble pasa a ser propiedad de un aristócrata y político de la ciudad de Sevilla, que vuelve a hacer reformas y mueve la puerta principal de la vivienda a la calle Amparo.

La casa del tigre
La casa del tigre / M. G.

Con el paso del tiempo, uno de los inquilinos de esta vivienda fue el aventurero, explorador y director del zoológico de Jerez de la Frontera, José María Lassaleta que se instaló en el local que a día de hoy ocupa el restaurante y que tenía una mascota un tanto peculiar: un tigre.

En la década de los 70, los vecinos del barrio y los curiosos se acercaban hasta esta calle para admirar la presencia de un ser tan exótico como un tigre, que se pasaba el día asomado en el balcón. Compartía espacio con otras mascotas de Lassaleta, como un perro. El director del zoológico lo tenía en cautiverio y en casa tras haber realizado algunos viajes a África, lugar de donde se trajo al tigre.

Desde entonces este número 9 de la calle Amparo fue apodada como La casa del tigre, ya que hubo un tiempo en el que realmente vivía en su interior un tigre. Actualmente hay un restaurante abierto, que le ha rendido homenaje tanto en el nombre como en la decoración. Sus platos no están basados en esta tradición, ni mucho menos, es tradicional pero con un guiño a la cocina moderna.

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