Carmelo Rodero trae sus nuevos vinos a la pujante restauración de Sevilla

La bodega burgalesa también refleja el ánimo de la DO Ribera del Duero de potenciar su protagonismo en los restaurantes de calidad de la ciudad

Beatriz Rodero y María Rodero, en la presentación de sus vinos en Río Grande.
Beatriz Rodero y María Rodero, en la presentación de sus vinos en Río Grande. / Juan Carlos Vázquez

Sevilla/En la provincia de Burgos, cerca de Valladolid, radica una de esas bodegas que son acreditadas embajadoras de la DO Ribera del Duero añada tras añada por todo el mapa de la restauración española. Carmelo Rodero tiene en Andalucía un mercado preferente. Y más en la pujante restauración sevillana. Por eso su directora comercial, María Rodero, y su hermana Beatriz, enóloga, citaron a la prensa especializada en Río Grande para presentar lo más novedoso salido de su cava.

María recuerda el origen: "Mi padre vendió uvas a Vega Sicilia durante 14 o 16 años, pero cada vez plantaba más viñas cuando daban subvenciones por arrancarlas. A finales de los ochenta tuvimos nuestra primera cosecha y hoy tenemos 180 hectáreas de viñedo propio. Todos nuestros vinos se elaboran por el sistema de gravedad que hemos patentado".

Su hermana Beatriz, enóloga de sólida formación que descubrió ese savoir faire de la gran región bordelesa y también se instruyó en Suráfrica y California, tiene claro que "nuestro mayor tesoro es nuestra propia explotación". Esa tierra que transmite todas sus propiedades a la uva. Luego hay que tener mano, por supuesto: "Comparto que sin una buena uva es imposible hacer buen vino, pero que se puede hacer un mal vino con una buena uva". El trato. Y con la mínima intervención.

Carmelo Rodero se adhiere a esa corriente poderosa que huye del excesivo protagonismo de la madera. La barrica ensambla, redondea, pero no se sitúa en la primera línea del escenario cuando se trata de catar y disfrutar. "Trabajamos con tinta fina ante todo, lógicamente, pero también merlot, cabernet sauvignon y malbec. Dentro de la DO se pueden utilizar. Y también testeamos touriga nacional, syrah, petit verdot". Los terrenos más pobres se plantan en vaso y los más ricos en espaldera.

Los cuatro vinos de Carmelo Rodero presentados.
Los cuatro vinos de Carmelo Rodero presentados. / Juan Carlos Vázquez

Sus viñedos tienen una edad media de 40 a 50 años. En la cosecha de 2024 trabajaron con 36 tipos de vino diferentes. Los de suelos arcillosos aportan más estructura. Los de cantos rodados son más aromáticos y refinados. "En el último momento, en cada momento, hacemos el ensamblaje", relata Beatriz.

Los vinos presentados: el Crianza 2022, 92% tempranillo y 8% cabernet sauvignon, es un tinto joven que equilibra su acidez de forma natural, sin aditivos ni ácidos. Es un vino que no se trasiega para no exponerlo al oxígeno y se cría en barricas de una edad máxima de dos años.

Para Jesús Liaño, director comercial de Viñafiel, distribuidora de Carmelo Rodero, "esta bodega es de las que nos marcan el prestigio, de las que están por encima de promociones, tiene una presencia muy importante en Sevilla, Huelva y Cádiz cualitativamente, más que cuantitativamente. Ella es responsable en parte de que los vinos de Ribera del Duero hayan crecido tanto". Venden un 80% en España y el resto va a exportación. Destaca la efervescencia del mercado Centroamericano: República Dominicada, México.

El segundo vino presentado a los medios, Raza, es monovarietal de tempranillo y novedad del pasado año. Un vino muy elegante y fino que promete abrirse paso con brío en el mercado de la restauración. El tercero, Pago de Valtarreña 2020, procede de viñedos viejísimos, de 80-85 años. El paso por barrica es superior, 24 meses, y se refleja en sus matices terciarios: café, vainilla, tostados. Y remató la comida el vino TSM (iniciales de tempranillo, sauvignon y merlot), un tinto con muchísima hondura y a la vez goloso.

stats