La 'calle más larga del Mundo' está en Sevilla y se llama Matahacas
Esta calle conecta la calle Sol con Escuelas Pías y hasta 1936 se decía que era la más larga del mundo.
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La calle Matahacas, ubicada en pleno centro de la capital no tiene más de 100 metros pero hasta el año en que se proclamó la República, en 1936, conectaba la actual calle Sol con la que entonces se llamaba calle Luna y que hoy conocemos como Escuelas Pías. Ese juego de palabras (de Sol a Luna) dio pie a que popularmente se dijera que Matahacas era, sin duda, la calle más larga del mundo.
En el año 1936 la calle Luna pasó a denominarse Escuelas Pías. En ella se encontraba la Casa de la Luna, un edificio sobre cuyos balcones había cinco representaciones de las fases lunares hechas con azulejos.
La calle Matahacas constituye una de las arterias principales para entrar al Casco Antiguo de la ciudad, por lo que se caracteriza por soportar mucho tráfico diariamente. En ella hay negocios que llevan decenas de años ofreciendo sus productos, como uno de venta de túnicas o un taller de bicicletas.
Como singularidad de esta vía, una de las fachadas presentes en esta calle fue diseñada por Aníbal González y el resto de casas superan los 100 años desde que se construyeron. En una de estos domicilios vivió, además, el orfebre sevillano Seco Velasco. Pero más alla de eso se trata de una calle frecuentada y familiar como otras muchas del centro de la capital.
Sobre su nombre
Cuenta la leyenda que el nombre de esta calle se debe a que en ella había un huerto, al que llamaban ‘del Tío José’, en el que se sacrificaban los animales que en él se guardaban y que pertenecían a familias que vivían por los alrededores de esta calle. En este caso una haca es un caballo de poca alza, de tamaño pequeño. Puesto que era el sitio en que se sacribifican a los animales, pasó a llamarse calle de Mata-hacas.
Esta calle reúne tanto edificios recientemente reformados como casas de 140 años que no se han tocado desde su construcción. Según las personas que viven y trabajan en ella conserva el espíritu de barrio y es un lugar en el que todos se conocen a pesar de ser, como dicen, la calle más larga del planeta.
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