La calidad del detalle de Los García en plena Puerta de Jerez

Tras la barra

El establecimiento combina la elegancia con una cocina donde vanguardia y tradición se unen con acierto

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Esto es lo que no te puedes perder en Los García / José A. García

Entrar en Los García (calle Almirante Lobo, 17) es mantener los sentidos vivos. Todo llama la atención: las lámparas, los pájaros que decoran las telas de las paredes, el tapizado de las sillas y, sobre todo, el ambiente de restaurante distinguido de principios de siglo que crea todo el conjunto. El edificio en el que está fue proyectado en 1928 por el arquitecto Gómez Millán y enmarcado en el complejo de La Casa de la Moneda, con un exterior de estilo regionalista.

Cualquiera podría pensar que se trata de un local que se mantiene desde principios del siglo XX con una elegancia muy cercana al Art Decó, pero tiene escasamente un año. Es uno de los vecinos de la Puerta de Jerez desde el pasado mes de septiembre, pero ya se ha ganado el reconocimiento de muchos y no sólo por la apetecible terraza desde donde se contempla a un lado la Torre del Oro y al otro el hotel Alfonso XIII, sino por una carta que ha sabido conjugar las tapas de toda la vida con algún toque especial. 

El jefe de cocina, el roteño Armando Martínez es un joven con las ideas bastante claras y una especial pasión por lo que hace y no duda en arriesgarse en la búsqueda de nuevas recetas como las papas bravas –imprescindibles en todos los establecimientos de Ovejas Negras– pero aquí con especias de los caracoles. Una diferenciación que consigue y marca con otro clásico –esta vez de los bares de esta zona de Sevilla– como la sangría. Aquí además de la de toda la vida, está la que hace guiño a la tierra de la que proviene porque además de todos los ingredientes clásicos utiliza el cava de la bodega Barbadillo "que tienen mucha salida. Es algo que suelen repetir quien la ha probado ya alguna vez".

En la carta de tapas tiene gran parte de los clásicos de los bares sevillanos: espinacas con garbanzos, guiso de sepia, carne con tomate, ensaladilla o los huevos rellenos. Estos últimos vuelven con fuerza tras demasiado tiempo desterrados de las barras. Tanto, que Julia Cabezas, una joven aprendiz de periodista, reconoce que rara vez ha visto en la carta de un bar. “Se desechó porque parecía algo demasiado de andar por casa, pero ha vuelto con mucha fuerza a las cocinas de bares y restaurantes sevillanos y no sólo en su versión más clásica de atún, mayonesa y huevos, sino en múltiples variantes”, explica Armando Martínez. Al final, lo bueno siempre vuelve y éste es un claro ejemplo.

La continua innovación y la búsqueda de un servicio excelente hace que en una semana toque cambiar la carta para adaptarla al verano. Se sumarán más mariscos y tapas frías, platos más acordes con las temperaturas sevillanas y que están perfectamente alineados en la vitrina desde la que se otea perfectamente la cocina donde también se preparan buenos productos del mar. Aquí reinan el bacalao y la merluza. Más allá de las pavías, que también las tienen, sobre todo las de bacalao del Pali, aquí tienen diferentes formas de presentar estos pescados tan habituales en el recetario sevillano.

El bacalao se sirve con unas espinacas que sorprenderán por cómo están preparadas, a la moruna, y la merluza en salsa verde. Tampoco se pierdan la ensaladilla de langostinos con gambón sofrito por encima. 

A la hora del postre, entre otros, está su versión de la torrija. Aquí tiene toffee de vino oloroso y helado de nata. Muy adecuada para golosos.

En cuanto a los vinos, suelen ser del marco de Jerez: manzanilla, fino y palo cortado. Una impresionante cava de vinos que decora la pared de la planta alta da buena fe de las referencias bodegueras de Los García.

Una de las sorpresas del establecimiento es que, a pesar de estar en una zona eminentemente turística, la carta es esencialmente sevillana con una cocina muy cuidada y respetuosa con la gastronomía de toda la vida de los fogones sevillanos. 

El ticket medio ronda los 30 euros, aunque siempre depende de lo que cada uno quiera consumir. Las tapas rondan los 3,50 aunque los platos se pueden ir hasta los 15 euros. Lo que no tiene precio es la calidad del servicio y el buen hacer de la cocina y los camareros del establecimiento. Como también es impagable disfrutar del lugar y las vistas en cualquiera de los veladores que forman la terraza del bar.

Siempre es mejor reservar, y si quieren que la experiencia sea aún mejor, en la zona interior de la planta alta. Está abierto todos los días desde mediodía a medianoche con cocina ininterrumpida. Hay posibilidad de ver disponibilidad de reservas a través de la web. El resto del año, de 08:00 a 12:00 se puede desayunar, pero en verano se suprime este servicio, que volverá en el mes de septiembre.

La cuenta

Una cerveza cortada y una manzanilla para acompañar una etapa de ensaladilla con langostinos y gambones, huevos rellenos, bacalao gratinado o pavía de bacalao. Una opción que es apuesta segura.

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