El Antiguo Rincón del Beso, la esquina escondida de Sevilla que aparece en la obra de Don Juan Tenorio
Este era el lugar de encuentro entre Don Juan Tenorio y Doña Inés.
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Paseando por el barrio de Santa Cruz, en la antigua judería de Sevilla y muy cerca de la Plaza de Doña Elvira se encuentra en Antiguo Rincón del Beso, un pedacito de la ciudad que guarda una leyenda relacionada con Don Juan Tenorio y Doña Inés.
En la calle Gloria, número 7, un azulejo en la pared señala el lugar en el que se encuentra el Antiguo Rincón del Beso. Esta placa se puso en el año 2012, cuando se realizó la reforma del Restaurante Doña Elvira, al cual pertenece la fachada, y más allá de ser un lugar en el que muchas parejas se hacen una foto, este sitio era el que, según la leyenda, separaba las casas de Don Juan Tenorio (en la plaza de los Venerables) de la casa de Don Gonzalo de Ulloa, padre de Doña Inés, su amada (en la plaza de Doña Elvira). Y así reza en cada una de las calles mediante otros dos azulejos que señalan las casas de los dos protagonistas.
La obra de Don Juan Tenorio
Don Juan Tenorio es una obra dramática publicada en 1844 por José Zorilla y supone uno de los máximos exponentes de la literatura en España.
La acción transcurre en Sevilla en 1545 y se inicia con una doble apuesta entre Don Juan y Don Luis Mejía acerca de “quién de ambos sabía obrar peor, con mejor fortuna, en el término de un año» y «quién de los dos se batía en mas duelos y quien seducía a mas doncellas”.
Transcurrido un año Don Luis Mejía y Don Juan se vuelven a encontrar en la hostería del Laurel de Buttarelli, en Sevilla. Allí compararían sus hazañas pero para entonces la apuesta se ha convertido en un gran escándalo en la ciudad, llegando a oídos de Don Gonzalo de Ulloa, padre de Doña Inés, prometida de Don Juan.
Besos en la pared
Al igual que sucede en los puentes de ciudades como París o Florencia con los candados que se ponen para que dure eternamente el amor de las parejas, bajo el azulejo que marca dónde se encontraba el Antiguo Rincón del Beso se pueden observar los restos de carmín de decenas de labios. Y es que son muchas las personas que besan la pared, dejando la marca de sus labios, para, según una leyenda paralela, encontrar el amor eterno.
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