Cinco templos culinarios en la provincia de Sevilla señalados por las guías Repsol y Michelín
Estos restaurantes se encuentran en diferentes pueblos de Sevilla.
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Sevilla cuenta con multitud de establecimientos cuya oferta gastronómica es de una calidad suprema. Tan es así que algunos de ellos han sido reconocidos por las guías Repsol y Michelín en contadas ocasiones.
Más allá de los establecimientos que se pueden encontrar en la capital, hay algunos en la provincia que pueden pasar más desapercibidos pero que son toda una oda al buen comer. Así es como lo han expresado en la revista Traveler, en la que han querido hacer una selección de cinco restaurantes en diferentes pueblos sevillanos que son auténticos templos culinarios.
Ochando, en Los Rosales (Tocina)
Ochando es un restaurante ubicado en la pedanía de Los Rosales, en Tocina, a 40 kilómetros de Sevilla. Sus dueños, juan Carlos Ochando y Elena Pérez, se formaron en la Escuela de Hostelería de Carmona. En un principio incluyeron en su carta comidas más tradicionales como algunos guisos y croquetas pero con el tiempo pudieron instalar sus menús degustación, que varía según la temporada.
Lo componen 12 pases en el que se encuentran platos como el "snack basado en un crujiente de tapioca con emulsión de chile, el tartar de atún rojo de almadraba con ajoblanco picante, o las cocochas de merluza con beurre blanc y hueva de arenque".
12 Tapas, en Castilleja de la Cuesta
Este restaurante, incluído en las guías Michelín y Repsol y dirigido por Túe y Carolina lleva abierto desde 2011 en este municipio del Aljarafe. Cuenta con 12 propuestas en su carta y con la opción de menú degustación en la que se incluye puchero (una deconstrucción de la mítica receta en cuatro bocados), o la Inés, un exquisito lingote de foie al palo cortao sobre un pan de torta inspirada en las famosas de Inés Rosales.
Cal Viva, en Morón de la Frontera
El restaurante Cal Viva, regentado por Leo Ramos, lleva abierto desde 2018 en Morón de la Frontera, lugar en el que han logrado abrir un segundo restaurante. Su nombre se debe a las canteras de cal que hay en el municipio. En este espacio combinan la cocina con el amor por los vinos, por lo que cuentan con un club para sus amantes. Respecto a su carta tienen propuestas fijas y fueras de carta que se adaptan a la estacionalidad y al mercado. En esta ocasión se prone un "menú omakase con el que dejarse guiar por lo que él considere la mejor opción de ese día".
La Malcontenta, en San José de la Rinconada
En un primer momento este restaurante ubicado en San José de la Rinconada ofrecía comida tradicional pero con el paso del tiempo y con las nuevas generaciones de la familia Chamorro Rodríguez, estos platos se han logrado reinterpretar ofreciendo una cocina de lo más innovadora. Entre sus opciones más famosas se encuentran "sus alcachofas en tempura o sus puerros confitados con labnéh y praliné de avellana. También dejando hueco para su original tartar de pato o para su versión del montadito de gamba blanca". En su carta también se pueden encontrar arroces, carnes y pescados.
Besana Tapas, en Utrera
Besana Tapas fue de los primeros gastrobares que surgieron a las afueras de la capital. En su carta se entremezcla el tapeo de toda la vida con la alta cocina que desarrolla su chef, Daniel León, que llegó a este espacio en 2013. Desde Traveler aseguran que "entre fuegos y malabares sensoriales, Besana Tapas invita a catar y a catar sin cesar sus propuestas, sin que jamás se canse uno.
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