Urgencias de verano
Las picaduras de insectos y animales marinos aumentan durante esta época por la mayor exposición a la naturaleza
Con la llegada del verano y las excursiones a la naturaleza, aumenta el riesgo de sufrir picaduras de insectos. A este peligro se añaden las posibles infecciones y alergias que puede provocar el contacto con animales o plantas desconocidas.
Durante el verano se intensifica el riesgo de picaduras de avispas y abejas, que se encuentran sobre todo en lugares cercanos al agua y entre las plantas. También se incrementa el riesgo de picaduras de medusas en el mar, ante las cuales hay que estar atentos a las indicaciones que se realicen desde los puestos de socorro.
No es lo mismo que te ataquen himenópteros (avispas y abejas) que celentéreos (pólipos y medusas). Los síntomas son diferentes, ya que los segundos inoculan toxinas que provocan reacciones endémicas, como la inflamación o rojez en la zona afectada. En el caso de las avispas y abejas, su pinchazo puede producir reacciones alérgicas que requieran un tratamiento de inmunoterapia para ser controladas. Las picaduras de los himenópteros tienen mayor riesgo, pues si el paciente no conoce su sensibilidad a este tipo de heridas puede presentar un cuadro clínico en el que peligre su vida. El síntoma más común entre las personas no alérgicas es una rojez local intensa de alrededor de diez centímetros, que puede progresar a urticarias o, en algunos casos, a anafilaxia.
Las personas sensibles a los cuadros clínicos de picaduras de himenópteros deben llevar consigo siempre su autoinyector de adrenalina, que puede salvarle la vida, especialmente si se encuentren lejos de un hospital.
Según la doctora Carmen Segura, de la Unidad de Gestión Clínica de Alergología del Hospital Virgen Macarena, dependiendo de los síntomas que presente el paciente afectado por una avispa o abeja, éste recibirá una atención médica u otra. El tratamiento común ante una picadura consiste en aplicar hielo en la zona para bajar la hinchazón, así como quitar el aguijón en el caso de las abejas y sustraer el veneno por compresión o absorción. Previa consulta médica por si existen posibles contraindicaciones, es también recomendable suministrar corticoides. En el caso de las medusas, el tratamiento consiste en lavar la zona con agua salada y aplicar frío, seguido de compresas de vinagre o amoniaco.
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