Corrupción y fuego en el cuerpo
Salir al cine
Llega a Netflix la estupenda 'Una película de policías', una original docu-ficción de Alonso Ruizpalacios sobre las condiciones de trabajo y las dinámicas de la policía mexicana.
Mientras López Obrador echa balones fuera denunciando el pasado colonial hispano para no tener que hablar demasiado de lo que tiene en casa, los cineastas mejicanos no dudan en adentrarse en las razones que han hecho del país uno de los más violentos del planeta, el de mayor índice de criminalidad y feminicidios o, también, el que arrastra peor fama respecto a la corrupción a todas las escalas, la policial incluida.
Si hace poco veíamos cómo Michel Franco imaginaba en Nuevo Orden una revolución popular contra las clases poderosas que acababa en una suerte de Apocalipsis lampedusiano, Alonso Ruizpalacios, sin duda uno de los mejores valores del último cine mejicano (Güeros, Museo), se adentra e infiltra literalmente en Una película de policías, estrenada el pasado fin de semana en Netflix, en el seno del cuerpo policial de México D.F. a través de una pareja de agentes, Teresa y Montoya, también pareja sentimental, cuya historia real es reconstruida en un fascinante artefacto fílmico a través de los dos actores que los interpretan, unos extraordinarios Mónica del Carmen y Raúl Briones. Dos actores que, en connivencia con el cineasta, se prepararon durante meses no sólo en la lectura y la reproducción de los testimonios reales de la pareja, sino que ingresaron también de manera encubierta en las academias de policía para conocer desde dentro sus métodos de enseñanza y sus dinámicas internas destinadas a sacar a la calle a las nuevas promociones con apenas seis meses de entrenamiento.
Así, Una película de policías, Oso de Plata a la Mejor Contribución Artística en la pasada Berlinale, va desvelando poco a poco sus distintas capas entre la ficción, la recreación y el mero documento, primero desde una estilizada puesta en escena que sigue las patrullas y rondas nocturnas o el día a día, también el sentimental, de los policías con las maneras de un policiaco de Hollywood en clave de parodia gracias al uso de las músicas de Lalo Schiffrin. Luego a través del relato de los dos actores en su proceso de preparación, dudas y formación para el papel, donde el trabajo sobre el lenguaje y los gestos resulta determinante en la consecución de un realismo muy logrado. También en los testimonios reales de policías que cuentan sus historias personales y cómo y porqué llegaron al cuerpo, la mayoría de ellos desde las capas más bajas de la sociedad. Finalmente, en el encuentro con los dos verdaderos policías cuyas historias, anécdotas y problemas internos nutren este retrato complejo sobre lo que significa hoy ser policía en aquel país y cómo las dinámicas de la corrupción van escalando poco a poco la jerarquía de mandos para salpicar de arriba a abajo y de manera transversal a toda una sociedad para la que orden público sigue siendo sinónimo de amenaza, abusos, arbitrariedad, corrupción, violencia y muerte.
Una película de policías queda así como un originalísimo homenaje y una defensa al servicio policial nunca exenta de autocrítica pero siempre consciente de que las condiciones en la este cuerpo desarrolla su trabajo hacen difíciles cuando no imposibles otras dinámicas, también cómo su mala imagen no deja de ser fruto, consecuencia y espejo de la podredumbre y la miseria moral de un país que necesita urgentemente limpiar su alma más profunda.
47º Festival de cine Iberoamericano de Huelva
Mañana viernes 12 arranca la 47ª edición del veterano Festival Iberoamericano de Huelva que ahora dirige Manuel H. Martín, y diez de los quince largometrajes que conforman su sección oficial, también los nueve de la sección ‘Sismos’, podrán verse también en la Filmin.
En el primer grupo, la brasileña Medida provisoria, de Lázaro Ramos, propone una distopía anti-racista en la que los ciudadanos descendientes de africanos tienen que marcharse a África; también desde Brasil, Desierto particular, de Ary Muritiba, sigue a un policía al que un error lo pondrá contra las cuerdas.
Desde México, La civil, de Teodora Mihai, aborda el tema de los secuestros en el Norte del país, y El otro Tom, de Rodrigo Pla, el ‘Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad’ en un niño y cómo esto afecta a las relaciones familiares.
La chilena El Pa(de)ciente, de Constanza Fernández, pone a un médico enfermo al otro lado del sistema sanitario. Desde Argentina, Bandido, de Luciano Juncos, retrata la crisis de mediana edad de un cantante popular, y el documental La estrella roja, de Gabriel Lichtmann, abre su trama desde las pesquisas sobre una espía internacional que persiguió a los nazis en el país. También disponible la cinta dominicana Bantú mama, de Iván Herrera.
Estreno exclusivo: ‘Buñuel, un cineasta surrealista’
Tan sólo un pase, hoy jueves 11 a las 20h. en el Cine Avenida, para ver un documental, Buñuel, un cineasta surrealista, en el que Javier Espada se acerca con buen material de archivo e innegable voluntad didáctica a la vida y obra de nuestro cineasta más importante: desde su juventud, en su etapa surrealista en Francia, en su periplo español en Filmófono durante la II República y luego en México y Francia, donde realizaría el grueso de su esencial filmografía.
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