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Tocando el techo de Sevilla

El Cabildo programa visitas culturales a las cubiertas de la Catedral, una panorámica del templo que nunca olvidarál catedral (bóvedas) De lunes a viernes, a las 10:30, 17:00 y 18:30. Se reserva con una solicitud por escrito a visitas@catedraldesevilla.es. 10 euros. Más información: 954214971 / 954563321.

La visita en un día soleado aumentará el disfrute de la misma.
Marta Navarro

24 de abril 2011 - 01:00

Las visitas culturales guiadas que organiza el Cabildo de Sevilla a las cubiertas y vidrieras de la Catedral permiten llevarse a casa la cámara repleta de fotografías de esa otra catedral, la inaccesible y menos conocida, la que a vista de paloma, brinda una visión insólita de toda la ciudad y del magno templo. La Giralda como nunca la ha visto. Una experiencia inolvidable que se viene organizando desde hace varios años, pero que todavía muchos ciudadanos desconocen.

Para esta visita guiada es necesario formar un grupo de más de 10 personas. Se accede desde la Puerta de Campanillas. El recorrido comienza subiendo las sinuosas escaleras (no aptas para quienes tengan vértigo) hasta alcanzar las cubiertas. En la primera, llaman la atención unas vasijas de loza para guardar aceite que aparecen apiladas en el suelo. Cuesta imaginar que éstas se utilizaron una vez como relleno en los huecos de las bóvedas para cubrir el desnivel del agua de lluvia. Además, se pueden contemplar los restos de la traza maestra, es decir, las guías dibujadas sobre el suelo que utilizaron los maestros constructores del templo para guiar a sus operarios a la hora de realizar cada piedra. Y se aprecia también como se funden los estilos góticos y renacentistas en los detalles arquitectónicos, así como elementos que recuerdan a los castillos franceses del XIV.

El recorrido sigue por las galerías interiores de los arbotantes hasta llegar al triforio de la Catedral. Aquí el visitante puede ver de cerca las imponentes vidrieras de colores, contemplando a través de ellas una visión insólita del órgano y del retablo del Altar Mayor de la Catedral. Lo que más capta la mirada es el ángel de tres metros tallado en madera que remata el órgano y ver cómo se levanta majestuoso el retablo del Altar Mayor de la Catedral, una de las joyas del templo. Al seguir subiendo, el público se encuentra de cara con las gárgolas góticas, la mayoría de las cuales son murciélagos, y sorprende comprobar lo desgastada que está la piedra, debido al paso de los siglos y a las palomas.

Al llegar a la cubierta más alta se tiene la sensación de tocar la Giralda, a tan pocos metros, pero desde lo alto. Sin duda, será una de las visiones que más impactará al visitante. Lo más recomendable desde aquí es observar de cerca el cimborrio de la Capilla Real, con sus pináculos, y el campanario de la Giralda y como no, llevarse una vista aérea del Alcázar y sus jardines, y el Archivo de Indias. Seguro que después de subir la primera vez habrá quien repita.

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