Tecnología 'blockchain' para saber la vida del vino
El proyecto 'Chain4track', impulsado por emprendedores sevillanos, es capaz de certificar la producción de cada botella
“Vamos a contar la vida del vino desde que se coge la uva hasta que llega a la mesa a través de un código QR”. Así resume Natalia Martín el objetivo final del Chain4track (C4T). El proyecto que está desarrollando junto a otros cuatro compañeros del master de administración de empresas que están cursando en la Cámara de Comercio de Sevilla.
Para conseguir eso se valen de la tecnología blockchain o cadena de bloques. Un sistema que encripta la información paso a paso haciéndola inviolable y persistente en el tiempo. Estas características hacen que se pueda certificar la autenticidad y calidad del proceso de producción. Esta certificación proporciona valor añadido a productos o servicios a través de esta tecnología, cada vez más en auge. Y que plantea una gran revolución no sólo en el sector económico.
Este servicio se lo ofrecerán en cuanto finalicen sus estudios a a grandes empresas del sector vinícola para que con dicho sistema puedan hacer un seguimiento fiel de sus procesos de elaboración y sus clientes puedan saber con certeza de donde viene y que elaboraciones ha sufrido ese producto en concreto.
Las bodegas, en este caso, no sólo podrán utilizar este servicio para darle un valor añadido a sus clientes, sino que la supervisión del proceso hace que puedan detectar fallos en su producción de forma rápida y certera. “Van a saber al momento donde está el fallo”, indica el ingeniero José Antonio Matos, otro de los componentes de este plan de negocio junto a Adriá García.
C4T pretende aplicarlo en productos de alimentación, al igual que han hecho otras empresas como Carrefour con sus pollos, pero la tecnología blockchain tiene múltiples vertientes. La más conocida y, probablemente, relevante sea la bancaria.
La cadena de bloques elimina a los intermediarios, descentralizando la gestión. El control sería de los usuarios, no de los bancos, y son ellos los que se convierten en parte de un enorme banco con millones de bloques o nodos, cada uno de los cuales se convierte en partícipe y gestor de los libros de cuenta del banco.
La cadena de bloques sería así un enorme libro de cuentas en los que los bloques están enlazados y cifrados para proteger la seguridad y privacidad de las transacciones. Es decir, una base de datos distribuida y segura que se aplicaría a transacciones. Esa cadena de bloques tiene un requisito: debe haber varios usuarios que se encarguen de verificar las transacciones para validarlas y que el bloque correspondiente a esa transacción se registre en ese gigantesco libro de cuentas. En resumidas cuentas, nunca mejor dicho: el blockchain permite un trueque virtual y seguro sin tener que pasar por un banco.
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