Sueños cosidos a mano
María Ramos González-Serna lleva dos décadas vistiendo a novias y restaurando prendas antiguas de manera artesanal.
Repite que aún hoy cada prenda le "enseña algo nuevo" y es entonces cuando uno entiende el secreto del éxito que ha hilado con esmero, dedicación y sin grandes alardes -igual que hace con sus vestidos de novia- a lo largo de más de dos décadas. La modista sevillana María Ramos González-Serna hizo su primer vestido en 1989 y desde entonces cientos de mujeres han llamado a su puerta para confiar a sus manos el día más importante de toda su vida.
En Madrid estaba cuando decidió abandonar su trabajo como patronista industrial y embarcarse en su propio taller de costura del que saldrían sus primeros vestidos. "Me di cuenta de que podría hacerlo y simplemente lo hice", dice. Desde entonces ha llovido mucho y recuerda cómo a lo largo de todos estos años ha dado forma a "todas las ideas que las novias traen en la cabeza" cuando llegan hasta ella. Una novia inspirada en el estilo de la década de los 40, otra con un modelo de corte medieval y así un largo etcétera de vestidos que han dejado a su paso horas y horas de cortes, puntadas y retoques que ha supervisado siempre en persona. "Mucha gente me pregunta por qué no he ampliado el negocio, contratado a más personal o expandido mi firma", cuenta María que responde -como ya ha hecho otras veces- que ella es modista y debe "coser cada botón de cada traje que sale de mis manos" porque su gran carta de presentación es la confianza que sus clientas depositan en ella.
Hasta su taller de José Laguillo llegan también prendas -algunas con más de un siglo de historia- para que María las restaure. "Era algo que hacía sólo para algunas amistades pero un día fui consciente de que poca gente lo hacía y que era una opción para contrarrestar el descenso de encargos de novias provocado por el miedo que tienen muchas mujeres a la ropa hecha a medida". Dicho y hecho, María se puso a probar y a investigar hasta dar con procesos tan artesanales como laboriosos que devuelven a la vida mantillas, batones y otras prendas en la mayoría de ocasiones con un alto valor sentimental. En su afán de superarse siempre María ha encontrado incluso la mejor forma de lavar esas reliquias que no es otra que con un jabón que ella misma elabora.
Lleva 20 años cosiendo pero aún le quedan muchas ganas de seguir creando y, aunque frecuenta eventos de primer nivel en el mundo de la moda como la Feria Vintage de Madrid con Lorenzo Caprile, lejos de encontrarla en la pasarela, para ella la inspiración "vive en los museos de arte".
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