Sobresaliente en superación personal

Desde que nació, Rocío Herrezuelo le echa cada día un pulso a su 85 % de minusvalía y, hasta ahora, ha ganado todas las pruebas, no sin esfuerzo, fuerza de voluntad, coraje y el apoyo y sacrificio de sus padres. A sus 21 años, Rocío Herrezuelo Guzmán sufre una tetraparesia distónica, secuela de una parálisis infantil, que la limita a una silla de ruedas, a comunicarse a través de un ordenador y a depender 100% de alguien. Sin embargo, estos obstáculos no le han impedido estudiar desde los 13 años en el IES Ramón del Valle-Inclán, aprobar Selectividad con un 7,6 y cursar primero de Geografía e Historia en la Universidad Pablo de Olavide. Por todo ello, la Junta de Andalucía, con motivo del 28-F, le premió por su superación personal. "Durante cinco meses mi madre ha estado conmigo en clase cogiéndome los apuntes y llevándome de un sitio a otro; ha sido a raíz del premio cuando me han puesto una compañera para que me ayude". Rocío estudia como una alumna más, sin ningún tipo de adaptación, sólo los exámenes que los hace tipo test. "El primer día de clase estaba muy nerviosa porque no sabía qué me iba a encontrar. Recuerdo mucha gente, pero cada uno a lo suyo, me sentí un poco perdida y agobiada, ya que en el instituto siempre he estado bastante arropada". Su minusvalía física es lo único que la diferencia del resto de jóvenes porque, "como buena sevillana", sale de nazarena en Los Panaderos, se viste de gitana en la feria, sale con sus hermanos y celebra los goles del Betis.