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'Senderos del pasado', la memoria de una familia

El lunes 7 de marzo, a las 19:30, Victoria Barros presenta su primera novela histórica en el Círculo Mercantil, de manos de Fernando Iwasaki

Victoria Barros, autora de la novela histórica 'Senderos del pasado'. / M. G.
Ana Fernández

04 de marzo 2022 - 10:59

En el verano de 2016, el padre de Victoria Barros (1991, Sevilla) falleció de forma repentina. Aquel hecho inesperado fue el que motivó a esta "amante de la lectura y entusiasta de la genealogía" a indagar en su árbol genealógico. El interés por remontarse a sus orígenes fue tal que, durante cinco años, ha recorrido, acompañada por su madre, pequeños rincones de toda España. Una experiencia que le ha llevado a conocer a alcaldes, funcionarios, archivos, bibliotecas, buscar en protocolos notariales, censos y padrones... todo con el único fin de conocer su propia historia. Su esfuerzo ha valido la pena y fruto de ello es la novela histórica que presenta el lunes 7 de marzo, a las 19:30, en el Círculo Mercantil (C/ Sierpes, 65) de la mano de Fernando Iwasaki, con el título Senderos del pasado.

La novela, de 250 páginas, ha sido editada por el Ayuntamiento de Montilla, localidad cordobesa en la que está ambientada, desde 1842 hasta 1920, esta historia que narra "la vida de una niña que es abandonada al nacer en la Casa Cuna de la ciudad. La hija de ésta, que estará condicionada de por vida por el abandono y prematura muerte de su madre, sufrirá en silencio las consecuencias de haber contraído matrimonio con un desconocido. Mientras tanto, la ciudad y la historia de Montilla irán evolucionando de la mano de su alcalde, don Juan Bautista Pérez Mataix", cuenta la autora, quien añade: "La rama de mi tatarabuelo, Juan Bautista Pérez Mataix fue la que más me llamó la atención de todas y ello me llevó a desarrollar la novela de la campiña cordobesa".

Es esta figura de don Juan Bautista la que inspiró a Victoria Barros. Un personaje histórico de la localidad que destacó por su posición como alcalde y su defensa de la expansión cultural: "Luchó contra el analfabetismo, endureció los requisitos académicos que habían de cumplir los cargos públicos para trabajar en el Ayuntamiento y promovió la fundación del Casino Montillano para expandir el conocimiento. Se rodeó de los más altos cargos de Alfonso XIII y estableció estrictas medidas para evitar, con éxito, que la epidemia de cólera que azotó el país en el S.XX cruzara las murallas de la ciudad. Además se involucró y lideró importantes iniciativas para Montilla, como por ejemplo la beatificación de San Juan de Ávila. Además, sus negocios eran de lo más variado: desde la banca hasta el tabaco, pasando por la compraventa de grano y tejidos; todo ello sin dejar atrás el comercio de vinos ni la redención de quintas".

La memoria al descubierto, de Victoria Barros

Cubierta de la novela 'Senderos del pasado', de Victoria Barros. / M. G.

El prólogo de la obra, de Esteban Urreiztieta (subdirector del diario El Mundo), destaca cómo la autora ha conseguido construir un retrato minucioso de la Montilla de mediados del siglo XIX; con sus conflictos sociales y envuelta en el ambiente a veces opresivo de la sociedad montillana, en la que se teje una red de recelos y envidias y donde predomina la figura matriarcal como eje de la vida familiar y social, con el clero siempre presente. Todo ello en una época marcada por las sequías, la falta de trabajo y las hambrunas, con el sempiterno calor sofocante de Montilla acechando en cada esquina de la novela.

En la investigación de su árbol genealógico, Victoria Barros también descubrió la historia de su tatarabuelo paterno Luis Azpeitia Moros, quien escribió el libro En busca del caballo árabe. "En él, cuenta su expedición a Mesopotamia como coronel de caballería para traer a España los mejores ejemplares caballares". Ésta y otras vidas de sus antepasados fueron los motivos que llevaron a Barros a querer dejar constancia de la historia de la familia en su obra. "La novela no solo está basada en hechos reales sino perfectamente documentada. Los protocolos notariales custodiados en la Fundación Ruiz Luque me han permitido describir minuciosamente la historia de mis antepasados. Además, he usado registros civiles y eclesiásticos que me han facilitado en el Ayuntamiento y en el Obispado de Córdoba".

Más cercano en el tiempo, la escritora recuerda como desde pequeña la lectura y la escritura le apasionaban y como en su familia volvía a tener el referente: "Mi abuela paterna leía muchísimo y hasta altas horas de la madrugada. Como en verano compartíamos habitación en la playa, desde muy pequeña leía para imitarla. Cierro los ojos y me veo, con sólo ocho años, leyendo El Diario de Ana Frank y Drácula". Hoy, ve cumplido un nuevo sueño, el que se desencadenó de conocer a sus antepasados y plasmarlo de la forma que mejor sabe, escribiendo. El nuevo miembro de este árbol genealógico se llama memoria y queda recogida en Senderos del pasado.

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