Salir de compras: Zález cultiva en Sevilla el estampado japonés
Las telas que la firma utiliza en mochilas, monederos y bolsos son su sello de identidad.
Aunque "iba para músico", con 19 años cambió la flauta por la aguja y desde entonces no ha parado de crear. Nuria González nació hace 30 años en Badalona pero ha sido Sevilla, donde recaló hace ocho años, la ciudad en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera como diseñadora. Bajo la firma de Zález, la joven ha hecho de los complementos su gran pasión y en el camino ha contagiado a otros muchos su debilidad por formas, tejidos y estampados importados directamente de la cultura japonesa.
Su idilio con las telas japonesas comenzó mientras estudiaba diseño en la escuela barcelonesa Felicidad Duce y, desde entonces, han sido una constante en todos sus trabajos. Bolsos, mochilas, carteras o monederos llenos de color, que elabora de manera totalmente artesanal en su tienda -que es a la vez taller - de la calle Don Alonso el Sabio. "Comencé diseñando complementos por pura cuestión de espacio", cuenta Nuria, que antes de tener su propia firma trabajó para otras marcas. "Con el tiempo me di cuenta de que era lo que más me gustaba y en ellos he centrado mi trabajo", añade.
Hace un año y medio abrió su propia tienda en la que ahora vende también retales de las telas que utiliza para sus creaciones. "Me percaté de que, como a mí, a muchas clientas les encantaban las telas con las que trabajo y pensé que sería buena idea venderlas para que quien lo desee pueda utilizarlas".
Estas telas japonesas llenas de colorido -también trabaja con proveedores americanos- son su sello de identidad, aunque no lo es menos su fijación por las formas geométricas. Esto se debe, en parte, a que Nuria es una gran aficionada a la arquitectura y es en ella donde encuentra una inagotable fuente de inspiración. "Me encanta leer revistas de moda pero también de arte, arquitectura y decoración", explica.
Nuria se siente "afortunada" por poder vivir de su trabajo y aún hoy, confiesa, "sigo ilusionándome como la primera vez cuando veo por la calle a alguien con algunos de mis diseños".
El pasado mes de septiembre The New York Times dedicaba un reportaje a Soho Benita, la iniciativa surgida de los establecimientos del entorno de La Encarnación y de la que participa Zález. "Al poco tiempo vino una pareja de neoyorquinos buscando mi tienda porque lo habían visto en el periódico. Fue alucinante", cuenta Nuria, que está convencida de que "cada vez más gente valora el trabajo artesanal" y alejado de las grandes cadenas de producción.
En su tienda, Nuria vende sus diseños -pueden encontrarse monederos desde cinco euros y los bolsos y mochilas oscilan entre los 29 y 55 euros- y también algunos artículos de firmas artesanales como Lilumon o Fauna y Flora. Además, diseña complementos a medida trabajando a partir de patrones base. "Lo mejor de abrir al público mi propia tienda", dice Nuria, "es que me permite tener un contacto más directo que me sirve, además de para darme a conocer, para nutrirme de nuevas ideas".
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