Repique de campanas al modo de Utrera
Navidad
La próxima oportunidad de ver cómo voltean las campanas de manera manual será el 30 de diciembre a las 12:00 en Santiago el Mayor
En la localidad de Utrera, las campanas tienen una peculiar forma de sonar en los días festivos. Hubo un tiempo que el toque llevaba más información que el simple sonido del bronce. La próxima vez que se podrán oir y ver será el 30 de diciembre. Sobre las 12:00 en la iglesia de Santiago el Mayor comenzarán a tocar las vísperas para la procesión del Niño Jesús. Serán campanas de Gloria.
Además de señalar las horas de trabajo o llamar a misa, las campanas indicaban no sólo si había, por ejemplo un incendio, sino hasta en el distrito del pueblo donde había ocurrido la desgracia. Eran tiempos donde en las torres vivían familias que se encargaban del mantenimiento de las campanas y las hacían sonar. Porque estos bronces utreranos, algunos de 1493 hablan cada vez que se voltean.
Cada pueblo y ciudad tiene su propio sonido de campanas en las torres, pero si hay un lugar peculiar en el mundo del repiqueteo, ese es Utrera. Aquí, en días de fiestas, se salta la campana. Literalmente. El campanero mantiene el equilibrio sobre estos enormes metales para conseguir el sonido que se pretende en cada momento.
Sobre este peculiar modo de mezclar malabarismo y sonido, no se tienen datos documentados hasta 1800. "El pueblo estaba amurallado y había toques para abrir, cerrar, para el rezo del ángelus que era el descanso de media mañana. Los campaneros eran muy diestros en tocar las campanas de forma manual y muy apreciados en sectores como la construcción a comienzos del siglo XX por su facilidad para pasearse por los andamios", explica Jesús Quesada, presidente de la asociación de campaneros de Utrera.
Los campanarios de este pueblo sevillano estuvieron habitados hasta 1975. “Para los repiques de las campanas se unían más personas. Quienes los entendían eran las mujeres, las campaneras, que tenían un gran don de mando. Se compraba una arroba de vino y después de voltear las campanas se les daba un vaso a cada uno”, recuerda Quesada.
Durante los años 80 la tradición del volteo cayó en desuso y las campanas enmudecieron. En 2001 se creó la asociación de campaneros de Utrera, que firmó un convenio de colaboración con el arzbispado para ser los responsables de la conservación de las campanas del municipio.
“El salto es complicado porque cada una tiene su salto. En el año 2004 hubo un accidente fatal y cerraron los campanarios. Tuvimos que crear una estructura más fuerte y volvimos a saltar las campanas”, explica Quesada.
Los campaneros tienen su forma de “buscar la campana” y es necesario un gran dominio de cada una de ellas. Son bronces que van desde los 700 hasta los 1.300 kilos. “Esto es algo muy estricto y serio. Además, existe una gran variedad de repiques que estamos investigando”.
En 2015 la asociación de campaneros de Utrera inició el protocolo para que el toque manual entre en el catálogo de Patrimonio Inmaterial de la Unesco, aunque aún no han recibido ninguna notificación al respecto.
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