Una segunda vida para Macarena y Paco, los semáforos de Sevilla con más personalidad

El creador de este proyecto, Javier Alba, busca fórmulas y proyectos en los que reutilizar estos semáforos como atractivo turístico o como elementos para prevenir y concienciar sobre los accidentes de tráfico

Javier Alba, creador del semáforo de Macarena y Paco posa junto a la Torre del Oro.
Javier Alba, creador del semáforo de Macarena y Paco posa junto a la Torre del Oro. / Juan Carlos Vázquez
Ana Fernández

17 de mayo 2022 - 10:41

Todos los que fueron a la pasada Feria de Sevilla los vieron y muchos se detuvieron ante ellos para hacerse una foto. Macarena es una flamenca y Paco un guitarrista que han personalizado los semáforos de la portada y contraportada del real este año, así como en varios accesos a Los Remedios. Su creador, Javier Alba, vio como esta iniciativa, que surgió de una dramática experiencia personal con fines sociales y que el Ayuntamiento aceptó como atractivo turístico, se viralizó y hoy son muchos los que, pasada la fiesta, quieren que estos dos personajes sigan presentes en la ciudad.

Javier Alba, natural de Madrid, lleva más de veinte años en Sevilla, tras un periplo de estudios y empleo que le llevaron desde Cataluña a Estados Unidos. Licenciado en Administración de Empresas, en la actualidad, se dedica a la banca, aunque su mente inquieta le permite involucrarse en proyectos como los semáforos de Macarena y Paco. "Tras el atropello de una persona muy querida para mí y pasar una etapa muy dura, pensé en que tenía que hacer algo y sacar algo positivo de ello con el fin de evitar accidentes de este tipo. Así que diseñé estos semáforos en 2015, en 2016 ya tenía las siluetas y gestioné las propiedades intelectuales. Hice prototipos y, finalmente, conseguí que el Ayuntamiento los aceptara y se adaptaran al tráfico. El año pasado estaban listos para ser puestos pero se anuló la Feria con motivo de la pandemia y se paralizó todo".

Una docena de semáforos se colocaron en la semana de Feria en distintos pasos de peatones ubicados en Flota de Indias, contraportada y portada de la Feria, Paseo de Colón y parking de la Avenida de la Raza. Aunque causaron sensación, todos fueron retirados al finalizar la fiesta. El propio Alba hizo una encuesta a través de las redes sociales donde el 83% de los votantes preferían que los semáforos se quedaran en las calles tras la celebración de la Feria. "Se hicieron virales en cuentas de Instagram y TikTok y la fuerza del proyecto ha crecido. Me gustaría que Macarena y Paco fueran símbolos para Sevilla a nivel turístico y de promoción de nuestra tierra y si es con un fin social, mejor", detalla su creador, que ya ha presentado a varias entidades el proyecto pero sin obtener resultados certeros.

Jóvenes fotografían el semáforo de Macarena y Paco.
Jóvenes fotografían el semáforo de Macarena y Paco. / Juan Carlos Vázquez

El alma cultural y social de los semáforos de Macarena y Paco

Entre sus ideas para dotar de una segunda vida a estos semáforos está el involucrarlos en la vida cultural sevillana con su presencia en conciertos y otros eventos. "Soy productor y pincho música, podría organizar tardes chill out donde los semáforos estuvieran presentes -funcionan con placas solares que yo mismo porto- y concienciar sobre la prevención en los accidentes de tráfico de esta forma tan llamativa", explica Alba, a quien también se le ha ocurrido su aprovechamiento como reclamo turístico a través de una guía con establecimientos recomendados donde se ubiquen estos semáforos y que promueva el desarrollo turístico y sostenible.

Por el momento, Javier Alba se siente satisfecho con los logros conseguidos y, además de en la Feria, está cerrando un acuerdo para que se ubiquen en zonas conflictivas y, en el barrio de San Jerónimo, Alba ayudó a la asociación de vecinos a que pudiesen solicitar uno. Su creador insiste en los beneficios del semáforo de Macarena y Paco, tanto en la imagen que proyecta de la ciudad como desde su punto de vista más social y solidario. Lo cierto es que se han hecho populares y su presencia, más allá del real, está justificada.

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