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Lina abre las puertas de su taller por su 60 aniversario

La emblemática firma realiza visitas guiadas a su taller de la calle Lineros para dar a conocer los entresijos de sus volantes y lunares

Desfile de Lina 1960 en Simof 2019 presentando 'Fuera de contexto’

Rocío y Mila Montero con los dos iconos de la firma, los trajes que lucieron Grace Kelly y doña Sofía. / Antonio Pizarro

Es historia viva de la moda flamenca. Sus trajes los han lucido reinas, princesas, artistas y actrices y ahora la firma Lina está de celebración. Fundada en 1960 por Marcelina Fernández y Francisco Montero, la emblemática firma de moda flamenca celebra su 60 aniversario con un evento muy especial. Referente en la moda en general y en la moda flamenca en particular, Lina abre las puertas de su taller para ofrecer unas visitas muy especiales para aquellos que quieran adentrarse en los entresijos de esta casa que es todo un emblema en la ciudad.

Con idea de dar a conocer la historia del traje de flamenca -el único traje regional que evoluciona y se adapta a los tiempos y a las necesidades de las mujeres-, estas visitas se plantean como una toma de contacto con la trastienda de un universo plagado de volantes y lunares. A esta singular actividad, se suma el desfile del día 9 de enero en la la Casa Salinas (C/ Mateos Gago, 39), en el que la firma dará a conocer su nueva colección. Bajo el nombre de 60 años vistiendo el flamenco, la colección es un repaso por los valores que han caracterizado a la firma durante seis décadas: calidad, originalidad, artesanía y cuidado al detalle.

Seis décadas escribiendo la historia de la moda flamenca

Corría el año 1960 cuando Marcelina Fernández y Francisco Montero decidieron darse el sí, quiero, en el Sagrario de la Catedral. Apasionada de la moda, Lina se diseñó su propio vestido para tan especial ocasión. Como una especie de premonición, de aquella iniciativa vio la luz el primer taller del matrimonio. Ubicado en la calle Salado, en aquel rinconcito nació lo que hoy es todo un referente en la moda flamenca,

Creativos, revolucionarios, trabajadores y constantes, Lina y Francisco se convirtieron en el perfecto matrimonio flamenco. Ella y su aguja, el alma creativa; él y su curiosidad, el motor empresarial de un sueño.

El taller de Lina en la calle Lineros. / Antonio Pizarro

Nada más comenzar su andadura, la firma ya se postuló como una revolución para el traje de flamenca. Acostumbrados a pegar los flecos al escote del vestido, Lina incorpora el mantoncillo y cierra la sisa de los vestidos. Pero esta no sería la única aportación que esta visionaria hiciera a la moda flamenca. Con motivo del rodaje de la película La Espuela, de Roberto Fandiño, Lina crea un tipo de traje enterizo en 1970.

A esta innovación le siguieron el escote alto y el talle a la cadera, que hasta 1988 se emplazaba en la cintura. Ambas aportaciones, no sólo siguen vigentes en la actualidad, sino que supusieron un sople de aire fresco a un traje vivo y en constante evolución. "Los trajes de flamenca están en constante evolución porque están muy vivos; se adaptan a las necesidades de las mujeres y a sus preferencias con independencia de las modas", señala Mila Montero, directora ejecutiva de Lina 1960.

Mila y Rocío Montero junto a una de las batas de cola de la firma. / Antonio Pizarro

Por eso cada colección es un reflejo de la novedad, la artesanía y la comodidad. "Nuestros diseños se elaboran uno a uno de forma artesanal, siempre buscando que el vestido resulte cómodo. Siempre buscamos que sean ligeros y que la mujer esté a gusto con él puesto. Es importante que ella sea la que lleve el traje, no el traje a ella", añade Rocío Montero, directora creativa de Lina 1960. Al igual que hiciera su madre, ellas apuestan por adaptarse a las necesidades reales de las mujeres.

Rocío Montero prueba sobre el maniquí uno de los diseños. / Antonio Pizarro

A lo largo de la historia de la moda flamenca la firma se ha asentado como un referente. No sólo por sus aires innovadores, también por su calidad y proceso de elaboración. "En el taller realizamos uno a uno cada vestido. Primero se plasma el dibujo sobre un maniquí con una tela blanca, luego se elabora el patrón para posteriormente hilvanar y después coser", explica Rocío Montero. Este minucioso proceso tiene como resultado final un traje de flamenca único. "No hacemos más de tres trajes iguales y cuando eso ocurre siempre avisamos a la clienta para que lo sepa. Más que la exclusividad, prima la artesanía, eso es lo que hace especiales nuestros trajes", añade.

La firma de las reinas, las princesas y las artistas

Sus diseños le han valido el reconocimiento internacional. Por eso, cuando una grande quería vestirse de flamenca, lo hacía luciendo un vestido de Lina. La primera en hacerlo fue Grace Kelly, princesa de Mónaco. Difícil olvidar aquel vestido blanco con tiras perforadas en rosa que la princesa lucía en la Feria de Abril de 1966. De aquel diseño han pasado más de 50 años pero a día de hoy sigue siendo uno de los iconos de la firma y completamente de moda en la actualidad.

En el centro, el vestido con el que Grace Kelly fue a la Feria de Abril, a la derecha el de la reina Sofía. / Antonio Pizarro

Todavía no era reina pero ya tenía el estilo de toda una monarca. En 1968 la todavía princesa doña Sofía acudía al Real con otro de los emblemas de la firma. Un traje blanco con el lunar rojo que a día de hoy se sigue viendo sobre el albero al llegar abril. Tanto gustó a la monarca el diseño de Lina, que años más tarde vivió su primer Rocío con un vestido de la firma. De nuevo apostó por el blanco y rojo, aunque esta vez invirtiendo el orden.

A ambas princesas se sumaron artistas como Rocío Jurado, Pepa Flores (Marisol), Carmen Sevilla, Juanita Reina, Lola Flores o Isabel Pantoja. Además del vestido de novia de la tonadillera, Francisco Montero diseñó para ese día la invitación al enlace con Paquirri con un capote de torero. Esta invitación, junto con otras reliquias que el paso de los años han ido llevando hasta el taller, se pueden ver en las visitas guiadas que se realizan a la casa.

La bailaora Triana Ramos con uno de los mantones de Lina 1960. / Antonio Pizarro

Un cuadro regalado por la Duquesa de Alba, fiel admiradora de la firma, las primeras tijeras que Francisco Montero regaló a Lina, las felicitaciones navideñas que la familia de Mónaco y la Casa Real Española enviaban cada Navidad o la carta de agradecimiento que John Galiano envió al taller después de su visita en 2006 son algunas de las reliquias que alberga el taller.

Más que una visita a su taller

Mila y Rocío Montero son conscientes de la curiosidad que despierta el taller de la firma, por eso plantean la visita como una experiencia completa. Los visitantes llegan a la tienda, donde conocen de primera mano la historia de la firma, para posteriormente subir al taller. Allí pueden observar el proceso de creación de un traje, desde el patronaje hasta los últimos detalles de los volantes.

Rocío y Mila Montero colocan el mantoncillo de la bailaora Triana Ramos. / Antonio Pizarro

Conocido el taller, los visitantes son llevados al lugar especial en el que las clientas se prueban sus vestidos, todo un santuario para la firma. Tras esto, una sorpresa muy especial que Mila y Rocío Montero guardan para hacer única la visita a la que para ellas es su casa. La bailaora Triana Ramos y el cantaor Antonio Mena se encargan de llevarla a cabo. Además, para la ocasión han habilitado un hastag en redes sociales con el que clientas, visitantes y todo el que quiera puede compartir su experiencia: #60aniversariolina.

Estas visitas su pueden realizar a través de agencias de viaje o a través de la propia página web de la firma.

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