Idilio Escénico, teatro sin barreras en Cantillana
Un grupo de residentes del centro San Sebastián de SAMU, en Cantillana, especializado en la atención a personas con discapacidad intelectual, crea una compañía teatral
Idilio Escénico es el nombre de la recién creada compañía de teatro en el centro de San Sebastián de la Fundación SAMU en Cantillana. Alba Garrido Gata llegó hace unos dos años a la residencia, especializada en la atención de personas con discapacidad intelectual y/o trastorno de conducta. Maestra de profesión y formada en danza y expresión corporal, no dudó en aceptar nada más llegar un importante reto: crear una compañía de teatro entre los residentes del centro.
Tras un año de duro trabajo, montaje, muchas repeticiones para que los actores memorizaran sus movimientos y posiciones en el escenario, de nuevas incorporaciones y bajas inesperadas, de tardes buenas pero también malas, la compañía Idilio Escénico debutó con la obra Sinergia en la Casa de la Cultura de Cantillana a finales de 2017, con motivo del Día de la Discapacidad.
El debut fue un gran éxito. A partir de entonces no han cesado de representar la obra en diferentes sitios como La Rinconada, ante los alumnos del CEIP Aníbal González, en Sevilla, en el IES Curro Jiménez o en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla, entre otros lugares.
Ensayo de la obra 'Sinergia'
Hoy es un día especial, no es un ensayo cualquiera, tienen público. Están nerviosos, se nota en sus risas, pero en el momento que suena la música, todos se meten en su papel. "¿Empiezo ya?”, pregunta Manuel Silva, el primer actor en aparecer en escena con un libro en la mano. "Cuando empiece la música", le indica Alba Garrido.
En el ensayo de hoy son ocho actores, pero el grupo lo forman 10. "Hay dos actrices que no han podido venir porque no tienen un día bueno", explica la directora de la compañía. "Uno de los retos que tenía era montar una obra donde si faltaba alguien no nos viéramos obligados a suspender, una obra que se pudiera representar con cinco, siete o diez personas sin que se viera afectada".
Durante la representación, Antonio, Isidoro, Chiquito, Salvador, Fernando, José Antonio y Manuel se despojan de sus defectos y todos los aspectos negativos de su persona. "Agresivo", grita Chiquito. "Mentiroso", continúa Isidoro. "Sacamos todo lo malo que tenemos dentro", explica Antonio Romero una vez finalizada la obra.
"La evolución ha sido muy grande y sorprendente. No actúan, son ellos mismos, así de expresivos, no exageran, todo lo que se ve es verdad", indica Garrido. "Creo que ahora es cuando están disfrutando de verdad de la obra porque los pasos ya les salen solos, no tienen que pensar, tienen los movimientos interiorizados".
Para todos ellos ésta es la primera vez que hacen teatro, excepto Fernando. "Yo sí había hecho antes teatro, cuando estuve en Proyecto Hombre. Me ayuda a perder la vergüenza y la timidez", asegura. "Cuando me pongo nervioso pienso que no hay nadie delante, que estoy solo", añade Chiquito.
La sala de ensayo es pequeña y deciden volver a repetir la obra en el jardín de la residencia. "Os habéis colocado al revés. Isidoro, tú vas en el otro lado", indica Alba Garrido, que da las últimas instrucciones antes de comenzar de nuevo la representación. "A veces, cuando cambia el escenario, se despistan un poco porque pierden sus referencias, pero es normal. Por lo general, se adaptan muy bien a todos los escenarios, pequeños y grandes", afirma la directora de la compañía. "Están muy ilusionados con esta actividad y no siempre todos pueden ir a las representaciones. En la furgoneta sólo caben siete y dos monitores, y si todos tienen un día bueno, me resulta muy difícil decidir quién va y quién se queda en la residencia".
Durante la representación, los actores gritan uno a uno "fuego". "En los primeros ensayos, cuando llegábamos a esta parte, el de mantenimiento venía siempre asustado pensando que había un incendio. Ellos se partían de risa", comenta Alba Garrido.
La directora tenía en mente crear una nueva obra, pero tras reunirse con los chicos y hablar con ellos, estos le comunicaron que le gustaría seguir profundizando en la pieza que ya tenían e ir incorporando partes nuevas en lugar de crear una nueva obra desde cero. "Ellos ahora se sienten cómodos y eso es lo importante", indica Garrido. "Me gusta que sean ellos mismos los que aporten ideas y sean plenos partícipes de este proyecto".
Beneficios y retos de la compañía
Los beneficios que aporta esta actividad a los residentes son diversos: aumento de la autoestima (valoración y sentimiento de competencia con el trabajo realizado), reconocimiento (recompensa al esfuerzo realizado, sentirse realizado, útil y competente), admiración (reconocimiento de las habilidades de las personas de su entorno, así como la del propio individuo por su crecimiento y superación), emoción (reviven recuerdos, sentimiento de pertenencia al grupo), empatía y valores como la constancia y la responsabilidad individual y grupal.
"Mi mayor satisfacción en las sesiones es recibir su confianza. Se muestran trasparentes ante mí, con sus virtudes y defectos, y exponen sus sentimientos al grupo sin prejuicios y gran generosidad. Para mí, ese es el mayor tesoro que poseo, y lo intento cuidar con gran responsabilidad", explica la directora del proyecto.
El reto que tiene por delante ahora la compañía es convertir la actividad en inclusiva. De momento, el pasado marzo estuvieron en la Universidad de Sevilla compartiendo un taller con los alumnos del Grado de Educación Primaria; y celebraron el Día Mundial del Teatro compartiendo escenario con los alumnos anteriormente mencionados y usuarios de la asociación Paz y Bien. "Esperamos continuar en esta línea y poder seguir abriendo esta actividad a la inclusión", concluye Alba Garrido.
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