Emotivo ingreso de Ainhoa Arteta como hermana macarena

"Cantar a la Macarena me ha cambiado la vida", decía aún emocionada Ainhoa Arteta en la Basílica de la Esperanza. Su salve cantada ante la Virgen en el templo la madrugada del Viernes Santo ha dado la vuelta al mundo a través de las redes sociales. Estuvo acompañada al órgano por el padre Enrique Ayarra. Ella misma no era consciente cuando cantaba de la repercusión mediática que tendría , fue algo espontáneo: "Era la primera vez que venía a la Semana Santa de Sevilla, siempre he querido a esta ciudad pero tras cantar ante la Virgen un Ave María hay un antes y un después en mi vida. Ha sido el escenario y el momento más emocionante de mi carrera. Me he dado cuenta de lo que se quiere a la Esperanza Macarena en el mundo, he recibido felicitaciones desde Abu Dhabi, y desde Guipúzcoa, hay muchos vascos que sienten devoción por ella. A mí ella me traspasó esa noche, y los creyentes lo notaron".

Cantó delante del paso en la Basílica y, al finalizar, el capataz, Antonio Santiago, le dedicó la primera levantá.

Ainhoa Arteta le contaba a su marido, Jesús Garmendia, cómo vivió aquellos momentos, acompañada de su hija mayor de 15 años y de las hermanas Carmen e Isabel Cobo (marquesa de Benamejí). La madre de ambas, Carmen Cobo, tenía una gran amistad con la madre de Ainhoa Arteta. Las dos intercambiaban imágenes de la Macarena: "Mi madre era muy devota, rezaba todas las tardes el rosario con mi abuela porque yo estaba viajando por todo el mundo".

La junta de gobierno de la hermandad quiso agradecer a la cantante lírica aquella noche mágica. El hermano mayor, Manuel García, la recibió e hizo entrega de una fotografía de la Virgen ante algunos miembros de la junta, que fueron: Santiago Álvarez Ortega (teniente de hermano mayor), José Luis Notario Rocha (mayordomo del Rosario), José Antonio Fernández Cabrero (conciliario de Asistencia Social) ,Fernando Marmolejo (prioste de la Esperanza), Antonio García (fiscal primero) y José Luis García-Manjarón Peñalosa, asesor y colaborador de la hermandad.

Tras besar al Señor de la Sentencia, visitó el museo de la hermandad, firmó en el libro de honor, tramitó su solicitud como hermana y recibió como obsequio uno de los cirios que acompañó a la Virgen en la madrugada.

"Qué belleza, aquí están recogidas las lágrimas de toda Sevilla", dijo. También, tras visitar a la Virgen en su camarín y rezar emocionada ante ella un grupo de hermanos, le entregaron como obsequio una mariquilla como la que lleva la Esperanza en el pecherín, diseñada especialmente para ella y que enseguida se colgó del cuello junto a una mariposa (el símbolo de su madre) y una estrella polar que siempre la acompañan: "Fue una emoción inmensa la que sentí ante la Señora; para mí, la Macarena es la Señora de Sevilla". El año que viene no podrá estar para verla salir, ya tiene un compromiso adquirido en Rusia, pero la soprano se ha ofrecido a la hermandad para colaborar en cualquier acto benéfico.