La ventana
Luis Carlos Peris
Reventa y colas para la traca final
El calendario de 2018 se acaba y como buena tradición comienzan a hacerse las listas de los propósitos de año nuevo que se pretenden cumplir. Muchas personas hacen el habitual repaso a lo que han conseguido, lo que no y lo que esperan conseguir, pero no todas las cosas que se apuntan se acaban haciendo realidad. Según un estudio psicológico, sólo el 12% de las personas consigue lo que se propone cada vez que el calendario señala el inicio de un año nuevo.
Perder peso y mantenerse en buena forma física es uno de los deseos más difícil de cumplir. Se necesita tiempo para dedicarle al ejercicio, dinero para apuntarse al gimnasio para los que prefieran un entrenamiento más severo y, sobre todo, ganas, algo que entre trabajo, familia y demás prioridades del día a día supone un pequeño esfuerzo complicado de sacar. Para conseguirlo, la temporada de verano, donde se suele tener una mayor disponibilidad, es la mejor época.
Tanto para los que están más puestos en forma como para los que no, correr un maratón es una de las propuestas de año nuevo que se pretenden conseguir desde hace décadas. Difícil de tachar pues si no se realiza ejercicio diariamente puede costar hacerla o incluso terminarla.
Aprender un nuevo idioma es complicado pues para ello se requiere invertir mucho tiempo y dinero. Quizá meses en una buena academia o aprendiendo a hablar la lengua en un país extranjero ayude a ello. Pero si se ponen realmente ganas y empeño, con unas cuantas horas a la semana de estudio, poco a poco, se puede conseguir.
Pasar más tiempo con la familia es algo que hay que priorizar sea un propósito de año nuevo o no, pero lamentablemente nunca se deja tiempo para algo que se tiene tan cerca, y hay muchas personas que lo ponen en su lista. Como consejo para hacerlo realidad, en los ratos libres las llamadas a los padres o visitas en persona alegrarán el día de todos y dejará de ser un propósito para convertirse en rutina.
Aunque parezca algo muy simple, sonreír más y quejarse menos no debería ser algo que se quiera cumplir sino una filosofía de vida. Muchas veces se incorpora a la famosa lista para el año nuevo cuando realmente se debería tener presente en el día a día y convertirse en una prioridad para todos.
Viajar más está situada en uno de los puestos principales de las listas. Mundialmente se ha extendido el concepto de "viajar" como hacer un trayecto largo a otro país, pero no significa especialmente eso. Para poder cumplirla no hace falta ir muy lejos, un fin de semana en otra ciudad o en una playa escondida a pocos kilómetros de la casa será una buena idea para desconectar y cumplir un propósito más.
Para los amantes de los libros no supondrá ningún problema, e, incluso, ni lo añaden a la lista, pero si es recomendable leer más. Da igual el género, la cantidad o el momento, pero dedicarle un tiempo a las palabras y al conocimiento es algo que se debería hacer más a menudo y que pocos encuentran el momento para hacerlo.
Otro de los propósitos de principios de año que cuesta mantener es aprender algo nuevo todos los días, pero no resulta tan difícil si a aquellos que les interese cumplirlo se esfuerzan y buscan ese conocimiento en un libro, en amigo o informándose voluntariamente sobre cualquier tema desconocido para él.
Dejar de fumar, sin duda, es el más difícil de cumplir. Uno de los pasos para poder conseguirlo es centrarse en el motivo de porqué uno quiero dejarlo y focalizar esa atención en ello.
El problema de porqué cuesta mantener esta lista es que los buenos propósitos son deseos, conceptos difusos, vagos y ambiguos. Si de verdad se quiere progresar, definir metas en vez de propósitos es una buena manera de empezar.
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