Bar El Cateto, cambio de piel con un alma llena de caracoles
Tras la Barra
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Los caracoles de El Cateto de Sinaí y el mosto, de Umbrete. Un clásico de la zona de la Huerta de Santa Teresa, a un paso del Polígono de San Pablo y de la Avenida del Greco y a otro del comercio de Nervión. En el bar hay mucho de esta mezcla que se ha dado en la evolución de un barrio que está a medio camino entre la idiosincrasia y esencia del Polígono, las casitas de la Huerta de Santa Teresa, y aquellas urbanizaciones de Nervión que cambiaron la imagen de la ciudad a finales del siglo XX. Y como si todo eso se echara en una olla de caracoles, de esas que dan fama al bar, pero de una forma muy estudiada de la mano de Rocío Trigo, nació después de la pandemia un nuevo concepto de Cateto.
Rocío es joven, madre reciente, y lleva la hostelería en la sangre. A su abuela le debemos los amantes de los caracoles la receta que hace que en temporada, los coches se acumulen en Sinaí para recoger las tarrinas. Su padre llevó durante muchos años el bar -y aún viene por aquí o por el Karacol, el otro negocio familiar muy cerquita del Cateto-. Estudió Administración y Dirección de Empresas en la UPO, pero ella sabía que la barra y los fogones eran su vida. Así que hizo un máster de márketing y gestión comercial además de un curso de gestión de hostelería en la Fundación Cruzcampo.
"Cuando llegó la pandemia y todo lo que supuso para nuestro negocio, nos planteamos incluso hasta qué punto nos compensaba abrir sólo en época de caracoles. Hablando con mi padre decidimos dar una vuelta al negocio y el 30 de abril de 2021 abrió este nuevo concepto de El Cateto. Me gusta la hostelería y quería dejar mi sello en el negocio".
Curiosamente, en plena temporada de caracoles. "Fue un año caótico como con cualquier cambio. Todo el personal era nuevo, también la carta", recuerda Rocío.
Ella ha puesto en el negocio la visión de una mujer joven y formada en las nuevas técnicas de empresa sin abandonar la amplia trayectoria de un negocio que lleva medio siglo en pie. “Al final he absorbido mucho de mi padre y de mi abuela, que ha estado aquí siempre con sus ollas de caracoles, pero hay que intentar adaptarse a las nuevas formas de entender la hostelería y a la evolución de la clientela”, explica.
Y no parece que la transición haya sido un problema después de tres años. “Aquí la gente viene y repite”, afirma.
Como carta de presentación, una cocina casera, "que intento que se note que lo es. Mi intención es que quienes se sienten a comer palpen y aprecien que está hecho dedicándole tiempo y cariño en los fogones", advierte Rocío Trigo.
Para conseguirlo, una de las claves es la calidad de la materia prima. “Todo son productos de primera”, asegura.
Caracoles
En la cocina de El Cateto sigue reinando los caracoles –de hecho ha sido premio en la reciente Caracolia– pero la ensaladilla de choco le sigue muy de cerca. Y sobre todo las papas bravas. “Salen un montón, parece que se han puesto otra vez de moda. Nosotros hacemos la salsa casera y es todo un éxito”, explica.
Las alcachofas confitadas en aceite de oliva con salsa de mousse de pato, cebollita y taquitos de jamón son todo un ejemplo de cómo ha evolucionado una carta donde también te puedes encontrar con una sorprendente tortilla abierta de puntillitas fritas.
Pero la mayor de las sorpresas está en los fuera de carta. "Para mí son muy importantes estas opciones. Intento equilibrar en ellas carnes, pescados. Incorporar tendencias como el pan brioche jugando con nuestras tapas de siempre. De este modo, lo mismo te encuentras un montadito de pringá casera servido en este tipo de pan o uno de gambas al ajillo con alioli", explica.
Una mujer que sigue la estela de su abuela. "Yo he visto al frente a mi abuela Josefa, primero, y a mi padre, por eso no me sorprende que las mujeres saquen adelante bares y restaurantes", admite. "Pero el principal secreto para que funcione siempre es un buen equipo, como el que tengo", añade.
El Cateto (calle Sinaí, 25) abre todos los días de 13:00 a 16:30 y de 19:30 a cierre.
La cuenta
Cerveza, pero también mosto de la tierra de origen de la familia Trigo, Umbrete. Para comer, ensaladilla de choco y patatas bravas con su exquisita salsa casera que las hace únicas.
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