Un giro radical
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A lo largo de los años, las diferentes especies de fresas se fueron cruzando hasta obtenerse la variedad que hoy en día comemos. Algunas de esas variedades primitivas de fresas provienen de América, mientras que otras tienen su origen en los Alpes. Esta sabrosa y nutritiva fruta ya ocupaba un lugar especial en la mesa de los más afortunados del Imperio Romano, donde eran consideradas un superalimento con grandes poderes mitológicos y de curación. Poco a poco se fue extendiendo su consumo hasta ser, actualmente, una de las frutas más populares. En Andalucía las fresas tienen un prestigio singular. Esto se debe a que la provincia de Huelva cuenta con la mayor producción de fresas de Europa, quedándose en segundo puesto a nivel mundial. La gran calidad del clima, tierras y agua de Huelva propician el ambiente idóneo para el cultivo de las fresas. Alemania es la primera consumidora de estas afamadas fresas de Huelva, seguidas de nuestro propio país, que se beneficia tanto de su sabor como de sus grandes propiedades para promover nuestro bienestar.
Las fresas tienen un potente efecto protector de nuestra salud. Esta "bomba de antioxidantes2 es además una fruta muy baja en calorías, perfecta para saciarnos y ayudarnos a adelgazar. Es bien conocido el alto contenido en vitamina C de las fresas, con efecto antioxidante entre otros, que es además potenciado por el también presente ácido cítrico. Pero esto no queda ahí, y es que en las fresas se concentran más compuestos con acción antioxidante, como son la vitamina E y los flavonoides. Estos últimos otorgan el tan atrayente color rojizo de las fresas. Todo esto nos ayuda a combatir los radicales libres, previniendo el estrés oxidativo.
El gran contenido en vitamina C de la fresa hace que con tan solo ingerir 3-4 fresas al día cubramos nuestras necesidades de esta vitamina. Las fresas son una fruta muy a tener en cuenta en situaciones en las que las necesidades de vitamina C aumentan, como son el caso de deportistas, fumadores, personas estresadas, enfermas o que se exponen al sol en exceso. Además, como ya hemos comentado en otras ocasiones, el consumo de alimentos ricos en vitamina C, como son las fresas, nos ayuda a absorber mejor el hierro y el calcio de los alimentos, por lo que se aconseja tomar fresas junto con alimentos ricos en estos dos minerales.
Las fresas tienen también propiedades analgésicas. Es el ácido salicílico quien promueve la disminución del dolor gracias a su acción antiinflamatoria. Este ácido, con propiedades también anticoagulantes, es el principal componente de la aspirina, por lo que si se tiene alergia a este medicamento se deben tomar precauciones al ingerir fresas. Durante el embarazo otro nutriente que hay que tener muy en cuenta es el ácido fólico, vitamina muy presente en las fresas.
El efecto diurético de las fresas las hace muy recomendables en pacientes con gota, hipertensión y piedras en el riñón, siempre que estas no sean de ácido oxálico, pues por su alto contenido en este ácido estarían desaconsejadas. Las personas con colesterol elevado y otras afecciones de los vasos sanguíneos se beneficiarían en gran medida del consumo de fresas gracias a ser una fuente de antioxidantes y fibra, que además de mejorar el tránsito intestinal nos ayuda a disminuir la absorción de colesterol y expulsarlo. La riqueza en potasio de las fresas permite que nuestras células y músculos funcionen correctamente, aunque en caso de insuficiencia renal deberán restringirse.
Las fresas son un alimento bastante perecedero. Según los expertos, lo mejor es consumirla a los pocos días de adquirirlas o conservarlas en la parte superior de la nevera. Para apreciar el sabor de las fresas en todo su esplendor deberán sacarse de la nevera 1 hora antes de ser consumidas. Así conseguiremos que estén a 12-14 ºC. La naturaleza es muy sabia, proporcionándonos las mejores cualidades de este fruto a la temperatura que se encontrarían en su estado natural, ya que las fresas son una fruta de la estación primaveral. Las fresas más sabrosas se recolectan entre los meses de abril y mayo, aunque como llevamos viendo desde bastante días atrás podemos hallar fresas en los supermercados y fruterías desde finales del mes de enero y a precios razonables desde estas semanas de febrero.
Existen muchas maneras de tomar fresas. La primera opción siempre deberá ser consumirlas en su estado natural. Sin embargo, se pueden añadir a otros platos igual de saludables como las ensaladas. Para potenciar la absorción de calcio, trocearlas y mezclarlas con yogures o leche también sería una buena alternativa. En el caso del hierro, se podría sugerir que tras las comidas ricas en hierro, como son los potajes de legumbres tan arraigados a Andalucía, se incluyeran fresas de postre. Además, las fresas se pueden utilizar para dar sabor a multitud de batidos y zumos.
Aquí ofrecemos una deliciosa receta como postre, una tarta de fresas y crema de queso
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