El infierno nunca había sido un lugar tan divertido
El Loot de Txeron
Doom Eternal nos devuelve a los orígenes de la saga allá por los años 90 en una coreografía de acción, muerte y destrucción inigualable. El rey ha vuelto y es eterno
Almería/Cuatro años es demasiado tiempo. El reboot de la saga Doom en 2016 nos dejó con tantas ganas de más, que desde que iD Software anunció el desarrollo años después de una nueva entrega, los días para volver al infierno han sido también un infierno. Pero Doom Eternal ya está aquí y la espera, hacedme caso, ha merecido mucho la pena.
Si afirmamos que es el rey de los shooter, el padre legítimo de un género que lleva el ADN de iD Software, nos quedamos cortos. Doom Eternal nos devuelve a aquellos que ya pintamos canas (e incluso calva) a nuestra adolescencia en la década de los 90, cuando disparar y sobrevivir era el único objetivo con nuestro primer Pentium de Intel. Ya lo predijo en enero el director de iD Software, Marty Stratton, cuando afirmó que “es lo mejor que hemos hecho nunca”. Y ahora, con el título ya instalado en el PC y con el regusto aún caliente de haberlo devorado, su afirmación coge aún más peso y verosimilitud.
Doom Eternal nos permite ponernos en la piel de nuestro marine favorito, ese testarudo y nervios de acero Doom Slayer. Los demonios han invadido la Tierra y toca volver a sacar a paseo un variado y potente arsenal de armas (un total de nueve con sus respectivas modificaciones y variantes) para arrasar el infierno y descubrir así nuestros orígenes y la razón de ese eterna misión de destrucción que carga sobre nuestros hombros.
Un argumento peregrino y algo descafeinado que sirve de hilo conductor para alcanzar la excelencia que en su día, en el siglo XX, tuvo el bailarín ruso Rudolf Nuréyev. Porque sí marines, este juego va de aprender a bailar, saltar, no dejar de mover el esqueleto en una danza de guerra mortal en la que un mal paso te puede llevar a morder el polvo. Y te aseguro que morirás mucho hasta que aprendas esa coreografía de muerte y destrucción que te hará disfrutar de cada uno de los retos que plantea el juego con decenas de demonios a tu alrededor. Un festín en el que tu armamento será la extensión de tu rabia y frenesí y que ofrece momentos épicos con jefes finales duros de pelar que tragan plomo como si no hubiese un mañana.
Primer consejo: olvídate de recargar, del sigilo, de la pausa. Son mecánicas incorrectas y no contempladas en estos lares perdidos y llenos de peligros. Doom Eternal te empuja directamente al ring, al contacto directo con esas bestias del averno (hay cerca de una treintena de monstruos y demonios diferentes) que tienen sus particularidades y sus debilidades lo que provoca que cada combate se convierta en una sesión de danza distinta en la que habrá que priorizar los objetivos y aprenderse las rutinas de ataque de tus enemigos para sobrevivir. Y qué mejor compañera de baile para tan magna y divertida encomienda que tu inseparable motosierra con la que realizar ejecuciones para conseguir munición aderezado de tus letales puños para rematar a los enemigos de infinidad de formas (cada cual más grotesca que la anterior) cuando están debilitados para conseguir vida. Una mecánica de supervivencia a la que se suma un lanzallamas incorporado con el que obtener armadura de los demonios mientras arden. ¿Te acordarás de dar los pasos correctos?
Y todo encaja porque esa espiral de violencia y estrés precisa de una sincronización. Salta y salta, esquiva y dispara. Remata, recupera vida y vuelta a disparar hasta tener a la maldita gárgola cerca para rebanarla y conseguir munición y vuelta a empezar. Un bucle armónico que, como los buenos juegos, es fácil de aprender pero difícil de dominar. Y cuando menos te lo esperes, tu danza habrá alcanzado la perfección y el mismísimo Nuréyev descenderá de los cielos para aplaudir tu maestría en ese infierno abrasador que te ha tocado limpiar en primera persona. Y tú yo interior pedirá más y más. Porque Doom Eternal siempre tiene una dosis extra con la que calmar tu apetito hasta empacharte.
Y para esta ocasión, los chicos de iD Software han incluido novedades con las que mejorar un juego que ya de por sí es la esencia de la esencia de los shooter. Ahora podremos escalar paredes y disfrutar de zonas de plataformeo con las que oxigenar cada multitudinario enfrentamiento y potenciar así también la rejugabilidad al añadir multitud de coleccionables y pruebas con las que mejorar nuestras habilidades y armamento y, como buenos amantes del loot, ya os adelanto que la progresión es deliciosamente adictiva. Una fórmula magistral con las que incentivar la rejugablidad en un título cuya historia nos llevará alrededor de unas 20 horas acabar dependiendo de tu capacidad para aprenderte esos diabólicos pasos.
Mención especial para su apartado gráfico, que sin ser lo más puntero del panorama actual, presenta unos modelados muy realistas y un diseño de niveles muy variopintos y, aunque muy “pasilleros”, también muy dados a la exploración. Toda la enjundia visual está enfocada a maximizar esa sensación de fluidez y por ello en alguna ocasión me he encontrado con alguna que otra textura que no está al nivel del conjunto pero que se le perdona porque seguidamente hay un par de caballeros del terror que claman por saborear mi BFG (sí, vuelve la Big Fucking Gun).
En nuestro caso, el juego lucía en modo Ultrapesadilla (máximo detalle) a unos gloriosos y constantes 120 fps a una resolución ultrapanorámica de 3440x1440 gracias a una RTX 2080Ti, un Intel i7 8700k a 5,1Ghz y 32GB DDR4 3600mhz. Y la sensación de fluidez, de levitar en el escenario, es única y marca de la casa. Aplaudir también la versatilidad del motor idTech 7 que permite disfrutar del juego en formato 21:9 de manera nativa lo que ayuda mucho a la inmersión.
Pero tranquilo, no hace falta contar con el ordenador de la NASA para disfrutar del juego. Con una Nvidia GTX 1060 y un Intel i5 o un Amd Ryzen 3 podrás hacerlo a unos respetables 60fps a 1080p en calidad baja.
En el caso de las versiones para consolas, Doom Eternal corre a 60fps y 1800p en Xbox One X y 1080p y 60fps en Xbox One. En PS4 Pro lo hace a 1440p a 60fps y en PS4 a 1080p 60fps.
De momento se desconoce los detalles técnicos de la versión para Nintendo Switch que está a la espera de fecha de lanzamiento pero sí sabemos que saldrá a lo largo de este año. ¿Optará por los 60fps sacrificando detalle? Pronto disiparemos esas dudas.
La banda sonora, metalera y diabólica como es santo y seña de la saga, vuelve a ser obra del galardonado Mick Gordon y ya desde el propio menú del juego nos cautiva con su maestría compositora. Sus melodías fluyen de forma acompasada con nuestros movimientos en una simbiosis que pocos juegos han conseguido transmitir (a la mente me viene el próximo análisis de esta sección, el reciente Ori and the Will of the Wisps) y nos anima a seguir generando caos y descargando adrenalina. Solo en los momentos de 'plataformeo' encontraremos un descanso para permitirnos recargar las pilas. Y se agradece.
Lo único negativo de este Eternal es que queremos más. Y por eso, para los insaciables iD Software nos regala el modo multijugador Battlemode. Tres jugadores en un escenario. Uno encarnará a Doom Slayer con todas la armas y mejoras y los otros dos serán poderosos demonios a elegir entre el acechador, el arch-vile, el revenant, el mancubus y el elemental del dolor. Todo ello en un enfrentamiento al mejor de cinco rondas en 6 mapas distintos. La bacanal está servida y las horas de diversión se multiplican.
Doom Eternal es todo lo que esperábamos y mucho más. No reinventa el género de los shooter pero sí evoluciona y da un paso más en pro de la diversión pura y dura. Y eso es mucho. Todo encaja en un juego en el que prima la acción frenética, sin interrupciones. Donde morir es un premio porque volver a bailar en este escenario demoníaco tan divertido está solo al alcance de unos pocos. No hay enrevesados puzles ni miles de estadísticas que gestionar. Solo perderás un poco de tu preciado tiempo leyendo y ampliando la delgada línea narrativa en los coleccionables que encontrarás. Tu objetivo es aniquilar y nunca antes el camino hacia la victoria fue tan llano y directo como en este Doom Eternal. Si eres un profano y aún no has catado la fórmula Doom, ya estás tardando en redimirte. El rey de reyes ha vuelto y la experiencia es eterna.
Hemos podido realizar este análisis gracias a un código de descarga del juego que nos ha facilitado Bethesda España para Steam (PC).
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