El hotel más pequeño del mundo está en España y cerrará a finales de año

En un mundo cada vez más conectado y globalizado, donde los hoteles de lujo y las cadenas internacionales dominan el panorama turístico, existe un tipo de alojamiento que cautiva por su encanto y calidez: los hoteles pequeños. Estos tesoros ocultos son verdaderas joyas en medio en la industria hotelera, ofreciendo a los viajeros una experiencia íntima y auténtica que difícilmente se encuentra en otros lugares.

A diferencia de los gigantes impersonales que albergan a cientos de huéspedes, los hoteles pequeños destacan por su ambiente acogedor y atención personalizada. Con un número reducido de habitaciones, cada uno de ellos cuenta con un encanto único y una atención meticulosa a los detalles.

Uno de los mayores atractivos de los hoteles pequeños es la posibilidad de sumergirse en la cultura y el entorno local. Al estar ubicados en lugares auténticos y menos masificados, los huéspedes tienen la oportunidad de interactuar con la comunidad local y explorar los tesoros escondidos de la región. Ya sea disfrutando de la cocina regional en un acogedor comedor familiar o descubriendo los rincones secretos de un destino a través de los consejos de los anfitriones, estos hoteles ofrecen una conexión genuina con el lugar que trasciende la mera estancia.

El hotel más pequeño del mundo se encuentra en España, en concreto en la isla de El Hierro (Canarias). Se llama hotel Punta Grande, y es considerado Bien de Interés Cultural y ha sido denominado como el hotel más pequeño del mundo. Está ubicado sobre una lengua de lava junto al Atlántico, una casita revestida de piedra que se mimetiza con el paisaje.

El hotel tiene 5 habitaciones y se convirtió en la primera aduana de El Hierro. Por desgracia, el hotel cerrará a finales de este año. Así lo informó la web uppers quien según su propietario, David Nahmias, lo hace por “la falta de sensibilidad de las instituciones para que el entorno de Punta Grande cuente con las condiciones necesarias”.

“No podemos engañar a nuestros clientes ofreciendo un marco incomparable y que cuando lleguen se encuentren con unos accesos en un estado lamentable”. No obstante, recalca que no abandonará el edificio y que, al ser un Bien de Interés Cultural "no vamos a permitir que algo tan emblemático se convierta en una ruina”.