Victorino Martín: "Tenemos que normalizar el mundo del toro, visibilizarlo en la sociedad"
PREGONERO TAURINO DE SEVILLA 2025
El prestigioso criador, actual presidente de la Fundación Toro de Lidia, será el encargado de anunciar la temporada taurina en el coso del Baratillo desde el atril del teatro Maestranza
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El próximo 20 de abril, Domingo de Resurrección, se subirá al atril del teatro Maestranza. Victorino Martín será el encargado de pregonar la fiesta de los toros a la ciudad de Sevilla en ese acto tradicional, organizado por la Real Maestranza de Caballería, que sirve de bisagra de un tiempo que se va y otro que comienza.
El prestigioso criador de bravo puede presumir de una extensa e intensa relación con la plaza de la Maestranza, en la que han saltado toros inolvidables y faenas que ya están instaladas en el recuerdo del aficionado y los propios anales del coso sevillano. Esa faceta se completa con su condición de Presidente de la Fundación Toro de Lidia, la única entidad que ha conseguido en toda la historia vertebrar de alguna forma a todos los estamentos del toreo para defender los intereses de un sector, el de la tauromaquia, que suma historia, dimensión cultural, ecológica, etnográfica y económica. La recuperación del Premio Nacional de Tauromaquia ha sido el último y, seguramente, el logro más sonoro.
Pregunta.–Se va a subir al atril en una mañana, la del Domingo de Resurrección en la que termina y empieza todo en Sevilla. ¿Qué le va a contar a la ciudad?
Respuesta.–Estoy muy agradecido a la Real Maestranza y su teniente de Hermano Mayor. Es el pregón taurino más importante de toda España y uno de los más relevantes que se puedan dar, de los de mayor calado que se celebran . Y aún no sé qué le voy a contar a Sevilla pero sí les narraré que significa esta ciudad en mi casa, en mi vida y en mi ganadería.
P.–El hierro de la A coronada ya forma parte de la cotidianidad de la Feria de Abril y tiene plaza fija en ese sábado que vuelve a ser de preferia.
R.–Quizá la gente no lo sepa pero Sevilla ha estado muy presente en la vida de mi familia, en la mía personal… La relación es antigua, incluso entre el campo bravo sevillano y la serranía madrileña de la que es oriunda mi familia. En la década de los 60 hubo muchos toreros sevillanos que se afincaron allí porque se daban muchos festejos sin caballos. Mi padre, que siempre fue muy inquieto, cuando compró lo que hoy es Victorino tuvo que hacer dinero y adquiría ganaderías que se deshacían. Una de ellas fue la de Alberto y Amelia Márquez, que estaba por El Ronquillo. También compró bueyes en Sevilla a los Miura... las anécdotas son muchísimas pero no quiero desvelarlas todas.
Nuestra ganadería ha estado unida al mejor momento de toreros como El Cid y Manuel Escribano”
P.–En esa relación consolidada con la plaza de la Maestranza hay una colección de toros inolvidables que han marcado ferias y hasta la propia historia reciente de la casa Victorino.
R.–Tuvimos mucha suerte desde el primer momento aunque tardamos mucho en entrar. En los años 70 ya había empezado a triunfar fuerte la ganadería de casa y en el 75 llegaron los éxitos de Madrid y Bilbao aunque en Sevilla no lidiamos hasta el año 96 pero desde el primer momento caímos bien. Es que no podía ser de otra manera. Nuestra ganadería, la antigua del marqués de Albaserrada, tiene origen sevillano; se crió en Mirandilla, junto a Gerena. Caímos de pie aunque hubo un nuevo paréntesis pero ya llevamos lidiando ininterrumpidamente desde 2004. Ha habido toros importantes, triunfos importantes, faenas importantes… además con la suerte de haber coincidido con ciertos toreros. Nuestra ganadería siempre ha ido unida al mejor momento de matadores que la han entendido. El primero fue Andrés Vázquez, luego Miguel Márquez, Ruiz Miguel… Y en Sevilla, una de nuestras etapas más importantes coincidió y estuvo ligada a dos toreros de aquí como El Cid y Manuel Escribano. Eso marca.
P.–No podemos olvidar a otros toreros de fuera de Sevilla que cuajaron tardes inolvidables con la corrida de Victorino.
R.–Por supuesto. Ahí hay que incluir a El Tato, Pepín Liria, Antonio Ferrera, Paco Ureña… sin olvidarnos ahora de Borja Jiménez, también sevillano.
P. –Después de nombrar a Escribano hay que hablar del toro Cobradiezmos. Ahí se tocó el cielo con las manos…
R.–Ese toro significó muchas cosas en la casa y en mi historia personal. No sé si ha sido el más bravo porque no creo en los totales pero sí ha sido uno de los más mediáticos. Los niños venían a la finca y querían conocer a Cobradiezmos. Fue un toro que por las circunstancias, su forma de embestir, la televisión… tuvo una repercusión impresionante. Han sacado hasta un juguete.
La Fundación Toro de Lidia sólo pretende normalizar la relación de la sociedad actual con la tauromaquia”
P.–Un toro que ha dejado una simiente en la casa. Hay un antes y un después en los cerrados de Las Tiesas.
R.–Ha dejado ocho camadas. Tengo hijos y nietos cubriendo e hijas y nietas como reproductoras. El toro fue una tarjeta de presentación de lo que estamos buscando, de lo que queremos que sea nuestra ganadería en un futuro.
P.–Es obligado darle un repaso a todos los logros y acontecimientos que está viviendo desde la calidad de presidente de la Fundación Toro de Lidia. La cúspide ha estado en la entrega del renovado Premio Nacional de Tauromaquia en el Senado.
R.–Tenemos un mundo importante y fundamental en el día a día de nuestro país y no estaba puesto en valor. La Fundación tiene un equipo fabuloso de gente que se multiplica en sus funciones y nos pasa como a El Cid Campeador, contamos nuestras batallas por triunfos. Y hay mucha gente que, sin tener vinculación profesional pone por delante su cariño y afición por el mundo del toro para trabajar como titanes de forma desinteresada. Nos pagamos hasta nuestras dietas y yo me incluyo. Tengo que agradecer la implicación y la generosidad de todas esas personas y el resultado de todos esfuerzos se está viendo: el bono cultural, lo del Premio Nacional de Tauromaquia, la reapertura de plazas gracias a los circuitos de novilladas, el juicio ganado al alcalde de Villena... La gente está viendo que ya no se puede atacar al toro de forma gratuita. En la mayoría de los casos han salido perdedores.
La recuperación del Premio Nacional de Tauromaquia ha sido la culminación de muchísimos trabajos”
P.–La imagen es potente: contemplar a tantos toreros y ganaderos sentados juntos en los escaños del Senado.
R.–El Premio Nacional de Tauromaquia ha sido la culminación de tantos trabajos. Pero ahí no nos vamos a quedar. Seguiremos avanzando. El premio ha tenido tres actos: después de la presentación en la sede de la Comunidad de Madrid de la Puerta del Sol y el fallo en el Palacio de Fuensalida de Toledo llegó la entrega en el Senado. Se trata de normalizar el mundo del toro, visibilizarlo. Los toros están presentes en muchos sitios. La corrida del Domingo de Resurrección en Sevilla es uno de los acontecimientos más importantes de todo el año en la ciudad. Allí se dan cita ministros, intelectuales, deportistas… ¿Por qué no sale en ningún lado? Parece que no existimos y la Fundación lo único que pretende es normalizar esa relación con la sociedad.
P.–Adolfo Suárez dijo que había que hacer normal lo que es normal en la calle.
R.–De eso se trata. Somos el segundo espectáculo de masas y creo que el acto del Senado no llegó a ser cubierto por esa televisión pública que pagamos todos. Si hay reunidos representantes de nueve comunidades, senadores, toreros de la talla de Ponce, Roca Rey, un director cinematográfico de máxima actualidad… ¿Eso no es noticia? Sí, hay que hacer normal lo que es normal.
Tenemos que abrir la puerta de nuestras fincas para que la gente conozca como vive el toro bravo”
P.–¿Hay algún paso pendiente en este proceso? ¿Se puede llegar a un punto de fatiga en este estado permanente de reivindicación de la tauromaquia?
R.–La gran ventaja de la Fundación es que nuestra moral es inagotable. Vamos a seguir peleando por lo que consideramos que es nuestro, por lo que nos corresponde. Hay muchas cosas pendientes: tenemos que estar en los presupuestos generales del estado como una industria cultural, tenemos que aparecer en la información general de las televisiones públicas como cualquier actividad normal cuando aparecen algunas lejísimos del calado social de la tauromaquia. Y hay otra cosa fundamental que tenemos que conseguir y es que los encastes sean considerados razas en sí mismas, núcleos genéticos en peligro de extinción. La distancia genética que hay entre algunos encastes es mayor que la puede haber entre una vaca de carne y otra de leche.
P.–El gremio ganadero está siendo el gran sufridor…
R.–Cuando mi padre compró lo de Escudero Calvo sus hermanos le decían que estaba loco, que ser ganadero de primera era para ricos, que iba a ser la ruina de la familia. Mi padre abrió un camino muy importante porque este sector siempre había sido deficitario, pero como todo el sector primario que se enfrenta a precios de venta similares a los que se barajaban hace 30 años. Hemos pasado cuatro años muy duros por la pandemia. A ver qué negocio aguanta cuatro años sin ingresos y con los mismos gastos. Después se multiplicó por dos el precio de los granos, después los forrajes por cuatro… Han subido todos los medios de producción, la mano de obra, todo… Los ganaderos somos unos auténticos héroes aunque para muchos criadores no sea su ocupación principal. Pero en la vida hay una cosa que se llama riqueza emocional. Se ganan la vida de una forma pero lo que les satisface es otra.
P.–Y ahora que se habla tanto de la España vaciada hay que reivindicar el campo bravo como ancla de la población, sus valores ecológicos, económicos…
R.–Lo que más fija la población del mundo rural es la actividad cinegética pero sobre todo la ganadera. El ganado come todos los días y hay percances o imprevistos en cada jornada. Aquí no hay ni fines de semana, ni domingos ni fiestas de guardar. La ganadería brava, por su propia peculiaridad y su manejo triplica el número de puestos de trabajo que genera una vacada mansa. Pero por otro lado está la labor de conservación del medio ambiente. Estamos hablando de una especie única, con más de 30 núcleos genéticos en peligro de extinción. A todos se nos llena la boca de hablar de la dehesa pero en Europa no la entendían. Si no es bosque es pasto, decían. Pues aquí tenemos una explotación que es mitad de pasto y mitad de arboleda que sirve para dar de comer a los animales, que aprovechan hasta las ramas cuando se podan. El 40% del terreno adehesado de la Península Ibérica está cubierta por ganaderías de lidia. Si el león es el rey de la selva, el toro es el rey de la dehesa. Frank Cuesta hizo un programa para conocer a fondo la tauromaquia. Estuvo en mi casa –Cobradiezmos se arrancó al coche-, estuvo en una corrida nuestra en Madrid, conoció todo el proceso de la lidia… el no comparte la muerte del toro por sus propias convicciones pero su conclusión fue que si la vida de un toro desde que nace hasta que muere en la plaza tiene veinte eslabones no podía estar más de acuerdo en los diecinueve primeros. Él conocía todo tipo de explotaciones y reservas de animales por el mundo pero concluyó que la más respetuosa con el medio ambiente y el propio animal eran las de toros bravos.
P.–Y los ganaderos han comprendido que tienen que abrir las puertas de su casa.
R.–Las ganaderías han sido una garantía de ecología y conservación del medio ambiente durante siglos. Por eso es muy importante que los ganaderos abramos nuestras fincas, nuestras explotaciones, para que la gente conozca como vive el toro. Además de ser una ayuda económica si se organiza bien es una ventana abierta a la sociedad, a todas las personas, para que conozcan la realidad de nuestro mundo. Muchas veces se habla con un desconocimiento total y absoluto.
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