Temporada 2024 en Sevilla: la prueba de la memoria

BALANCE DE LA CAMPAÑA

El faenón de Juan Ortega ha sido el suceso más trascedente de un año marcado por la respuesta del público

Perera, Roca, Luque y Talavante lograron abrir la Puerta del Príncipe

En los rescoldos de una temporada cerrada en falso

Natural inmenso de Juan Ortega a ‘Florentino’, el toro castaño que se fue al desolladero sin sus orejas.
Natural inmenso de Juan Ortega a ‘Florentino’, el toro castaño que se fue al desolladero sin sus orejas. / Juan Carlos Muñoz

26 de octubre 2024 - 23:59

La temporada 2024 ya es historia. También en la plaza de la Maestranza que el pasado 20 de octubre cerró las puertas a su actividad taurina –la febril y rentable versión turística permanece todo el año- en espera de un nuevo Domingo de Resurrección que en 2025 llegará en la tardía fecha del 20 de abril marcando, de paso, el calendario de la Feria de Abril que se adentrará en el mes de mayo. Es tiempo de cuentas, balances y reflexiones; toca echar la vista atrás para resumir lo que pasó en el coso del Baratillo en este año que está cada vez más próximo a pedir la cuenta. 

Si ponemos a prueba la memoria –ay, la memoria- hay un trasteo que rebasa cualquier estadística y hasta ese puñado de Puertas del Príncipe que han devaluado el que era un alto honor. Sin esas componendas aritméticas la faena instrumentada por Juan Ortega a un toro de Garcigrande se erige en el suceso más importante de una campaña que había sido montada por y para Morante de la Puebla, que ya andaba sumido en su propia travesía del desierto e iba a pasar en blanco por una feria en la que había contratado cuatro corridas. El diestro cigarrero ya había estado a punto de caerse del cartel inaugural, el Domingo de Resurrección, por culpa de esos recurrentes problemas psiquiátricos que acabaron descabalgándolo de la última cita del abono y del festival de los Gitanos, escenario de la apabullante exhibición profesional de Daniel Luque.

Morante acabaría pasando en blanco por la Feria de Abril.
Morante acabaría pasando en blanco por la Feria de Abril. / Juan Carlos Muñoz

Pero fue el trasteo de Juan Ortega, en definitiva, el que marcaría a fuego la Feria entera, toda la temporada y hasta la propia campaña del diestro sevillano, que levantó un monumento al hilo más clásico del toreo a la vez que se desembarazaba de sus últimos lastres personales. Ése fue el verdadero suceso de una Feria que también tuvo su triunfador formal atendiendo a estadísticas y componendas de jurados. Hablamos de Daniel Luque, que había sido despojado de su derecho natural en la tarde del domingo pascual por el inoperante veto de Roca Rey. Pero el matador de Gerena, sin llegar a la altura de sí mismo en esta misma plaza, lograría abrir la segunda Puerta del Príncipe de su vida erigiéndose en el torero más completo del ciclo , favorecido además por el plácet del público, más arisco con Roca en sus dos primeras tardes y rendido al final. 

Pero ya lo hemos dicho: no iba a ser la única vez que se abriera el mítico arco en primavera. Miguel Ángel Perera iba a ser el primero en traspasarlo marcando la solidez de su vigésimo aniversario como matador. Fue el portazo más sólido del serial abrileño, rúbrica de la actuación más completa del extremeño en Sevilla, perfectamente aliado con la gran corrida de El Parralejo, que incluyó un estupendo toro de vuelta en su lote. Era la primera vez que lo conseguía; la segunda de Luque que acabaría siendo empatado por su entrañable rival, Roca Rey, que le igualó la tarde del sábado de los fuegos después de cortar los tres preceptivos trofeos con a un envío de Victoriano del Río sin dejar demasiado poso en la memoria del aficionado. 

Luque sale reforzado de su paso por la plaza de la Maestranza.
Luque sale reforzado de su paso por la plaza de la Maestranza. / José Angel García

Mucho más recordado, por emocionante y torero, fue el gesto de Manuel Escribano. Se había apuntado un año más a la corrida de Victorino Martín junto al propio Roca –que sintió la hostilidad del público- y Borja Jiménez, que dio una notable dimensión en una feria en la que se jugaba mucho. El primero iba a enviar al hule al diestro de Gerena, que exigió ser operado con anestesia local para poder pasaportar el sexto. Lo volvió a saludar a portagayola en una trepidante actuación premiada con dos orejas que se sumaban a su excelente cosecha en la plaza de la Maestranza. En el cierre del ciclo, con la de Miura, no tendría las mismas opciones aunque esa tarde Esaú Fernández cortó una oreja que le confirma como nuevo especialista de la temida divisa. 

Si seguimos poniendo a prueba el recuerdo hay que reseñar la faena de Urdiales a un toro de Cuvillo, culminada con la más bella estocada de la feria. También puntuaría Emilio de Justo con un ejemplar de Garcigrande y con su lote de La Quinta la misma tarde que El Cid se afinó con un ejemplar de vuelta al ruedo que se sumó a la ancha baraja de toros notables que han saltado al coso maestrante esta temporada. Pero más ilusionante, por trascendente y premonitorio, fue el hacer y el saber de Pablo Aguado con un astado de Victoriano del Río que reveló su renovada ambición en la cara de los toros. 

El emocionante gesto de Manuel Escribano marcaría la Feria de Abril
El emocionante gesto de Manuel Escribano marcaría la Feria de Abril / Juan Carlos Muñoz

Tras la corrida del Domingo de Resurrección se había escenificado un nuevo formato de la llamada corrida de la oportunidad que alumbró un estéril aldabonazo de Calerito, también de Lama de Góngora y el fracaso indisimulado de Ruiz Muñoz. Con el inicio del ciclo continuado llegó el mayor triunfo ganadero, el de Santi Domecq, que echó un encierro de matrícula de honor –con el gran Tabarro a la cabeza, desorejado por David de Miranda- estoqueado por una terna de meras circunstancias. De la artificial y funcionarial clase alta del escalafón –Manzanares, Talavante y Castella- nadie se acuerda. Del resto menos… 

Manuel Escribano protagonizó uno de los gestos más emocionantes de la Feria de Abril al salir a matar al sexto de Victorino después de exigir ser operado sin anestesia

Novilladas con picadores: agotamiento de un modelo

Pero la Feria pasó y llegó el turno del tramo de novilladas con picadores, que evidenció el agotamiento del actual planteamiento, de su formato y hasta sus fechas. No iban a dejar demasiado rastro por más que contara a priori con algunos alicientes, como el anuncio de Javier Zulueta y Mariscal Ruiz, la pareja sevillana del momento. Se esquivó la competencia a priori pero acabarían coincidiendo en la final del V Circuito de Novilladas de Andalucía –junto al extremeño El Mella, que se entregó como un jabato- incluida en el abono con el cartel en blanco. Mariscal se acabaría llevando la victoria sumando su segundo paseíllo en un ciclo en el que hay que recordar el gran juego de la novillada de Julio de la Puerta.  

Interesaron, sin dejar demasiados rescoldos, novilleros como El Melli o el algabeño Manuel Jesús Carrión pero si hubo un novillero que dejó ganas de volver a ser visto fue el maño Aarón Palacio. Con el Corpus llegaría el cambio de jornada: del domingo al jueves. Diego Bastos cortó una oreja ante un mal encierro de Talavante. Manuel Román –que se acabaría retirando unos meses después- pasaría desapercibido y Zulueta volvería a pasar en blanco. A partir de ahí, ya con horario nocturno, hay que recordar el excelente toreo al natural de Martín Morilla, la proyección del valenciano Nek Romero y la despegada facilidad del portugués Tomás Bastos. En la sexta y última sobresalió la solvencia, la calidad y la entrega de Villita. Volvía a la plaza de la Maestranza seis años después de quedar como triunfador del ciclo de promoción… 

El tramo de novilladas con picadores evidenció el agotamiento del formato actual en fechas y planteamiento

Ciclo de promoción que llenó los jueves de julio dejando un triunfador oficial, el valencinero Pepe Martínez que, jugando bien sus cartas, se impuso en la final al sólido toreo de Jorge Hurtado y, sobre todo, al menor nivel mostrado por el palaciego Troncoso, incluido en la final por el sorprendente fallo del jurado de asesores que había dejado en el camino al autor de la actuación más solvente, capaz y redonda de todo el ciclo: la del burgalés Ruiz de Velasco, triunfador moral.

San Miguel

Pasó el verano mientras se hablaba de las idas y las vueltas de Morante de la Puebla, anunciado en San Miguel. Su presencia, en realidad, era una quimera por más que se tratara de ganar tiempo. El ciclo septembrino iba a brindar para los titulares la olvidable salida por la Puerta del Príncipe de Alejandro Talavante, que había sorteado un grandioso ejemplar de Victoriano del Río llamado Dalia al que cuajó a medias entre efectismos. Castella también cortó una oreja intrascendente a otro buen toro del mismo encierro en una tarde en la que hay que consignar la entrega responsabilizada de Daniel Luque, con raza de verdadera figura del toreo.

La espada impediría al día siguiente que Borja Jiménez coronara el triunfo que se había currado con el mejor toro del desigual envío de Garcigrande en una tarde anodina –una más- de Manzanares y un Roca Rey extrañamente conformista. El serial otoñal se iba a cerrar con la despedida de Hermoso de Mendoza, arropado por el público sevillano y acompañado por Juan Ortega y Pablo Aguado, sustituto natural de Morante. La memoria, una vez más, se convierte en juez: la tarde, arruinada por un encierro podrido de Matilla, iba a quedar sublimada en los breves primores capoteros de los dos espadas. Se cerraba así el abono, pendiente del festival del pasado día 20 que ponía el broche definitivo con otro zapatazo gordo de Luque. 

Concluía así una temporada que ha certificado su fortaleza en la taquilla, la definitiva mudanza del público y el estancamiento de un abono trocado por un espectador ocasional que escoge quién, cómo y cuándo. San Miguel sigue ganando terreno en una programación que podría equilibrarse aún más entre la primavera y el otoño, incluyendo esas novilladas en tierra de nadie que demandan una vuelta completa para pasar del mero relleno –enjugado por la omnipresencia del turismo- y no caer en una peligrosa irrelevancia. La memoria, una vez más, apunta nombres para el año que vendrá: Ortega, Luque, Aguado, Escribano, Roca Rey y… Morante. 

La temporada en números

29 festejos. En la campaña 2024 se han celebrado 24 festejos de abono desglosados entre 16 corridas de toros, una de rejones, una corrida mixta y seis novilladas con picadores. Al abono hay que sumar las 4 novilladas sin picadores del Ciclo de Promoción de Nuevos Valores y el festival benéfico de cierre de la temporada.

Cuatro puertas del Príncipe. Los matadores que han logrado traspasar la mítica Puerta del Príncipe después de pasear los tres trofeos preceptivos han sido Miguel Ángel Perera, Daniel Luque, Andrés Roca Rey y Alejandro Talavante que fue el último en descerrajarla en la Feria de San Miguel.

Trofeos. En el apartado de las corridas de toros se han cortado un total de 38 orejas. Sólo en la Feria de Abril se sumaron 34 orejas y a dos toros, uno de El Parralejo y otro de La Quinta, se les dio la vuelta al ruedo en el arrastre, el mismo honor que recibió Dalia, de Victoriano del Río en septiembre.. En la Feria de San Miguel se cortaron 6. Los novilleros con picadores, por su parte lograron sumar cinco orejas y los aspirantes, ocho .

Llenazos. En el ciclo abrileño se llegaría a poner el ansiado cartel de 'No hay billetes para hoy' en 7 ocasiones al que hay que sumar el que se colgó en la feria de San Miguel . 

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