Una tarde de intermedio: oportunidades que van y vienen

Contracrónica

La entrega indeclinable de Calerito, que paseó dos trofeos que deben despejar su horizonte más próximo, ofició de contrapunto con el indisimulado mitin que dio José Ruiz Muñoz

Calerito aprovecha una oportunidad que en su caso sí fue de oro

Feria de Abril en la plaza de la Maestranza: los toros como Fiesta Mayor

La segunda del abono de la Real Maestranza, en imágenes
La entrega de Calerito fue el hilo argumental de su actuación en la segunda de abono. / Juan Carlos Vázquez Osuna

La tarde avanzaba sin demasiados oropeles pero sí había servido para enseñar las ganas de ser de Calerito y Lama de Góngora. La primavera, por fin, también había llegado a la plaza de la Maestranza en una tarde que comenzó con un sol picante y concluyó con ese fresquito que sube con la marea del Guadalquivir. Calerito, el joven matador de Aznalcóllar, se afanaba en hilvanar lo mejor de su faena al sexto de la tarde sobre la mano izquierda. Y sonó Puerta Grande... Para algunas generaciones de aficionados que ya van peinando más de una cana era mucho más que un pasodoble y ofició de espuela del recuerdo en unos tiempos en los que fuimos bastante más jóvenes. Se trataba de aquella sintonía inconfundible que nos trasladaba a la plaza de Las Ventas, la corrida de Asprona de Albacete o esa invariable retransmisión veraniega de la feria de la Virgen del Mar de Almería.

El pasodoble 'Puerta Grande' saludaba las retransmisiones de una televisión que, entonces sí, era de todos

Puerta Grande saludaba las recordadas y perdidas retransmisiones de una televisión, la española, que un día sí fue de todos. La voz de Gordillo, Fernández-Román, Federico Arnás… forman parte de la memoria doméstica de varias generaciones de aficionados que se alimentaron de aquella cotidianidad taurina de unos tiempos que, en este caso, sí fueron mejores. Pero hay que contentarse con lo que tenemos y hacer votos por conservarlo. En los aledaños de la plaza de podía ver al equipo y los nuevos gestores de la plataforma One Toro que mantiene esa llama catódica sucediendo a Telefónica y el Plus. Y hay que reconocer una cosa: han conseguido anunciar en invierno el centenar largo de retransmisiones que van a afrontar en esta segunda temporada de vida activa.

Lo que no sale en la tele, ya se sabe… ni existe. Y la pantalla le ha acabado haciendo un flaco favor a José Ruiz Muñoz que también había hecho su propio guiño a esos ochenta y noventa en los que el toro se asomaba a todas las casas sin la discusión de lo políticamente correcto. Pepe Ruiz había escogido un terno verde Fidel, bordado en azabaches, que no sabemos si era heredado o calcado de uno de los que usó en esa época su ilustre tío abuelo Curro Romero antes de que llegara ese poscurrismo en el que muchos de sus fieles no se reconocen. El sainete fue descarnado, indisimulado, de incapacidad absoluta… Hace sólo un año había logrado embelesar al público sevillano con una faena de arte y ensayo que tuvo la virtud de enseñar algo distinto. Era el día y la noche. La tarde de este domingo es un baldón demasiado fuerte que debe hacerle reflexionar profundamente. Bien que lo sentimos…

La actuación de José Ruiz Muñoz, comparada con la del año pasado, fue como el día y la noche...

Pero hay que alegrarse por la oreja que cortó Lama de Góngora que sigue luchando por encontrar su lugar en este complejo mundo. Aquella Puerta del Príncipe en su época de novillero sin picadores fue, paradójicamente, un baldón para el comienzo de su carrera. De alguna manera se convirtió en un juguete roto pero la fe en sí mismo y un viaje iniciático a lo más profundo de la América taurina le cambiaron la vida y la visión de sí mismo. Comprendió que sólo podía ser torero. Enhorabuena, matador.

En cualquier caso, esta tarde de intermedio –es una delicia vivir la corrida entre cabales, aunque el empresario preferirá colas en la taquilla- sirvió para reivindicar la capacidad, la ambición y la calidad de un torero joven que dejó atrás hace mucho tiempo aquella aura de niño prodigio que le acompañó en sus inicios. Esa entrega incondicional fue el verdadero hilo argumental de dos faenas que estuvieron a la altura del lote más completo de los ‘murubes’ de Fermín Bohórquez. Sus íntimos Paco Ojeda y Miguel Báez Litri no se perdieron los vaivenes de esta corrida, bien presentada, en la que hubo de todo. Este martes comienza el definitivo ciclo continuado de festejos después de un lunes de respiro que se agradece en medio de tantos y tan variados actos. La fiesta sigue…

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