AMÉRICA TAURINA
Borja Jiménez confirma este domingo en la México
Contracrónica de la segunda de Colombinas
La vida taurina de David de Miranda no ha sido un camino de rosas. Su trayectoria profesional está marcada por un gravísimo percance que no logró quebrar las confianzas. Fue en la coqueta plaza zamorana de Toro, hace ya siete años, cuando un sobrero de Sánchez Urbina le partió por la mitad haciendo peligrar su vida primero, su trayectoria profesional después.
La capacidad de resurgir de esas cenizas, de creer en sí mismo, fue clave para recuperarse y volver a la cara del toro contra todo pronóstico y en tiempo record. Eran cuatro vértebras fracturadas, demasiadas dudas sobre la futura movilidad de su cuerpo y la fortaleza para afrontar una tremenda rehabilitación que dio la medida del hombre. Pero la vida le tenía guardado un premio:en la feria de San Isidro de 2019 llegó la confirmación de alternativa de manos del mariscal Juli que se saldó con una salida a hombros que, quizá, no tuvo el rendimiento deseado. Quedaba menos de un año para que la malhadada pandemia fundiera a negro hasta el último de los resortes cotidianos. Tocaba esperar de nuevo, seguir confiando en las propias posibilidades...
Antes de que el virus nos metiera en casa se habían anunciado los carteles de la Feria de Abril y con ellos la presentación de David en la plaza de la Maestranza como matador de toros. El resto es sabido: la temporada acabó fundida a negro y hubo que volver a poner a prueba la paciencia para volverse a ver anunciado en el coso del Baratillo. Fue en la última feria. Hizo el paseíllo junto a José Garrido y Leo Valadez para estoquear una corrida que estaba en el punto de mira del aficionado: la de Santi Domecq. Las expectativas no se vieron defraudadas y David de Miranda sorteó, precisamente, el lote estrella del envío de los campos jerezanos.
Realmente no se afinó con el gran segundo pero sí acertó a lucir la excelencia del célebre Tabarro, un toro que debió dar la vuelta al ruedo antes de encarar la puerta de arrastre. El diestro de Trigueros paseó dos merecidas orejas pero la bravura global de ese animal acabaría teniendo mayor trascendencia...
En esa tesitura, la encerrona de estas Colombinas se antojaba como una reafirmación profesional y un definitivo toque de atención para encaramarse al circuito de las ferias. Ahí está siempre la incógnita. La apuesta no estaba exenta de riesgos pero la elección del ganado iba a poner en sus manos otro ejemplar de revolución marcado con el hierro de Pereda, empresario de la tarde;apoderado del torero, ganadero triunfador, hijo del rescatador de la plaza de La Merced... Con ese animal, llamado Barbaverde, iba a alcanzar sus mejores registros en una faena fiel a su más íntimo concepto. El ritmo de la faena y la excelencia del animal acabarían espoleando el indulto.
Antes no había terminado de entenderse del todo con noble -y absurdamente desmochado- pupilo de Santi Domecq y había empezado a calentar motores con el toro de Loreto Charro. Con una cosecha amplia de orejas aún le quedaba un victorino con teclas que tocar que necesitaba otra experiencia. Iba a andar un punto encimista con el potable villamarta y se arrimó con el de Domínguez Camacho. Ahora toca rentabilizar la gesta.
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