De San Juan a San Pedro: arranca el verano taurino

EL REPASO

Las ferias del cereal marcan el ecuador de una temporada huérfana de Morante mientras las huestes del toreo miran al puerto de San Fermín, definitiva explosión taurina estival 

Morante, sin fecha de vuelta, sigue acumulando contratos

La plaza de la Maestranza abre paso a las bases del toreo

Una imagen de un día de toros en El Puerto.
Una imagen de un día de toros en El Puerto. / Fito Carreto

Las hogueras del solsticio, un año más, marcaron el definitivo punto de inflexión en el devenir de la temporada, olvidados los rigores de esas cumbres isidriles que enseñaron las grisallas de un escalafón avejentado, conformista y lleno de desconchones. Ya les contamos que la feria la salvó Borja Jiménez en el último suspiro y con las mesas a medio recoger. Pero la campaña sigue y se adentra en su curso medio a la vez que las cosechas saludan esas ferias que se han bendecido con el nombre de San Juan, San Pedro y San Pablo. Son los santos del cereal, venerados en los seriales que marcan el arranque definitivo del verano taurino en Alicante, Badajoz, Algeciras, Zamora o Burgos.  

Hablamos de un estío que mantiene la estabilidad de las líneas del toreo, convertida en una aburrida guerra de trincheras que beneficia a los de siempre. Ya lo hemos mencionado hasta la saciedad en los últimos tiempos: hay carteles que huelen a naftalina desde hace algunos años y el eclipse de Morante sigue siendo un hueco muy difícil de llenar por las empresas que tienen dos opciones: acatar las consignas del sistema o apostar por toreros, son muy pocos, en verdadera sazón. En esas estamos… 

¿Cuál es el sitio, el día y la hora? 

Mientras tanto hay que seguir hablando del diestro de La Puebla, pendientes de una reaparición que podría ser inminente… o no. Su sombre sigue colgado en casi todas las citas de alcurnia de la temporada –las sustituciones se resuelven por goteo, con desigual fortuna- mientras se sigue anunciando con letras grandes en la mayoría de las ferias, con los gestores de las respectivas plazas asegurando que la epifanía será en la suya, deshojando margaritas en torno a esa reaparición que llegará, eso sí, por sorpresa y sin mediar mayores protocolos. Es la peculiar –o inexistente- política de comunicación de un grandioso torero –la máxima figura actual con permiso de Roca Rey- que nunca ha cubierto demasiado bien ese y otros flancos. Es así, que se le va a hacer… 

El caso es que arrecian los rumores de esa vuelta mientras el matador cigarrero rumia su propia saudade en su santuario lusitano de la mano de Pedro Marques, algo más que un apoderado en la trayectoria taurina y vital del torero. Pero José Antonio Morante Camacho siendo la incógnita más hermosa: ¿Qué registros alcanzará cuando sea devuelto del infierno de su gloria? ¿Será capaz de reeditar los recitales de los años del pos covid? Esperando el anuncio de la fecha de su vuelta podemos jugar a adivinos: después de desechar su presencia en Teruel el próximo viernes, –será sustituido por el madrileño Fernando Adrián- en la agenda del genio figura la cita de San Fermín, el día 12 de julio junto a Cayetano y Roca Rey para despachar un encierro de Jandilla. El compromiso es fuerte: por el imponente escenario y el peculiar público que lo puebla; el impresionante toro que se lidia y la maciza bolsa que se cobra. ¿Podrá producirse en Pamplona la reencarnación? Seguimos esperando… 

La gran feria del litoral andaluz 

Pero una cosa nos lleva a otra. En estos días se han desvelado los carteles de la temporada veraniega del Puerto de Santa María y las Colombinas de Huelva que encarnan la fachada atlántica de esa inmensa feria veraniega del litoral andaluz que cuenta con dos citas de referencia en la orilla mediterránea: son las ferias de Málaga y Almería. En todas ellas se cuenta con la presencia de Morante, incluyendo ese ciclo de la Virgen del Mar que verá la luz en pocas fechas con la apuesta pendiente –es el quebradero de cabeza del empresario José María Garzón- de devolver el toreo a los ritos de la sociedad almeriense.  

Pero ya que hablamos de El Puerto, con el previsto doblete de Morante, brilla por su ausencia el nombre de Juan Ortega. Fue el autor del mejor trasteo de la pasada Feria de Abril y es un torero con gran cartel en la Plaza Real que se puebla con muchas de las caras que dan carácter a la plaza de la Maestranza sevillana. Desconocemos las razones de unos y otros. El que pierde es el aficionado. Porque la verdad, la verdad de la buena es que es de los pocos que te hacen preparar la maleta, coger el coche y echarte a la carretera… 

Vuelven los jueves de promoción 

La primera cita es el próximo jueves. El público familiar y la selecta nevería seguirán dando carácter a esa pasarela de oportunidades que llenan de juventud e ilusión el ruedo de la plaza de la Maestranza en esas cuatro citas nocturnas que se resuelven en tres festejos clasificatorios y la gran final del día de Santiago, en vísperas de la fiesta de Santa Ana que incendia de farolillos la orilla opuesta. El ciclo de promoción de nuevos valores, que ya suma 37 ediciones consecutivas, es un capítulo irrenunciable del calendario de la temporada sevillana y tiene el reto de resarcirnos del escasísimo recuerdo que han dejado las novilladas picadas incluidas en el abono. Dieciocho aspirantes –incluyendo una chica, que será la encargada de estoquear el primer eral que salte al ruedo- se juegan el flamante vestido de torear que regala la Real Maestranza. De ellos, con ayuda de la suerte, depende.  

 

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