A retortero con el tema de las novilladas
EL REPASO
Los festejos patrocinados por la Fundación del Toro de Lidia o las novilladas incluidas en el abono sevillano palían la sequía de este tipo de festejos que pueden y deben dar más
Los finalistas del V Circuito de Novilladas de Andalucía se dan un baño institucional
Dieciséis novilleros en busca de la gloria
El V Circuito de Novilladas de Andalucía ya pasó. La victoria fue para Mariscal Ruiz que había alcanzado la final del certamen, entibiada por el juego mejorable de las reses de Bohórquez, acompañado de Javier Zulueta y El Mella, que quedaron segundo y tercer clasificados respectivamente. El ciclo trazado por la Fundación del Toro de Lidia con el apoyo de la Junta de Andalucía les permitió llegar a esa meta con varios festejos toreados y, especialmente, rodeados de una encomiable y bien trazada campaña de promoción y visibilización que alcanzó instituciones, medios de comunicación y entidades patrocinadoras.
Hay que sumar otros factores, como la apertura de varias plazas del circuito rural o la lidia de varios encierros de ganaderías de nuestra región que, en otras circunstancias, se habrían quedado en el campo. Fueron nueve los chavales anunciados y tres los escogidos. Gran parte de los objetivos están cumplidos pero el pez debe trocarse en caña: el circuito, a largo plazo, no debería suplir la iniciativa empresarial y el mercado natural de estos festejos, tan deficitarios, que necesitan crear su propia demanda para no caer en un proteccionismo artificial que tampoco conduciría a nada. Ya lo dijo y repitió Carlos Núñez en sus años de presidente de la Unión de Criadores: “la tauromaquia tiene que ser interesante, sostenible y asequible”. Tenía razón…
Algunas propuestas razonables
En 2023 se celebraron 33 novilladas picadas en Andalucía, un número que contrasta con las 18 computadas en 2019, última temporada completa antes del descalzaperros de la pandemia. Las cifras serían otras sin el ciclo de la FTL –que ha sumado seis festejos- y sin la apuesta mantenida por la empresa Pagés, que mantiene otros seis dentro del abono a las que hay que unir los festejos promocionales sin picar que llenan las noches de los jueves de julio dando otra oportunidad de oro a los niveles inferiores de la cantera.
Esas novilladas acogidas en la programación de la plaza de la Maestranza son necesarias, vitales… pero necesitan una vuelta para no fosilizarse y, sobre todo, mantener el interés de un público que encuentra otras formas de ocio cuando el calor aprieta o llegan los fines de semana. El aficionado Genaro Escudero, vía Twitter, abría días atrás ese debate aportando algunas propuestas de interés, empezando por la calidad de un ganado que merecería otra apuesta. Posiblemente ya no se encuentran en el campo aquellas novilladas de excelencias que se lidiaban en la época de los Litri y Camino, Finito y Jesulín, Aparicio… pero merecería la pena rascar los cerrados e involucrar a los criadores para recuperar ese terreno perdido.
Pero hay más: Escudero también hablaba del manifiesto de las reses que la propia empresa Pagés experimentó no hace demasiados años desvelando el secreto de los corrales a los aficionados y, especialmente, a muchos niños que sentían de cerca la inquietante presencia de las reses bravas. ¿Por qué no rescatar la experiencia? ¿Por qué no convertirla en un clásico de las vísperas de estos festejos? El tuitero añadía otras consideraciones a tener en cuenta pero desde estas líneas añadimos o matizamos las nuestras.
Necesidad de un esquema competitivo
Llenar los puestos posibles –salvando la final del Circuito, que se anunció en el abono con el cartel en blanco- tirando de una lista o curriculum se antoja obsoleto y escaso de interés. El tramo de novilladas demanda un esquema competitivo y eliminatorio que conduzca a una gran final que, si los chavales generaran expectación, podría convertirse en un pequeño gran acontecimiento. Tampoco sería desdeñable pasar algunos de los festejos al mes de septiembre o comienzos de octubre descongestionando esa primavera que, año a año, se parece más al verano y sus rigores. El entorno de la feria de San Miguel ha mostrado su fortaleza, dentro y fuera de la plaza.
Hay que redundar en el asunto: sería necesario poner a los mejores, crear ese esquema de competición, y tachar algunos nombres de la lista. Para ello haría falta que, tal y como sucede en el mundo del fútbol, las grandes empresas contaran con solventes veedores de talentos para asegurar el futuro. ¿Quién le pone el cascabel a ese gato?
Pero hay más. La empresa Pagés lleva varios años promocionando las novilladas picadas entre la juventud interpelando a distintos centros formativos y universitarios de la ciudad que ocupan un palco de sol acompañados de algún torero o personalidad taurina. La iniciativa se mantiene y permite calibrar el interés que genera el espectáculo en esas generaciones. Recientemente puso en marcha otra propuesta para dar acceso gratuito a los menores a la que le faltó mejor y mayor concreción. Que se quedó corta, vaya. En ese punto también merecería la pena dar un paso más, abrir la mano y llenar la plaza de esos niños a los que se quiere catequizar desde los púlpitos del pensamiento único. Al fin y al cabo se trata de crear afición, alimentar la clientela del futuro y seguir siendo lo que somos. De lo de Colombia ya hablamos la semana que viene, si eso...
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