A modo de recapitulación: toreros futuribles y amortizados
ESPECIAL MATADORES ( y VIII)
El escalafón taurino se puebla con toreros en puntos muy distintos de su trayectoria profesional
Al lado de lidiadores con el crédito terminado se encuentran verdaderas novedades por contrastar
Manuel Escribano: la épica como norma (Especial matadores VII)
De los toreros inevitables (Especial matadores VI)
FInalizan estos especiales dominicales dedicados a analizar la temporada de los toreros más destacados del año que está a punto de pedir la cuenta asumiendo el riesgo de meter en el mismo saco al breve pelotón de matadores que aún tuvieron algo que decir en 2024 junto a los que navegan ya cerca del sumidero. Algunos, bastantes, tienen mucho más camino recorrido que por recorrer pero también se pueden contar otros que deberían tener cancha suficiente para rentabilizar sus esfuerzos y poner a prueba de los grandes públicos, en el circuito de las ferias, su definitiva proyección. Ahí está el caso de Fernando Adrián, que figura en el número 16 del escalafón con 20 corridas toreadas en 2024. Sincero batallador en todos los frentes, coleccionista de puertas grandes, en Madrid por la Beneficiencia no se iba a dejar nada en el tintero logrando una apabullante salida a hombros que iba a retratar su verdadera personalidad taurina. En 2025 merece mejor trato.
No podemos soslayar en el repaso que hoy concluye el interesante momento de algunos veteranos como Miguel Ángel Perera, que contradice el hartazgo que provocan otros compañeros de generación. La prensa especializada coincidió al señalar que la suya fue la Puerta del Príncipe de mayor fundamento de la pasada Feria de Abril. El diestro extremeño ha conseguido contrapesar la evidente falta de novedad -ya son dos décadas de matador de toros- con una madura solidez mientras encara, es ley de vida, los últimos años de una carrera con varios años para enmarcar.
En esa línea hay que ubicar los méritos de Emilio de Justo, sostenido en el octavo puesto de la tabla con 41 funciones cumplidas. El cacereño sigue saltando por encima de las evidentes secuelas de aquel percance que estuvo a punto de partirle en dos en la primavera de 2022. El diestro cacereño es un torero necesario, que se acoge con agrado en los carteles y debe tener plaza natural en el circuito de las ferias. Ha cubierto una temporada en la clase media alta del escalafón amparado por tardes resonantes como la que logró en Málaga o en su encerrona con los toros de Victorino Martín, claves en su carrera, en la plaza de Valladolid.
Hablábamos de ese circuito en el que también entró con fuerza el toledano Tomás Rufo desde el mismo instante de su alternativa. Las puertas del Príncipe en Sevilla, el amparo inicial de la casa Lozano, el desparpajo, la solvencia y la facilidad en el ruedo... Ahora toca mantener esas constantes, pasada la novedad, y de la mano de nuevos mentores, mantenerse en un tren que es más dicífil retomar que coger. La cosa no se puede quedar en hojarascas, toca profundizae... Un paisano suyo, Álvaro Lorenzo, también batalla ahora -apoderado por Manolo Campuzano- por recuperar sitio en el andén.
Pero si hay que hablar de toreros recuperables, de contrastada personalidad y que pueden aportar un soplo de aire fresco tenemos que mencionar a David Galván, autor de la sorpresa más grata de la pasada feria de San Isidro. Fue una faena original, lejos de los modelos al uso, un auténtico soplo de aire fresco que sorprendió por lo inusual de su puesta en escena. David Galván es otro de los toreros que tiene condiciones para saltar de órbita y airear algunas estancias demasiado ajadas...
En cualquier caso la lista de matadores es extensa, hasta 173 lograron vestirse de luces en una ocasión en la campaña 2024. Pero considerarse en activo o en el mercado real es otra cosa. En cualquier caso merece la pena bucear por los casilleros del escalafón para encontrar algunos nombres de interés que no traducen su proyección con el puesto que ocupan en la tabla. Uno de ellos es Jorge Martínez, murciano recriado taurinamente en Almería que tiene aptitud y actitud para ser tenido en cuenta en verdaderas oportunidades, las mismas que no han contado con otros toreros de la órbita hispalense como el muy capaz Calerito -que puntuó en la corrida de la oportunidad de Sevilla- o incluso Ángel Jiménez, matador de acento personal que ahora anunciado como El Astigitano, que sólo se ha vestido de luces en una ocasión en la campaña.
La tabla, al fin y al cabo, sirve para refrescar la memoria, subrayando algunos nombres que llegaron a gozar su minuto de gloria y ahora aparecen casi de refilón. También hay sitio para reapariciones puntuales como la de Pepín Liria o para esa temporada del adiós que ha permitido a Enrique Ponce despedirse de un puñado de plazas emblemáticas recibiendo el cariño de los aficionados pero evidenciando, a la vez, que su tiempo y su concepto ya había pasado.
De todo un poco
Sí sorprende encontrar mucho más desdibujado el papel de Paco Ureña o Diego Urdiales, torero de culto que ha quedado en los márgenes de la campaña. El Cid, con ocho únicas funciones, también ha quedado lejos de los objetivos marcados cuando decidió reaparecer. ¿Qué pasa con Ginés Marín? El extremeño es dueño de un excelente concepto que se ha prodigado poco por las ferias. El camero Esaú Fernández, por su parte, ha encontrado la cancha más favorable en el circuito de las duras y busca rentabilizar su capacidad con el hierro de Miura. También podemos mencionar al choquero David de Miranda en un año marcado por la bravura de dos toros como Tabarro y Barbaverde, los excelentes ejemplares de Santi Domecq y Pereda que sortearía con distinta repercusión en la Feria de Abril y en sus Colombinas.
Pero hay toreros mucho más veteranos, caso de El Fandi, que pasean su nombre por ruedos de todo pelaje lejísimos de sus mejores fueros, amparado por los mismos apoderados que bloquean el relevo natural de un escalafón bloqueado. ¿Seguimos por ahí? También es obligado hablar de esas alternativas que hacen pensar que, si les dan pista, hay opciones de futuro. Se pueden anotar los nombres de Navalón, Nek Romero... Hasta 25 chavales, y no tan chavales, han cambiado de escalafón en 2025. Pero más allá de todo ello está ese ancho pelotón que pugna por encontrar su propio lugar bajo el sol. La tarta del toreo es corta y se ajusta a la cita evangélica: muchos son los llamados y muy pocos los escogidos.
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