2016-2020: De la paz con las figuras al apagón del covid

25 AÑOS DE TOROS EN SEVILLA (IV)

Si el lustro se iba a estrenar con la vuelta a la normalidad –y con Ramón Valencia de gerente único- acabaría cerrándose con el inesperado fundido a negro forzado por la pandemia

2011-2015: Del indulto de 'Arrojado' al bienio triste

2006-2010: De la cumbre del Cid al adiós del viejo Manzanares

2000-2005: Llegaban nuevos aires a la calle Adriano...

Pablo Aguado marcó uno de los sucesos más resonantes del período en la Feria de Abril de 2019.
Pablo Aguado marcó uno de los sucesos más resonantes del período en la Feria de Abril de 2019. / Arjona-Pagés

El abono de 2016 se iba a anticipar con el cartel pictórico de Navarro Valdeweg precediendo la presentación de un ciclo taurino en la que Ramón Valencia –que se estrenaba como gerente único de la empresa Pagés después de la salida de su cuñado Eduardo Canorea- ya empezó a tomarle gusto a dictar titulares impactantes. “Esta es la Feria más cara de la historia”, sentenció el empresario destacando también las dificultades para confeccionar unas combinaciones de toros y toreros que implicaban la reconciliación con las primeras figuras después de dos años largos de absurda y traumática ausencia.  

Fue el año en el que Morante exigió el rebaje del peralte del ruedo para volver a anunciarse aunque el diestro de La Puebla ya había anunciado el fin de las hostilidades que abría una nueva etapa en su relación con la empresa Pagés. El Juli, Talavante y Perera también volvían a estar anunciados en esas combinaciones. También fue la feria de la gran faena de Morante en el octavo y último toro que mataba en la feria, un dulce cuvillo que le permitió cuajar uno de los mejores trasteos de su vida después de dejarse un bicho vivo en Resurrección. Pero fue, sobre todo, la feria del indulto de Cobradiezmos, ese gran ejemplar de Victorino Martín que arrastró el hocico en la poderosa muleta de Manuel Escribano, y hasta de la salida a hombros por la Puerta del Príncipe de Juan José Padilla, que tenía aire de premio global a su última etapa en los ruedos. En septiembre hay que anotar una gran faena de Manzanares –que había flaqueado en abril- a un gran toro de Matilla, la solidez de Castella… Fue, por cierto, la primera temporada que ya no pudo contar el compañero Fernando Carrasco.

Derechazo de Escribano a Cobradiezmos en la Maestranza.
Derechazo de Escribano a Cobradiezmos en la Maestranza. / Juan Carlos Muñoz

En 2017 hubo fumata blanca para las combinaciones feriales el 21 de febrero. Valencia volvía a destacar el altísimo presupuesto de aquella feria en la que brillaba la presencia rutilante de Morante de la Puebla y José María Manzanares, que empataban a cuatro contratos. Tres son los que cumplió Alejandro Talavante, además del joven paladín peruano Andrés Roca Rey que ya afianzaba su papel de gran figura en ciernes. También se anunciaron dos alternativas otoñales: las de Pablo Aguado y Rafa Serna. Había otras novedades, como la tarificación de las localidades en función de su altura o el estreno de las novilladas picadas en las noches de los jueves de junio. 

2017, en cualquier caso, tuvo el nombre de Antonio Ferrera, heroico con los victorinos y definitivamente sinfónico y artista con un toro de El Pilar que le permitió concebir el toreo como tratado de armonía. El del diestro extremeño fue uno de los nombres indiscutibles del año; seguramente su mejor intérprete. No nos olvidamos de la feliz simbiosis de Roca Rey con los toros de Victoriano del Río –en la memoria sigue el juego y la lidia de Derramado-, de una honda y sorprendente faena de El Fandi con la de Torrestrella o el nuevo toque de atención de Pepe Moral –excelente al natural- con la corrida de Miura. Pero el año iba a dar para más, incluyendo la inesperada retirada de Morante que, en realidad, sólo sería a la postre un parón estratétigo. En San Miguel, por cierto, iba a caer herido Rafa Serna el mismo día de su alternativa. 

Pepe Moral toreó así al natural a un toro de Miura.
Pepe Moral toreó así al natural a un toro de Miura. / Arjona-Pagés

Sin Morante en abril

Los carteles de 2018 se desvelaron el 12 de febrero. Manzanares, con cuatro contratos, se erigía en columna vertebral de aquella temporada sustituyendo en ese papel a Morante, que eligió la feria de San Miguel para retomar a la plaza de Sevilla después del parón que había iniciado el mes de agosto anterior culminando una temporada de arte y ensayo de la mano del veteranísimo apoderado Manolo Lozano. Antes, el torero se había llevado a Ramón Valencia hasta su casa de La Puebla para que estampara su firma en el contrato sobre la misma mesa de despacho que había pertenecido a Gallito pero no hubo forma de adelantar su vuelta a la primavera. Iba a ser el primer contrato que firmara aquel año; también el último que cumplió en una feria de San Miguel en la que pintó paisajes con figuras sin concretar nada.  

Pero había más notas destacadas, como la inclusión de Antonio Ferrera en la tarde del Domingo de Resurrección para premiar su condición de mejor intérprete del año anterior. Fueron tres tardes las que firmó el extremeño, el mismo número que Talavante y Roca Rey. Eso sí: la ausencia más destacada fue la de Diego Ventura, evidenciando su brecha con la empresa. ¿Qué pasó después? La Feria de Abril pasaría a la historia por el indulto de Orgullito, aquel excelente ejemplar de Garcigrande acompasado a los mejores registros de El Juli. Tres orejas se llevó Manzanares que, a pesar de todo, anduvo lejos de sus mejores fueros que sí iba a recuperar fugazmente en San Miguel, el mismo ciclo elegido por Padilla para despedirse de la afición sevillana.  

También hay que consignar la excelente impresión de Pepe Moral: primero, con una corrida de Las Ramblas pero, de nuevo, con dos Miuras de buena nota que estuvieron a punto de pasaportarle la salida por la ansiada puerta…. Aguado, por su parte, anunció que estaba preparado para sucesos mayores. La temporada iba a concluir con el festival organizado por la Macarena que, además de honrar la memoria de Gallito, abría el camino para recuperar taurinamente una fecha que sirve desde entonces para engrosar las bolsas de caridad de las hermandades.  

El impacto de Pablo Aguado

La de 2019 se iba a presentar el 22 de febrero consagrando el papel de Morante, El Juli, Manzanares y Roca Rey –con cuatro tardes firmadas cada uno- como columna vertebral de un abono en el que también tuvieron cabida toreros emergentes, recuperados o en un especial momento de gracia como Emilio de Justo, Paco Ureña, Diego Urdiales, Ginés Marín y, especialmente… el sevillano Pablo Aguado que firmó la faena del año, de muchos años, y pulverizó el marcador de un ciclo que hasta ese momento tenía el nombre de Roca Rey –le habían llegado a pedir el rabo- sin olvidar la Puerta del Príncipe de El Juli, a la que se le pusieron demasiados matices. Era el último año de la normalidad… 

En 2020 llegaron a presentarse los carteles de una feria que no pudo celebrarse. Ramón Valencia prestó a la prensa aquel titular, “¿Por qué no Garcigrande?”, que venía a resumir su versión en torno a la ausencia de Aguado en el cartel del Domingo de Resurrección que había alimentado la comidilla previa a la presentación de las combinaciones. Se presentaron un 13 de febrero. Un mes después se acababa la normalidad que habíamos conocido hasta aquel momento y con ella todo se convirtió en papel mojado. La vida cotidiana quedaba pulverizada. Todo tardaría en volver… 

 

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