Paco Camino ya descansa en su tierra de Camas

ADIÓS A UNA FIGURA DE ÉPOCA

Figuras de épocas tan distintas como El Cordobés, José Tomás, Espartaco y el Niño de la Capea asistieron al sepelio del diestro camero subrayando su condición de torero de época

Las fotos del entierro de Paco Camino en Camas

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Muere Paco Camino, gran maestro del toreo, a los 83 años

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Entierro del torero Paco Camino en Camas / Juan Carlos Muñoz

El toque fúnebre de las campanas de la parroquia de Santa María de Gracia acompañaba el traslado de los restos mortales de Paco Camino desde el moderno ayuntamiento de Camas hasta el coqueto templo. Sus hijos Rafael y Francisco, acompañados de otros allegados y familiares portaban el sencillo féretro al que seguía su viuda, Isabel, su hija Marian, numerosos amigos y vecinos y la gente del toro. 

Paco había fallecido en la alta madrugada del martes en su finca Los Camino a la que pudo volver para pasar sus últimos momentos después de estar hospitalizado en un centro de Navalmoral de la Mata sabiendo que todo era ya irremediable. Camino había sido velado por la tarde en el salón de plenos del municipio recibiendo las primeras muestras de condolencia por una desaparición que subraya la dimensión histórica de un torero de época, de todas las épocas. Allí recibió la visita de otro torero camero que no faltó en el adiós a su compañero: hablamos de Curro Romero.  

El Cordobés, compañero de generación de Paco Camino, no falló en el adiós. / Juan Carlos Muñoz

El llamado Niño Sabio de Camas había estado abrigado en la capilla ardiente con un manto de la Virgen de los Dolores, una devoción especialmente vinculada a su familia, que aguardaba en el camarín del retablo mayor de la parroquia ataviada con una saya blanca compuesta de bordados toreros. A la llegada del féretro el templo ya estaba abarrotado con ese aire inconfundible de los funerales de pueblo que venía a remarcar la condición de vecino de Camas, la tierra de la que se marchó un día para convertirse en gran figura del toreo y a la que ha vuelto, tantos años después, para ser enterrado. 

Se estaba despidiendo a uno de los toreros más importantes del siglo XX, de todos los tiempos, que llenó con otros matadores inolvidables la llamada década prodigiosa. La presencia de otra figura histórica como Manuel Benítez El Cordobés reforzaba esa idea. Compartieron generación, no pocos carteles y hasta una pelea a puñetazos en el ruedo de Aranjuez que no quebró la amistad y la admiración mutua. Es la misma admiración que le profesaba José Tomás, otra figura de máxima dimensión que acudió hasta Camas en esta mañana ardiente del último día de julio con otras figuras de la talla de Juan Antonio Ruiz Espartaco o Pedro Moya Niño de la Capea. 

José Tomás, muy allegado al maestro, acudió a Camas para despedirlo. / Juan Carlos Muñoz

Pero aunque se echaron de menos algunas caras y el concurso de alguna autoridad que honrase a uno de los artistas más preclaros que ha dado Andalucía hay que destacar que la gran familia del toro no suele fallar. Allí estaban otros matadores como Jerezano, Julio Aparicio, Miguel Abellán, Pedrito de Portugal, Serafín Marín, Martín Pareja Obregón, el diestro camero Oliva Soto o Curro Durán padre e hijo que no fallaron a la despedida del maestro. Mención especial merece la presencia de Miguel Báez Litri, tan vinculadoa la casa Camino desde aquellos inicios novilleriles en los que hizo pareja artística con Rafi Camino. Su padre volvería a vestirse puntualmente de luces en 1987 junto a Litri para darles la alternativa a los hijos en Nimes. El repaso que le dieron los viejos a los niños fue mayúsculo. Ya faltan ambos.  

Pero la lista de los hombres del toro se completaba con el rejoneador y ganadero Álvaro ganadero Álvaro Domecq Romero, acompañado de su sobrino Luis. Tampoco faltaron los empresarios Rafael Peralta Revuelta y Antonio Garzón además del novillero Mariscal Ruiz o los veteranos banderilleros Guillermo Gutiérrez El Ecijano, Gabriel Puerta, Antonio Chacón, Luis Mariscal, Rafael Torres, David Domínguez, Luis Arenas y el picador Lolo de Camas. 

Culminadas las exequias fúnebres, el féretro del matador fue depositado en un coche fúnebre y fue conducido hasta la Rotonda de los Toreros, donde se levantaba la recordada plaza de toros de La Pañoleta, antes de ser inhumado en la sepultura familiar del Cementerio Municipal de Camas. Paco Camino, el llamado Niño Sabio, ya descansa en su tierra. 

 

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