Octavio Mulet: "La enfermería de la plaza de la Maestranza está fuera de cualquier norma"

ENTREVISTA

El jefe del equipo médico del coso del Baratillo preside el comité organizador del XXIV Congreso Internacional de Cirugía Taurina que se clausura este viernes en el Real Club de Labradores de Sevilla

Sevilla acoge el XXIV Congreso Internacional de Cirugía Taurina

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Octavio Mulet posa en el salón de actos del Real Círculo de Labradores, sede del congreso de cirugía taurina.
Octavio Mulet posa en el salón de actos del Real Círculo de Labradores, sede del congreso de cirugía taurina. / José Luis Montero

El Real Círculo de Labradores acogerá este viernes la clausura del XXIV Congreso Internacional de Cirugía Taurina, una convocatoria que ha atraído a especialistas de toda la geografía taurina. Su comité organizador está presidido por el cirujano sevillano Octavio Mulet, jefe del equipo médico de la plaza de la Maestranza.

Pregunta.–¿Qué tiene de especial este congreso internacional?

Respuesta.–Reúne a muchos de los cirujanos taurinos que ejercemos en España pero era muy importante, desde el punto de vista institucional, conocer las inquietudes de los compañeros de Iberoamérica y Francia; compartir con ellos nuestras experiencias y conocer cómo viven la cirugía taurina en sus respectivos países.

P.–Antes que cirujanos taurinos son cirujanos a secas. ¿Cómo percibe el resto de la profesión el hecho de la cirugía taurina?   

R.–Hay muchos compañeros de los hospitales que se interesan y gracias a los medios gozamos de una visibilidad que a lo mejor no teníamos hace algunos años. Una de las cosas que más me llama la atención es el interés de los estudiantes. Te buscan, preguntan por los especialistas taurinos, las enfermerías… y te piden acudir a la plaza para conocer mejor este ámbito. Este ya no es un mundo tan cerrado y en los últimos años se le ha dado mucha más visibilidad.  

P.–Pero sigue siendo una especialidad que se aprende de maestro a discípulo… 

R.–En realidad son así casi todas. Dentro de ser una práctica quirúrgica de cirugía urgente, que atiende unas heridas muy particulares producidas por asta de toro, tiene una serie de características y especificidades que es bueno conocer para darle el mejor tratamiento. La mejor manera de aprender todo eso es en la enfermería de una plaza. A los hospitales pueden llegar cornadas pero el conocimiento que tiene el cirujano taurino viene de ver una tras otra.  

Mulet, en el transcurso de la entrevista concedida a Diario de Sevilla.
Mulet, en el transcurso de la entrevista concedida a Diario de Sevilla. / José Luis Montero

P.–El pasado 26 de septiembre se cumplieron 40 años redondos de la tragedia de Pozoblanco. Aquello puso el foco en las enfermerías de la época… 

R.–Aquello fue una llamada de atención, un punto y aparte… Aquel momento supuso una concienciación para trabajar la atención en las plazas, en todas, pero sobre todo en aquellas de menor nivel en la que la asistencia no era entonces la adecuada.  

“Lo de Paquirri supuso una llamada de atención para mejorar la asistencia en las plazas de menor nivel”

P.–El alcance de las heridas por asta de toro sería mortal de necesidad en otro ámbito pero los heridos más graves pueden salvarse en el pueblo más recóndito gracias a la asistencia de los cirujanos taurinos. 

R.–La ventaja con la que cuenta el cirujano taurino no es sólo la asistencia inmediata sino que además ha visto el percance. Esa información, unida a la inmediatez de la atención, va en beneficio del herido. Trabajamos en circunstancias muy excepcionales.

P.–¿Cómo es ese recorrido del burladero a la enfermería? 

R.–Es un mecanismo que se pone en marcha. Por el camino ya estás diagnosticando, viendo, preparando… Eso es automático. En realidad es una forma extraña de ver los toros porque contemplas el espectáculo con otras connotaciones, pendiente del toro… 

P.–¿Hay algún percance que le haya puesto a cavilar en ese camino del quirófano? 

R.–Por hablar del más reciente: ahí está el caso de Miguel de Juan, ese novillero sin picadores cogido hace dos años. Cuando vimos cómo le revoleó el eral por encima de las tablas y chocó contra la contrabarrera… Íbamos con una preocupación brutal porque le veíamos muy grave aunque luego no fue lo peor. Pero aquella voltereta tremenda, el golpe... Llegó chocado. Es de lo más grave que hemos tenido en los últimos tiempos.

“Los toreros no son de otra pasta pero tienen una capacidad de sufrimiento que no se da en otros ámbitos”

P.–Se anuncia un nuevo reglamento taurino en Andalucía. ¿Los cirujanos taurinos ha tenido arte y parte en su redacción?

R.–Hacer un reglamento es algo complejo pero el punto más importante –incidía en ello el consejero Antonio Sanz- sería conseguir un reglamento unificado, que no sólo sea de Andalucía. Desde el punto de vista sanitario apostamos absolutamente porque así sea. Los heridos deben encontrarse con las mismas garantías, sea cual sea el sitio en el que sean atendidos. 

P.–El ámbito rural suele ser la piedra de toque ¿Se encuentra bien atendido en nuestro tiempo? 

R.–Si tenemos que ser sinceros, el reglamento está ahí pero la verdad es que todo depende de la voluntariedad y la afición de los cirujanos taurinos. Eso es lo que está salvando la atención en ciertos sitios. Pesa más el empeño personal y la afición que cualquier otra cuestión

P.Hace unos años se llegó a presentar en la Venta de Antequera el Instituto de Medicina Taurina, una iniciativa que recordaba el extinto y recordado Sanatorio de Toreros. ¿Qué fue de todo aquello? 

R.Hemos hablado de ello en el congreso. Es un objetivo que permanece ahí y es que un torero llega a la mesa de operaciones y no sabemos nada de él desde el punto de vista médico. Con aquel instituto, con otras iniciativas impulsadas por otros compañeros, lo que tratábamos de poner en pie una carta de salud. Que al atender a un torero supiéramos que operaciones ha tenido, si tiene alguna alergia, si toma una medicación… eso permanece pendiente. Todo eso puede influir de manera muy importante en el resultado de tu actuación y en la manera de hacer las cosas. Somos muchos los que hemos iniciado ese objetivo pero no hemos sabido o no hemos podido seguir. No sé si ha faltado respuesta pero también tendremos que evaluar la forma en la que lo hemos transmitido. Sería esencial. .  

P.–¿La enfermería de la plaza de la Maestranza es la joya de la corona?

R.–Tenemos una enfermería con una dotación que no es la norma. La empresa Pagés y el cuerpo de la Maestranza siempre nos han apoyado en ese aspecto y nos han dotado de unas instalaciones que son excelentes. Eso es lo cierto. 

"En ciertos sitios todo depende de la voluntariedad y la afición de los cirujanos taurinos"

P.–Es un equipo que debe su espíritu de grupo a Ramón Vila. 

R.–Él fue el padre de todo esto. Con sus antecesores, con su padre pero sobre todo él, que luchó por conseguir instalaciones de calidad, proveer la mejor atención al herido… Lo de Paquirri fue un punto y aparte y yo creo que a él le impactó; fue una de las motivaciones para buscar lo mejor.

P.Últimamente se habla mucho de la atención en las plazas francesas. ¿Qué pasa en Francia? 

R.Es un tema legislativo pero en el fondo las cosas no son tan diferentes. Lo hablábamos con un compañero de allí. La idea que se percibe es que en las enfermerías no se hace nada y se traslada al herido pero eso tampoco es cierto. Es verdad que tienen un protocolo más estricto en cuanto a lo que hacen o lo que no hacen en las enfermerías pero creo que son dos posturas cada vez más convergentes. Yo creo que todo el mundo es cada vez más consciente de la necesidad de esa inmediatez pero en la enfermería podrás hacer lo que se pueda hacer según los medios humanos y técnicos de los que se disponga. Hay que sabe a dónde se puede llegar, adoptar un traslado eficiente… el objetivo es hacer lo mejor. No lo que puedas, sino lo mejor que debas hacer. 

P.A veces, especialmente desde fuera del mundo taurino, la gente se sorprende al leer los partes facultativos, llenos de destrozos, y ver a los toreros toreando a los pocos días. 

R.Las descripciones pueden ser muy llamativas pero cuando no hay afectados órganos vitales ni lesiones vasculares sino sólo musculares nos encontramos ante personas con una capacidad de recuperación impresionante. Son atletas pero hay algo más: más allá de esa capacidad física tienen desarrollada la mental. Tienen una capacidad de sufrimiento que no se da en otros ámbitos. Eso acelera la recuperación, les permite torear con una herida fresca. ¿Les duele? Por supuesto que les duele. No son de otra pasta, son de carne y hueso pero tienen una capacidad especial para soportar y resistir. Son muy concienzudos en su preparación, en su recuperación… Yo puedo aventurar que un torero puede estar listo en tres semanas y seguro que me deja mal y vuelve en diez días. Eso ocurre casi siempre.  

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