Un museo al aire libre

Dos carruajes sobre el albero de La Maestranza.
Dos carruajes sobre el albero de La Maestranza.
Javier Flores Ronda

07 de septiembre 2015 - 01:00

La calle Virgen de la Paz se convirtió ayer por la mañana en un auténtico museo de los mejores carruajes de España, que junto a sus caballos y cocheros esperaban el momento para hacer su entrada en el ruedo de la plaza de toros de Ronda para participar en el tradicional concurso de enganches. Con las gradas del coso rondeño a rebosar, se colgó el cartel de no hay billetes, los participantes en la XXXIX edición de este concurso, organizado por el Real Club de Enganches de Andalucía, comenzaron a demostrar su habilidad en el ruedo en función de las diferentes categorías existentes, divididas en limonera, tronco damas, tronco caballeros, tándem, tresillo-potencia, cuarta y cinco a la larga.

En el ruedo se pudo ver la habilidad de los cocheros y la belleza de estas composiciones que, junto al esplendor de la piedra de la plaza de toros rondeña, dejaron imágenes más propias de un cuadro firmado por alguno de los mejores pintores de aquella época.

El público aplaudió cada una de las maniobras de los cocheros, el trabajo de los caballos y los numerosos gestos realizados hacia el graderío. Mientras tanto, en el exterior se reunía casi tanto público como en el interior de la plaza. "Venimos cada año a ver este espectáculo porque nos encantan los caballos aunque preferimos verlos fuera porque te puedes acercar y ver los detalles", explicaba Ana.

Muchos fueron los visitantes que aprovecharon la oportunidad para fotografiarse junto a estas auténticas joyas de museo, que son mostradas por sus propietarios únicamente durante este tipo de eventos, por lo que muchos aficionados tienen marcada la fecha de los concursos en su calendario. El espectáculo terminaba con la entrada en el ruedo de la totalidad de los enganches participantes para realizar el carrusel final. Los coches atestaban el albero de la plaza, moviéndose en círculos a escasos centímetros los unos de los otros, imitando una bandada de pájaros en perfecta armonía. "Parece imposible que sigan andando y no se toquen con tanto coche dentro", decía uno de los espectadores.

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