En la muerte de Paloma Eulate, señora de los 'torrealtas'

OBITUARIO

La prestigiosa ganadera, propietaria de una de las divisas más señeras de la Ruta del Toro gaditana, falleció el pasado jueves en Madrid

Paloma Eulate, una de las ganaderas más representativas de la Ruta del Toro gaditana.
Paloma Eulate, una de las ganaderas más representativas de la Ruta del Toro gaditana. / M.G.
A.R.M.

30 de marzo 2025 - 17:50

El pasado jueves fallecía en Madrid a los 96 años Paloma Eulate y Aznar, ganadera de reses bravas y una mujer que, aunque de nacimiento bilbaíno, deja un recuerdo imborrable en la ruta del toro de Cádiz y en la alta sociedad española. Desde la discreción, la ganadera fallecida fue testigo de numerosos avatares de la historia reciente de España por su matrimonio en 1952 con Manuel de Prado y Colón de Carvajal, una de las personas más influyentes de la transición y confidente del rey Juan Carlos I antes de su caída en desgracia a raíz del caso KIO.

Era hija de Felipe Eulate de La Mata y la aristócrata Luisa de Aznar y de la Puente, IV Marquesa de Zuya, título que heredó la señora en 1993 en coincidencia, precisamente, con el arranque de los años más dorados de su hierro. Doña Paloma había adquirido la vacada en 1979 junto al que fuera su marido. El hierro había pertenecido a los Domecq Rivero que, a su vez, se lo habían adquirido a los hermanos Lacave que desde 1965 ya venían anunciándolo como Torrealta con toros de otras sangres que los Prado-Eulate no dudaron en eliminar para formar su propia ganadería. Sobre una base de Marqués de Domecq se decantaron por la fogosa bravura aportada por las reses de Torrestrella y Maribel Ybarra, sumando sucesivamente sementales de la propia divisa de Los Alburejos y Jandilla hasta refrescar con ganado de Juan Pedro Domecq.

Después de los balbuceos iniciales, los torrealtas no tardarían demasiado en hacerse con un hueco de privilegio en la cabaña brava, asociando su nombre –aristocracia del campo- con los lujosos carteles del Domingo de Resurrección de Sevilla en unos años trascendentales para la propia vacada e incluso para el rumbo de la corrida que oficia de apertura de la temporada maestrante que adopta su filosofía definitiva a finales de los 80 en alianza con la presencia de CUrro Romero. Y Sevilla fue, precisamente, el mejor punto de inflexión del hierro a raíz de la excelente corrida lidiada en la Feria de Abril de 1989 y, definitivamente, la que salió al ruedo maestrante el Domingo de Pascua del siguiente año en el que Paloma Eulate iba a quedar como única propietaria de la divisa.

Su hijo Borja Prado y Eulate, uno de los empresarios más relevantes del panorama económico actual –ex presidente de Endesa y Mediaset- seguiría esa senda desde 2013 que también entroncaba con la tradición ganadera de su propia familia paterna, la de los duques de Veragua, descendientes directos de Cristóbal Colón. Es su hija Pilar Prado Benítez, nieta de Paloma Eulate, la que ha recogido ese testigo compaginando sus ocupaciones profesionales con la dirección de la vacada, a medio camino entre Londres y la dehesa de El Toñanejo, solar de esos toros que contemplan el castillo de Torrestrella, emblema de la Ruta del Toro gaditana.

El velatorio ha supuesto una impresionante manifestación de duelo en el ambiente de los criadores de bravo y de la alta sociedad y la nobleza española en la que Paloma Eulate era una persona profundamente apreciada. El funeral se celebró en un tanatorio madrileño pero será enterrada en el panteón familiar de la localidad bilbaína de Neguri, una tierra estrechamente vinculada a la saga de los Eulate.

Uno de los matadores que ha expresado sus condolencias ha sido Julián López El Juli , estrechamente ligado a la vacada, empleando el ampio altavoz de las redes sociales: “Doña Paloma Eulate, una persona inolvidable con una categoría personal increíble a la que tuve la suerte de conocer y disfrutar de su amistad y sus consejos. Te echaré mucho de menos”.

La propia vacada, a través de los perfiles oficiales de sus redes sociales, oficiaba el más certero epitafio: “Hoy nos toca despedir a una mujer increíble. Su valentía y amor por la ganadería y el campo nos deja un legado imborrable. Aunque su ausencia duele, su ejemplo vivirá siempre en cada paso que demos. Gracias por todo, Eli. Descansa en paz”. Las riendas de la vacada, que vuelve por sus mejores fueros, quedan en manos de Pilar Prado, su nieta. Descanse en paz.

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