Muere el torero Paco Camino, gran maestro del toreo, a los 83 años

El llamado 'Niño Sabio' de Camas, una de las figuras más importantes del toreo del siglo XX, ha fallecido en su finca 'Los Caminos' al agravarse las dolencias que arrastraba en los últimos años.

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Muere a los 83 años el torero Paco Camino / Vídeo: Europa Press

Paco Camino, una de las figuras fundamentales de la historia del toreo en el siglo XX, ya está en la historia. El llamado Niño Sabio de Camas ha muerto en su finca Los Caminos, del término de Madrigal de la Vera y muy cercana a la localidad abulense de Arenas de San Pedro a la edad de 83 años. El torero había empeorado de las dolencias que arrastraba en los últimos años que habían obligado a ingresarlo en un centro hospitalario de Navalmoral de la Mata aunque ante el agravamiento de su estado fue trasladado a su domicilio para pasar sus últimos días.

Está previsto que sus restos mortales sean trasladados a Camas, su localidad natal donde se celebrará el funeral mañana miércoles a las 10 de la mañana. El salón de plenos del Ayuntamiento de Camas acogerá la capilla ardiente del torero fallecido a partir de las 17.30 horas de este martes, retrasando la hora prevista en un principio. El pleno municipal ha guardado un minuto de silencio en su memoria y se ha decretado un día de luto oficial en el municipio.

Paco Camino había nacido en la muy taurina Camas el 15 de diciembre de 1940. Desde muy pequeño se familiarizó con el ambiente taurino ya que su padre había llegado a torear como novillero bajo el apodo de Rafaelillo de Camas. Su progenitor le acompañaría después en calidad de banderillero en sus primeros escarceos toreros. El primer traje de luces lo vistió en la localidad onuense de Cumbres Mayores en 1954 junto al que luego sería su compadre y compañero de tantas y tantas tardes, el diestro sevillano Diego Puerta. Juntos estaban destinados a marcar toda una época del toreo junto a otros matadores fundamentales. Pero ésa era aún una historia por escribir cuando se asomó por primera vez a aquella placita serrana...

El gran lanzamiento de Paco Camino, en realidad llegaría muy lejos de su tierra y después de su debut con picadores en la plaza de Zaragoza, el 7 de septiembre de 1958. Se abría así una meteórica y sobresaliente trayectoria como novillero que le puso a las puertas de la alternativa, celebrada en Valencia en la inusual fecha del 17 de abril de 1960 -Domingo de Resurrección aquel año- al calor del alboroto montado por sus triunfos precedentes.

Paco Camino marcó una época del toreo junto a matadores como Puerta y El Viti.
Paco Camino marcó una época del toreo junto a matadores como Puerta y El Viti. / M.G.

Camino recibió los trastos de matar de manos de Jaime Ostos y en presencia de Mondeño. Los toros del evento pertenecían al hierro de Urquijo y el neófito cortó un trofeo de cada uno de sus enemigos. El camero ya era matador de toros. No tardaría en instalarse en una primera fila, la de los años 60, en la que van a pulular grandiosas figuras. 1960 es la puerta abierta a una nueva era del toreo en la que Paco Camino, junto a diestros de la talla de El Viti o Diego Puerta, será uno de sus puntales imprescindibles. El nuevo diestro no tardará en circular por las ferias, labrándose un cartel de lidiador tan capaz y cerebral como artista: un virtuoso en el manejo de capote y muleta además de un as de espadas.

Un año después de la alternativa, el 19 de abril de 1961, llegaría su presentación en la Maestranza sevillana actuando junto a su admirado Antonio Ordóñez y Mondeño. Aunque cortaría una oreja en aquella Feria de Abril, Camino nunca a llegaría a entrar por completo en el coso sevillano. Ese mismo año, el 12 de mayo, confirmó su alternativa en Las Ventas de manos de Julio Aparicio y en presencia de José María Clavel. Pero la plaza de Madrid, que con el tiempo se convertiría en uno de los escenarios fundamentales de su carrera, se le resistió en aquel primer acercamiento. 1961, su primera temporada completa como matador, resultaría especialmente sangrienta pero sí sirvió para certificar una de las cualidades del torero: su valor a prueba de cornadas. En 1962 instrumentó una de las mejores faenas de su vida al toro Traguito, en México, creando un estado de conmoción muy similar a la presentación de Manolete.

Camino, a hombros tras culminar su famosa encerrona madrileña de 1970
Camino, a hombros tras culminar su famosa encerrona madrileña de 1970 / Cuevas

La consagración: los seis toros de Madrid

La década comprendida entre 1967 y 1977 puede considerarse la de su gran plenitud. En 1970 se encerraría con seis toros en la plaza de Madrid cortando ocho orejas sin que se le moviese un alamar, consagrándose como figurón histórico del toreo. En aquellos años viviría uno de los mayores reveses de su vida, la muerte de su hermano Joaquín, banderillero en su cuadrilla, que resultó herido de muerte en la plaza de Barcelona. Su carrera está salpicada de graves cornadas, siendo la más grave la recibida en 1980, recién reaparecido, en el ruedo de Aranjuez. Recuperado, tuvo la hombría de seguir en la brecha tres temporadas más para demostrarse a sí mismo que aquella cornada no podía acabar con su carrera.

Camino volvería puntualmente en 1987 para darle la alternativa a su hijo Rafael junto a los Litri.
Camino volvería puntualmente en 1987 para darle la alternativa a su hijo Rafael junto a los Litri. / M.G.

Camino cerraba su andadura como profesional del toreo alternando con Capea y El Soro en Valladolid el 23 de septiembre de 1983, pero aún se vestiría de luces una vez más junto a Miguel Báez Litri para dar la alternativa a sus respectivos y famosos hijos, el 28 de septiembre de 1987 en Nimes. Por cierto, los papás pegaron aquella tarde un serio repaso a sus retoños. Algunos aficionados habían señalado al hijo de Camino, Rafi, como digno sucesor de su padre aunque finalmente fue Miguel, el vástago de Litri, el que perseveró hasta convertirse en figura como matador.

A partir de ahí vivió una existencia discreta y muy alejada de los focos que sólo se vio interrumpida por el polémico gesto de devolver –en unión de José Tomás- la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes que había recibido en 2004 en protesta por la que le habían concedido a Francisco Rivera Ordóñez aquel año. La polémica, adobada con unas declaraciones de Morante, acabó haciendo entrar en escena a otros actores. Pero la memoria es otra y el lance no empaña su categoría. Retirado de los toros, ganadero de su predilecto encaste Santacoloma, refugiado en su finca de Arenas de San Pedro, va a pasar a la historia como un gran artista, un enorme lidiador y un figurón del toreo.

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