Morante de la Puebla: “Estamos haciendo un esfuerzo; ojalá veamos la recompensa”
Las claves de una ausencia
Los especialistas que atienden al matador cigarrero le han recomendado volver a estar en la cara del toro como vía principal para encontrar una completa recuperación
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La cita era en Santander, en uno de los festejos estrella de la feria de Santiago y en medio de dos toreros de muy distinta condición: el más antiguo, Enrique Ponce, se despedía del coso de Cuatro Caminos; el más joven, Fernando Adrián, llegaba a la orilla cántabra con hambre de triunfo, convertido en uno de los diestros revelación de esta anodina temporada que necesitaba como agua de mayo la vuelta de Morante de la Puebla.
El festejo, radiografiado en la crónica de Luis Carlos Peris, se resolvió de manera triunfal, interpretado con tres lenguajes taurinos dispares y en plena comunión con el público. Pero más allá de los trofeos y hasta de la salida a hombros coral se constató que Morante sólo puede ser plenamente feliz en la cara del toro. El diestro de La Puebla marcó muchas diferencias, se comprometió con las embestidas y convirtió el trazo de los muletazos y el vuelo de los lances en tratados de armonía. Más allá de la estadística estaba el halo, el poso y la trascendencia de lo realizado.
Morante dibujó tímidas sonrisas que invitan a pensar que la definitiva y total recuperación está cada vez más cerca por más que el matador pusiera límites a ese estado cuando fue interpelado tras dar muerte a su segundo enemigo, al que cortó una oreja que se sumaba a la que ya había pasado del toro anterior. “Lo mejor ha sido el esfuerzo conseguido y romper la barrera de estar parado”, admitió el diestro. “¿Feliz?”, le preguntó el comentarista Víctor Soria. “Bueno, bien…”, fue la matización de Morante esbozando otra levísima sonrisa que no disimulaba cierto rictus de sufrimiento en su mirada
Antes de hacer el paseíllo el torero ya había sido interrogado en los mismos micrófonos de One Toro sobre su estado personal. “La verdad es que ha sido difícil; estamos haciendo un esfuerzo, a ver si tenemos suerte y se ve la recompensa” afirmó Morante. “Estoy en la lucha, porque esto es una cosa muy pesada que necesita mucha constancia pero aquí estamos”, remachó el lidiador dejando patente el gran esfuerzo personal que ha supuesto estar este martes en la puerta de cuadrillas del coso santanderíno.
Mejor en la cara del toro
Visiblemente emocionado, casi sin articular palabra, Morante iba a brindar el toro de su reaparición santanderina a Pedro Marques, apoderado, hombre de confianza, amigo, manos y pies del diestro de La Puebla que se ha implicado en la recuperación del hombre de una forma que trasciende cualquier límite profesional. “Por todo lo que estamos luchando”, musitó el torero que ha encontrado en Portugal, patria de su apoderado, uno de los mejores refugios de este tiempo de tribulaciones. Marques se ha convertido en este tiempo en el muro de contención, en todas las órbitas del matador cigarrero.
Pero conviene diseccionar las circunstancias en las que se ha producido esta ausencia, que hay que adelantar hasta las cimas y las simas de la campaña anterior. Al rabo de abril, cumbre de su propia historia taurina y personal, le siguió aquella compleja lesión de muñeca que convirtió el resto de la temporada en un calvario personal y un rosario de idas y venidas. La “pesadilla”, tal y como la ha definido el propio torero, había comenzado. Los fantasmas del trastorno de bipolaridad y la bajada al infierno era un hecho aunque las alarmas se encendieron definitivamente a raíz de su comparecencia en la entrega de los I Premios Andalucía de Tauromaquia celebrada en febrero en el hotel Alfonso XIII de Sevilla. ¿Qué le pasaba a Morante? El resto es historia reciente…
Fuentes muy cercanas a su entorno han explicado que “le es más beneficioso estar activo que estar parado”. Ha sido uno de los consejos de los especialistas que le atienden: que se ponga a torear, que retome el contacto con la cara del toro. Ésa sería una de las claves principales que habrían espoleado el retorno del torero 52 días después de torear su última corrida en Cáceres y a raíz de probarse en distintos tentaderos del campo charro, siendo fotografiado furtivamente en Salamanca alimentando los rumores de esa reaparición que finalmente se verificó el pasado martes en Santander.
Aunque la particular –por inexistente- política de comunicación del matador cigarrero impide un conocimiento más claro y amplio de las circunstancias de su recuperación han trascendido otros datos que ayudarían a construir este proceso. El entorno del torero habría barajado incluso la posibilidad de contactar con especialistas de reconocido prestigio en la ciudad de Nueva York, como el doctor Rojas Marcos, que comparte con Morante su inscripción en las listas de la hermandad del Baratillo. Sea como sea, Morante ha retomado el ritmo de la temporada. Tiene por delante un intenso y extenso calendario de actuaciones que se fue engrosando cuando aún no se atisbaba la fecha de su vuelta. La próxima cita es en Azpeitia.
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