Martín Morilla: la sorpresa llegó al final

ENTREVISTA

El joven novillero de Morón de la Frontera fue el suceso inesperado de una novillada que parecía condenada al despeñadero. Más allá del trofeo cortado está las sensaciones, la constatación de una calidad que merece más y mejores oportunidades

Martín Morilla se impone a la mansedumbre

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Martín Morilla cortó la oreja del sexto, único novillo potable del envío de Chamaco.
Martín Morilla cortó la oreja del sexto, único novillo potable del envío de Chamaco. / José Ángel García

Fue la sorpresa de la plúmbea novillada del pasado jueves, que parecía sentenciada por la mansedumbre de los novillos de Chamaco. A punto de sonar la campana, cuando el resultado del festejo ya parecía irremediable, Manuel Martín Morilla reveló sus mejores registros toreando con infrecuente cadencia y excelente dibujo al sexto de la larga noche, el más potable del encierro. Las formas se unieron al fondo y la entrega del joven novillero de Morón –nieto del empresario Manuel Morilla e hijo del escultor Manuel Martín Nieto-, que acabó paseando una oreja que brilla dentro del tibio cuadro de honor de las novilladas picadas incluidas dentro del abono de la temporada 2024 en la plaza de la Maestranza. Conviene subrayar un dato: era su segundo festejo como novillero con picadores después de debutar en Sanlúcar de Barrameda el pasado 16 de marzo dentro de la fase clasificatoria del V Encuentro de Novilladas de Andalucía.

-A veces los planes salen bien…

-La verdad que sí, porque desde niño soñaba no solamente con triunfar sino con poder sentir a Sevilla. Sentirme toreando y poder expresarme, y creo que el otro día lo pude conseguir”

-¿Pudieron verle en Sevilla tal y como quería que le vieran?

-Hay muchas cosas que mejorar y que faltaron por hacer, pero lo que me llevo de ese día es que pude expresar, al menos un poco, cómo siento el toreo, con mis defectos y mis virtudes.

-La novillada parecía abocada al despeñadero pero salió ese sexto que permitió enmendar el desaguisado y, sobre todo, le permitió expresarse como torero.

-Sí, tuvo muchísima nobleza y muchísimo ritmo al embestir. Desde el capote ya vi que hizo un par de gestos por el lado izquierdo que me hicieron pensar que podía romper hacia delante por ese pitón”.

"El animal necesitaba ser toreado con la mayor dulzura posible"

-La clave era hacerle las cosas muy bien…

-El animal también necesitaba eso; la misma dulzura que tenía al embestir imprimírsela en el momento de engancharlo y conducirlo. Intentar torearlo con la mayor suavidad posible. Cuando los novillos tienen esas cualidades agradecen que se les hagan las cosas así, con temple y despaciosidad.

-Si el novillo hubiera tenido un puntito más de motor estaríamos hablando de un premio mayor.

Posiblemente. Pero la verdad que tuvo quince o veinte muletazos, y por eso mismo había que aprovecharlo pronto antes de que se acabara la mecha.

-En cualquier caso le llegó a dar un puñado de naturales a placer en una plaza como la Maestranza el mismo día que se presentaba como novillero con picadores.

Ya lo he dicho antes: yo soñaba con eso desde pequeño; con expresarme así en Sevilla. Nada más echarse el novillo pensé interiormente que había logrado vaciarme con él. Más allá de lo numérico, que es muy importante, esas sensaciones son las que realmente dan sentido al toreo. Eso es lo puro y auténtico.

-Era un día de aparcar los nervios, de concentración y, sobre todo, de esperar el momento.

-Sí. Hubo momentos en la faena en que me olvidé de la técnica, de los conocimientos. Sólo me preocupaba de que fluyera el toreo que llevo dentro; quería sentir todo lo que le estaba haciendo al animal.

-Llegaba a Sevilla con una única novillada toreada. La papeleta no era fácil.

-Debuté con picadores en marzo y no he podido torear nada más hasta el compromiso de Sevilla. En mi caso, he suplido la falta de actuaciones en la plaza con una preparación más intensa todavía en cuanto a entrenamientos, mentalización, toreo de salón y en el campo todo lo que se ha podido.

-Más allá de la oreja cortada está el buen sabor de boca entre los aficionados.

-Dejar ambiente, sentir que los aficionados y los profesionales tienen ganas de volver a verme, me motiva aún más que las orejas en sí. Mi deseo es que la próxima vez que haga el paseíllo puedan comprobar que hay una mejoría en mi toreo, una evolución constante. Al final, eso es lo que quiero y lo que busco.

-Brindó el novillo del triunfo a Jesulín de Ubrique, su apoderado. ¿Qué le está aportando un torero tan importante?

-Tener a tu lado a una figura máxima del toreo es importantísimo, porque todo consejo y toda aportación suya, con sus vivencias y su experiencia, siempre es positivo tanto a nivel personal como profesional. Hay cosas que él, por su oficio, las ve antes que tú y que te las diga es algo fundamental. Rodearse de gente buena, contar con un entorno que sume, que te ayude, es clave.

-¿Piensas que este triunfo en Sevilla le abrirá las puertas de otras plazas y le servirá para entrar en los ciclos de novilladas?

Quiero pensar que sí. Ojalá que sea así. Esperemos meter la cabeza en algunas de esas ferias. Ése es mi objetivo para posicionarme como novillero revelación de esta temporada.

 

 

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