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Un avión aborta su aterrizaje en Sevilla a pocos metros de la pista

"Llevar el apellido Vázquez es una responsabilidad"

Manolo Vázquez: novillero

Es el último eslabón, por ahora, de la extensa saga taurina del barrio de San Bernardo

Este sábado toma la alternativa en Cortegana de manos de Curro Díaz y en presencia de Perera

Manolo Vázquez presenta en Sevilla su inminente alternativa en Cortegana

Pepe Luis Vázquez, el (pen)último matador de una saga

Manolo Vázquez vestido con el terno grana y oro que perteneció a su abuelo. / Archivo A.R.M.

La suerte está echada. Este sábado tomará la alternativa en la plaza de Cortegana recibiendo los trastos del oficio de manos de Curro Díaz, que le cederá un toro de Osborne en presencia de Perera. Llevará todo el peso de su sangre -es la quinta generación viva de la dinastía Vázquez- en una tarde trascendental en la que el contador vuelve a ponerse a cero.

Pregunta.-Está a punto de convertirse en matador de toros… 

Respuesta.-Esto ya está aquí y tengo mucha ilusión y muchas ganas de cambiar de escalafón pero sobre todo tengo la ilusión de cuajar un toro y expresar mi toreo. 

P.-Sanlúcar de Barrameda le ha servido de cuartel general para ultimar la preparación y la concentración antes de dar este paso trascendental. 

R.-Me he venido a vivir a Sanlúcar y eso me ha brindado la oportunidad de entrenar con muchos compañeros. Me ha servido para perfeccionar cosas que a lo mejor en otros momentos no tenía viviendo en el campo y entrenando de otra manera. Esta decisión me ha permitido crecer como torero pero también como persona. 

P.-Al fin y al cabo se trata de vivir y respirar en torero…  

R.-Es que este es un sitio perfecto en el que nos juntamos y convivimos muchos. Hablamos y pensamos en el toro. Es nuestra manera de vivir, de prepararnos, de entendernos como toreros. Eso nos permite seguir escalando metas. 

P.-No se puede hablar de lo que ha venido y lo que tenga que venir sin aludir a la dinastía Vázquez. Ahí está el peso de esa herencia… 

R.-Llevar el apellido Vázquez es un orgullo por todo lo que ha significado en el toreo. Pero eso implica una gran responsabilidad que siempre he asumido. No sé por qué pero el convertirme en matador me da mayor tranquilidad porque de novillero muchas veces tienes que salirte de tu forma o tu concepto y eso me ha costado y me ha hecho sufrir mucho. Ser matador y poder torear siendo yo mismo me otorga una tranquilidad especial. 

P.-No deja de ser, por ahora, el último eslabón de una saga que hunde sus raíces en pleno siglo XIX. 

R.-Seguir formando parte de ella en quinta generación es una satisfacción increíble. Ojalá pueda llevar el nombre y la memoria de mi familia a muchos aficionados perpetuando esa forma especial de interpretar el toreo. 

P.-Era muy pequeño cuando falleció su abuelo, el gran Manolo Vázquez. ¿Guarda recuerdos de él? 

R.-Yo era muy pequeño pero mi madre me recalca mucho que entonces era muy asustón. Me daban miedo las vacas, montar a caballo, los tentaderos… y mi hermano era mucho más echado para adelante. Se montaba en los potros, encerraba el ganado… pero mi abuelo siempre decía que el que iba a ser torero era yo. Y dio con la tecla. 

El último Manolo Vázquez, casi un niño aún, delante del monumento de su abuelo en el paseo de Colón. / Toromedia

P.-Ha llegado a usar algún vestido suyo. Eso también impone. 

R.-El vestido grana y oro. Era un bordado y un color que a él le gustaba mucho. He tenido la suerte de torear con él, de usarlo y de tenerlo. Ponerte un traje con tanta categoría y tanta historia es un sueño y en mi caso más. Al fin y al cabo era de mi abuelo. 

P.-¿Habrá algún vestido especial para la alternativa? 

R.-No, ahora lo importante es torear y expresarse delante del toro. Ya habrá tiempo de otras cosas y de hacerse muchos vestidos. Lo importante ahora es torear, sentir… Eso es lo más bonito. 

P.-¿Cómo se cuajó la corrida de Cortegana? 

R.-Nosotros íbamos buscando dar el paso de la alternativa y Jorge Buendía, el empresario, hablando con Enrique Peña, mi apoderado, comentaron la posibilidad de tomarla en alguna de sus plazas. Así surgió todo: Jorge le dio una vuelta y le ofreció a Enrique la posibilidad de que fuera en Cortegana. Nos hacía ilusión en una zona tan cerca de Sevilla y en un pueblo con tanto encanto. Era una alternativa para disfrutarla. 

P.-En cualquier caso teníais claro que el paso sólo podía ser esta alternativa. 

R.-Ya he toreado en Sevilla, me presenté en Madrid este mismo año y los momentos llegan para cada uno. Y el mío era convertirme en matador de toros para poder crecer como torero. Lo sentía así; me hacía ilusión que fuera así. 

P.-Hay que hablar de esa trayectoria como novillero: la pandemia en medio, algo discontinua… ¿De qué se siente más orgulloso en todo este tiempo? 

R.-Sí, ha sido larga por distintas circunstancias y seguramente tampoco ha sido tan triunfal como la de otros compañeros que han podido sobresalir de una forma diferente. Pero creo que esto es una carrera de fondo y dentro de mi manera de entender el toreo, más allá de esos triunfos fuertes, quiero ir buscándome a mí mismo. Voy a tardar el tiempo que sea necesario pero quiero cuajar el toreo y las formas que hay en mi cabeza; aún falta mostrarlas en la plaza. Ya he logrado mostrarlos en sitios de menor resonancia y alguna novillada televisada en la que he podido cuajar cosas muy bonitas. Ahora toca reunirlo y hacerlo como torero cuajado. Es el momento. 

P.-¿Se arrepiente de algo en estos años? 

R.-Las cosas han venido como tenían que venir. Hay que aceptarlas como han sido, madurarlas y crecer sobre ello. Han sido pasos cortos pero valiosos, siempre hacia delante, sin desinflar nada. 

P.-Hemos hablado de esa dinastía Vázquez pero es obligado mencionar a su tío Pepe Luis Vázquez Silva, máxime cuando hace tan poco tiempo que nos ha dejado. Fue una persona fundamental en sus inicios. Va a ser un hueco grande en Cortegana. 

R.-Grande no, enorme… Lo que he aprendido como torero ha sido a su lado. Me veía muy reflejado en él y sentía que era una de las personas que mejor entendía mi forma de pensar. Deja un gran vacío que siento muy dentro de mí pero el mejor homenaje que podría darle el día de la alternativa –él lo verá desde el cielo- será torear y sacar tantas cosas que habíamos hablado o me había dicho

Manolo Vázquez junto a su tío Pepe Luis el día de su presentación en público. / Archivo A.R.M.

P.-Todo el mundo ha alabado su concepto como torero pero si ha habido una unanimidad es en lo buena persona que era. 

R.-Demasiado buena. Una persona especial, con una personalidad muy marcada, de las más buenas y más grandes que yo he conocido y conoceré. Es un orgullo haberlo tenido a mi lado, haber vivido tantos momentos bonitos y recordarlo con tantas anécdotas entrañables que he vivido con él. Espero que el camino que se abre ahora sea especial porque voy a tenerlo presente en todo momento. 

P.-El peso de la sangre y el entorno está ahí pero... ¿porqué decidió ser torero?

R.-Porque siento y creo que es la única forma de expresar las cosas que llevo dentro. Soy una persona tímida, poco habladora, algo distante de todas las cosas y el toreo me da la oportunidad y la facilidad de poder soltar, de poder desahogarme, de hacer lo que siento y por eso quiero seguir caminando en mi toreo, unas veces mejor y otras peor, pero eso es lo que me mantiene: poder reflejar lo que tengo en mi alma y en mi mente. 

P.-¿Y todo esto como lo lleva su madre? 

R.-Con un susto cada vez más grande. Al principio, como todas las madres, pensaba que esto sólo era un juego pero ya es una realidad. Me voy a convertir en matador de toros. Es el sueño que he tenido desde niño y para ella es el mayor orgullo, que su hijo cumpla sus sueños como cualquier madre. 

P.-Y hablando de sueños me imagino que uno de los más inminentes será verse haciendo el paseíllo en la plaza de la Maestranza como matador de toros. 

R.-Sevilla es la plaza en la que sueño hacerle cosas bonitas a un toro. Es la plaza en la que visto toros desde chico, en la que pienso cada día… Sevilla es la catedral del toreo, donde quiero expresarme como torero. Sevilla me entiende perfectamente y algún día haré el paseíllo como matador de toros. 

P.-El contador volverá a ponerse a cero el sábado. Se inicia un hermoso camino que también está plagado de dificultades. 

R.-Cambia todo. Es otro camino totalmente distinto pero lo que me preocupa es torear y expresar mi toreo siendo fiel a lo que llevo dentro. Eso es lo más importante ahora. 

P.-¿Tiene preparado algo para pasar las horas previas del sábado? 

R.-Nunca me ha gustado preparar nada; tampoco tengo manías ni ideas preconcebidas. Según vaya avanzando el día irán transcurriendo las cosas.  

Árbol genealógico

Manolo Vázquez. Nació en Sevilla hace 24 años. Es hijo de Manuel Vázquez Gago, nieto de Manuel Vázquez Garcés y sobrino nieto de Pepe Luis Vázquez, el llamado Sócrates de San Bernardo. También es sobrino segundo de Pepe Luis Vázquez Silva, recentísimamente desaparecido. Encarna la última rama florecida -es la quinta generación- de una extensa saga de toreros que inició Francisco Vázquez, Vázquez Chico en los carteles, un banderillero decimonónico vinculado al riquísimo vivero humano y taurino que pululaba en torno al viejo matadero de la Puerta de la Carne. El camino del último Vázquez, el suyo propio, comienza ahora. 

 

 

 

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