Ley de bienestar animal europea: otro torpedo en la línea de flotación del toreo
Las nuevas normativas comunitarias complicarían y encarecerían el transporte del ganado bravo hasta hacer prácticamente inviable la organización de cualquier espectáculo taurino
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Sevilla/Es una nueva espada de Damocles que se suma a los ataques legislativos que socavan la viabilidad del negocio taurino que, de una forma más o menos directa, está condicionado por muchas de las normativas agrarias y medioambientales que se cuecen en el parlamento de Bruselas, que ha estrenado nómina de eurodiputados. Antes de los comicios del pasado 9 de junio –el 8 de diciembre de 2023- ya se había presentado, dentro de una futura Ley de Bienestar Animal, una normativa que según la versión de los legisladores pretende minimizar el estrés y el hipotético sufrimiento de los animales durante su transporte.
Se puede concretar más si atendemos a lo que afecta al sector taurino: esta normativa prevé que los animales no podrán viajar de día si los termómetros marcan en el exterior más de 30 grados. Pero es que los viajes no podrían rebasar las 21 horas y habría que descansar una hora cada diez de trayecto. Superado ese periodo, los animales tendrían que descansar un mínimo de 24 horas fuera del vehículo con agua y alimentos. Los costes y las dificultades se multiplicarían y se harían absolutamente inviables en Andalucía, Extremadura o La Mancha durante gran parte del año en los que se rebasa de largo esa temperatura.
En realidad, la puesta en marcha de esta normativa haría prácticamente inviable la organización del espectáculo taurino. Está escrita para paisajes y razas que nada tienen que ver con las temperaturas de España ni el carácter del ganado bravo. Si un toro vive en las dehesas de la Baja Andalucía aclimatado a las temperaturas extremas que se sufren en verano… ¿por qué no puede ser transportado a más de 30 grados? La canícula española nada tiene que ver con las temperaturas suaves de esta Europa ternurista que se rinde ante el relato animalista.
Pero hay otra circunstancia, fundamental, que hay que valorar: es la singularidad y la dificultad del manejo del ganado bravo que no se puede subir y bajar de un camión como si fueran ovejas o gallinas y mucho menos soltar en cualquier lado. Podríamos poner un ejemplo real: una ganadería que paste en una finca de Medina Sidonia y lidie una corrida en Bilbao tiene que recorrer, tirando de Google Maps, la friolera de 1000 kilómetros redondos. Son unas cuantas horas de camión que podrían multiplicarse y complicarse hasta el infinito aplicando esa normativa. Llevar un encierro del rincón de Cádiz a las arenas cenicientas del Bocho constituiría una auténtica odisea sabiendo que, además, la demanda de una corrida puede producirse cualquier día, a cualquier hora y en cualquier punto de España, Portugal o Francia.
La batalla es en Bruselas
Dentro del sector ganadero, entre bastidores, se albergan ciertas esperanzas a tenor de la nueva escala de color de los escaños de Bruselas. Pero la verdadera batalla gira en torno a conseguir la excepcionalidad para un ganado, el de lidia, que nada tiene que ver con el resto de razas. La legislación española ya reconoce al ganado de lidia como de “difícil manejo” pero la batalla se dirime en los silenciosos lobbys de Europa, con un nuevo parlamento en el que se consolida la hegemonía del Partido Popular Europeo y experimenta un crecimiento notable el ala más conservadora. La Real Unión de Criadores de Toros de Lidia está trabajando en esa línea y ya ha hecho llegar a la Comisión Europea estas singularidades. Todo está por ver…
Santiago Domecq: "cada vez se nos exige más en el plano burocrático, legislativo, medioambiental…"
Santiago Domecq ya advertía de este peligro en las páginas de Diario de Sevilla después de lidiar la excelente corrida que arrasó con todos los premios en la pasada Feria de Abril. “Cada vez se nos exige más en el plano burocrático, legislativo, medioambiental… Estoy muy asustado con la ley de bienestar animal sobre todo en el tema del transporte, que nos va dar la lata no sólo a nosotros sino a todo el mundo ganadero. Nos van a impedir que los animales viajen a determinadas temperaturas y todos sabemos que en España hace calor más de medio año. Es una norma hecha en Europa y los animales de aquí están hechos a ese calor. Si un toro, una vaca o una oveja tiene que viajar a 35 grados no pasa nada…” declaraba el prestigioso creador jerezano apuntando más allá al valorar ciertas tendencias en la legislación europea: “Tienen algunas miras de orden político que sólo persiguen ir contra la línea de flotación del mundo agrario en general”, explicó añadiendo que “es una equivocación acabar con el sector primario y eso es lo que está pasando. Eso es lo que va a pasar".
Antonio Bañuelos, presidente de la Real Unión de Criadores de Toros de Lidia, explica que la entidad se está fajando con el tema. “Nos encontramos trabajando con nuestro equipo de Bruselas y nuestros técnicos de la Institución la mejor estrategia para que el transporte de bravo no se vea afectado” señala el ganadero burgalés confirmando los riesgos que corre el sector. “El texto presentado pondría en importante riesgo la celebración de muchas corridas de toros de Francia, por ejemplo, ya que propone exigencias escritas por técnicos funcionarios desconocedores de las particularidades de esta raza, concretamente, su difícil manejo” precisa el criador de los legendarios “toros del frío” sin rendirse al pesimismo. “Aunque continuaremos con los procedimientos que se requieran en cada fase, estamos esperanzados que con la nueva composición del Parlamento Europeo este reglamento decaiga y se comience a trabajar con un borrador que recoja unas necesidades reales y conocedoras de las especificidades de cada sector”, concluye.
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