La gestación de la Feria sigue… sin noticias de Juan Ortega
EL REPASO
La empresa Pagés aún no ha convocado a los despachos de la calle Adriano al apoderado del matador sevillano, José María Garzón, en los rescoldos de la concesión de la plaza de Santander
Morante, Talavante y Daniel Luque serían los toreros escogidos para torear en la tarde del Domingo de Resurrección
José María Garzón seguirá siendo el empresario de Santander
EL REPASO: apoderados iban y venían por la calle Adriano...
Las componendas para poner en pie la próxima Feria de Abril –que caerá casi entera en mayo- siguen abiertas. En los despachos de la empresa Pagés, en la calle Adriano, ya se ha llegado a distintos acuerdos con las principales casas empresariales –Matilla, los Lozano y Casas- para poner en pie el primer esqueleto del ciclo taurino primaveral. Hablar de esas casas es poner caras al cartel del Domingo de Resurrección, cerrado definitivamente: Morante, con derecho natural en la lujosa fecha pascual, además de Alejandro Talavante y Daniel Luque que encajarían en la fecha apoyados en las respectivas puertas del príncipe lucradas el pasado año con distinta fuerza. La corrida escogida sería la de Núñez del Cuvillo desplazando la de Victoriano del Río, apuesta inicial del empresario.
Toño Matilla, quién lo duda, ya tendría perfectamente amarrado a José María Manzanares; también a Sebastián Castella. Estos días también se habrían amarrado tres tardes con Roca Rey que, con su ausencia voluntaria en Resurrección, ha allanado el camino a Valencia que este año habría tirado de argumentario taurino para conformar el cartel que debería oficiar de fachada de toda la temporada maestrante. Pero en la calle, ¡ay en la calle!, se sigue invocando el nombre de Juan Ortega, acreedor natural de una plaza en la corrida de Resurrección por concepto y mérito, ganado desde su condición de autor de la faena de mayor diapasón artístico, de la más recordada de la pasada temporada en la plaza de la Maestranza.
Una cita pendiente
A partir de ahí hay un dato cierto: la empresa Pagés no ha llamado aún al apoderado del diestro sevillano, José María Garzón, cuando el mes de enero empieza a pedir la cuenta. No es que no hayan hablado de Resurrección; es que no se ha cruzado una sola palabra del encaje del torero en la Feria pero sí se ha hablado con otros matadores que despiertan un interés perfectamente descriptible...
En las jerarquías naturales –las que dicta el propio argumento de la temporada 2024 en Sevilla- tendría que haber sido uno de los primeros convocados para poner en pie el abono. Pero el asunto parece enfangarse en torno a la política taurina: Garzón ha sido ratificado como empresario de la plaza de Santander -que se le había adjudicado inicialmente- después de que el ayuntamiento cántabro haya desestimado la reclamación del propio Valencia que disputaba al gerente de Lances de Futuro la batuta del goloso coso de Cuatro Caminos en unión temporal de empresas con Toño Matilla…
El tiempo empieza a correr en contra. Juan Ortega está anunciado en el ruedo mexicano de León el próximo sábado. Eso implica que el matador y su apoderado volarán al nuevo mundo a mitad de semana mientras el teléfono sigue sin sonar y las citas sin fijar. La confección de la Feria de Abril sigue su curso; la nómina de Resurrección ya se da por hecha y el nombre de Ortega sigue sin estar incluido en los casilleros de una Feria en la que debería detentar un papel principal. ¿Qué más les podemos contar? Talavante y Manzanares se han convertido en el perejil de todas las salsas. Los atractivos del actual escalafón de los matadores de toros, avejantado y mantenido por un sistema cerrado y comisionista son tan previsibles como contados. La verdad es que todo pende de un hilo, cada vez más fino.
A vueltas con la tele
La construcción de los carteles sevillanos nos lleva de la mano a otro asunto candente que preocupa a los abonados de Onetoro, la plataforma televisiva que irrumpió en el panorama taurino gracias al impulso de las empresas de Sevilla y Madrid, las mismas casas que entonaron su gori gori después de dos únicas temporadas de vigencia. ¿Qué pasará en 2025? Las perspectivas son cada vez menos halagüeñas. Ya se ha confirmado que la feria de Fallas, presentada oficialmente la pasada semana, no contará con sus cámaras. En Madrid ni están ni les esperan.
¿Y qué pasará con Sevilla? Ya se han contado todos los capítulos del culebrón. Valencia ha llevado a la plataforma a los tribunales por incumplimiento de contrato. Es evidente que Onetoro renunció a retransmitir la pasada Feria de San Miguel, tal y como se había firmado entre ambas partes. Pero a esas alturas del partido las cantidades que se habían pactado en la génesis del invento –con cierto personaje jugando con la pólvora del káiser- eran ya inasumibles. Se sigue hablando de un tímido acercamiento para reconducir una situación que es necesaria para la empresa –para redondear los sueldos de las figuras- y vital para una plataforma que tiene muy complicada la supervivencia sin contar con el coso maestrante después de dar por perdida la retransmisión del largo mundial isidril.
El asunto de la televisión, en definitiva, se antoja un viaje a ninguna parte por parte de todos los intervinientes. A la defenestración taurina de Movistar siguió la elevación al pavés de una iniciativa cargada de riesgos. En la inminencia de una nueva temporada el panorama es sombrío.
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