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Rafael Serna. Matador de toros
El diestro sevillano Rafael Serna, en el invierno más duro de su vida, se ha preparado en silencio para lo que considera esta primavera como un reto fundamental en su carrera que tendrá lugar el 28 de abril en La Maestranza en el primer festejo del ciclo continuado abrileño en el que está anunciado junto a Luis Bolívar y Luis David Adame con toros de La Palmosilla.
Marcado por el fallecimiento de su padre, el cantante y compositor Rafael González Serna, quien murió el pasado 26 de febrero, el torero nos habla de sus anhelos ante este objetivo y su futuro y revisa su carrera, que entra en su segunda temporada completa como matador de toros y en la que retorna con José María Almodóvar como apoderado tras una ruptura que anunció el pasado invierno. “Hemos vuelto a tomar la relación. No he cambiado. Todo sigue igual y continúa gestionando mi carrera. Ésta contratación de la Feria de Abril ha sido por parte de la empresa, que ha visto bien ponerme y me ha puesto”, afirma el espada.
–Rafael, ¿cómo afronta su segunda temporada completa como matador?
–Con ilusión, con entereza, sabiendo que puede ser un año bonito y que la temporada pasa por lo que ocurra el 28 de abril en Sevilla e incluso el futuro porque la situación está muy complicada. Si no aprovechas las oportunidades no tienes opciones a llegar. Voy muy dispuesto.
–¿Está preparado para ello?
–Sí. He estado encerrado en el campo, pensando mucho en mí, meditando. Las circunstancias que me rodean no son las más apropiadas, pero hay que tirar para adelante.
–Más allá de lo físico, ¿cuál es su situación anímica?
–Lo llevo como puedo.
–Supongo que la reciente muerte de su padre está muy presente...
–Sí. La verdad es que es el momento más duro de mi vida. Tenerlo presente me está ayudando. Tengo ilusión por honrar a mi padre y a mi familia con un triunfo importante ese día en Sevilla.
–Rafael, ¿qué consejo le dio él para su carrera?
–Me dio varios y uno que me repetía y lo hizo en público es que “Los sueños en la vida hay que cumplirlos y echarles muchos cojones a diario para conseguirlos”.
–Se ha ido con la casta de un torero.
–La verdad es que sí.
–Será un día especial, pensando en él...
–La verdad es que todos los días son especiales. A cada momento, pienso en él. Pero ese día lo haré con más fuerza.
–¿Se ha encargado un vestido especial?
–No, porque a él no le gustaba ni la pena ni el luto.
–¿Cómo valora el cartel?
–Es un cartel atractivo. Luis Bolívar cortó una oreja el año pasado. Luis David está en todas las ferias. La ganadería de La Palmosilla la conozco y tengo una buena relación con el ganadero, Javier Núñez. El año pasado salió bien en Sevilla.
–¿Cómo fue su primera temporada como matador?
–Difícil. Pasar de veinte o veinticinco tardes como novillero a diez como matador de toros fue muy duro de asimilar, no resulta fácil. De las diez, siete fueron en América y tres en España.
–¿Cómo lo refleja y acusa?
–No es fácil. Es duro. Estoy como muchos de mis compañeros. Son las circunstancias que tocan y hay que tener paciencia y disciplina.
–¿Qué fue lo más destacado en 2018?
–Una tarde en Utrera, donde abrí la Puerta Grande y alcancé cotas muy altas con un toro de la ganadería de Algarra. En América, además del comienzo, de la primera corrida en México, una de las más bonitas fue la confirmación en la plaza de Lima, al lado de Manzanares y Roca Rey, cortando una oreja a mi segundo toro. La otra actuación que más me llenó sucedió en la plaza mexicana de Tecolotlán –cortó tres orejas– con toros de la ganadería de Lebrija, de encaste Santa Coloma.
–Por cierto, ¿actuará en América?
–Este invierno pasado no lo he hecho por las circunstancias personales. Pero, a partir de ahora, torearé en América todo lo que pueda durante la temporada.
–¿Confirmará este año en Madrid?
–Estoy esperando la confirmación. No ha habido contactos. También es cierto que por las circunstancias señaladas no lo he tenido en cuenta. Habrá que estudiarlo para confirmar este año o el que viene en función de cómo salga esta temporada porque a Madrid hay que ir al cien por ciento.
–¿Cómo valora el paso del novillo al toro?
–No noté diferencia porque de novillero he matado novilladas que prácticamente eran corridas de toros por su trapío. Además, físicamente siempre he estado muy preparado.
–¿En qué ha cambiado más con respecto a su etapa novilleril?
–He ganado en poso, en madurez. He vivido momentos buenos y también desagradables, como la cornada en Madrid –pronóstico muy grave, en Las Ventas, en 2016– que fue muy seria y me hizo madurar y crecer tanto profesional como personalmente.
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