El fiasco de los ‘santacolomas’

Santander | Feria de Santiago

‘Carretero’, el quinto toro de la tarde, salvó el honor de la ganadería

El esperado mano a mano de dos gallos de pelea como Perera y Luque lo arruinó la falta de raza del encierro

Roca arrasa y Ortega enamora

Con la muleta en la izquierda, Daniel Luque intenta meter en el canasto a a ‘Capitán’, el primer ‘santacoloma’ de los tres que le cupieron en desgracia.
Con la muleta en la izquierda, Daniel Luque intenta meter en el canasto a a ‘Capitán’, el primer ‘santacoloma’ de los tres que le cupieron en desgracia. / EFE

Ficha de la corrida

Plaza de toros de Cuatro Caminos de Santander

GANADERÍA: Seis toros de La Quinta, todos cárdenos, bien presentados, pero faltos de raza con la excepción del quinto, que fue extraordinario. 

TOREROS: Miguel Ángel Perera, de nazareno y azabache, saludos con aviso, palmas y saludos con aviso. Daniel Luque, de verde y plata, ovación y saludos en los tres con avisos en segundo y sexto.                

CUADRILLAS: Saludaron en banderillas Iván García, Juan Contreras y Jesús Arruga. Destacaron a caballo Ángel Rivas, Patilla y Jabato hijo.

INCIDENCIAS: Séptima corrida de Feria de Santiago en tarde agradable. La plaza se cubrió en tres cuartos de su aforo. Hubo minuto de silencio antes y después del paseíllo en memoria de Pepe Luis Vázquez. Y como cada tarde sonó la Marcha Real.

FINALIZABA la Feria con los ánimos a media asta y la tarde se espesaba en el recuerdo de Pepe Luis Vázquez. El acto final de esta feria de Santiago tan agradable se preveía como una especie de duelo entre dos gallos de pelea. Era una terminación que se presumía ideal por la conjunción de toros y toreros. Y es que a los dos gallitos había que unir la ganadería, considerada de culto pero que no responde a las expectativas con asiduidad. Es la prestigiosa ganadería de La Quinta que Álvaro Martínez Conradi anda en la tarea de devolverle el cartel que siempre tuvo el encaste Santa Coloma. Seis toros cárdenos que no respondieron a las expectativas con la excepción del quinto, llamado Carretero, una preciosidad cromática y por hechuras que fue a salvar el honor de la ganadería. 

El ganado fue un impedimento absoluto para los toreros por su falta de raza, no estando tampoco sobrados de fuerza y en los que el verbo humillar sólo lo conjugó el susodicho Carretero, que fue a parar a la muleta poderosa de Miguel Ángel Perera. Pero hasta el momento de irrumpir ese ejemplar en la arena todo fueron contratiempos para los coletudos. Empezando por el principio nos encontramos con Orejón, un toro que nos engañó en el capote de Perera. Miguel Ángel brindó su muerte a Pepe Luis Vázquez que estás en los Cielos y todo indicaba que tendríamos faena, pero muy pronto mostró su cara de pegajoso costándole salirse de la muleta, la fuerza tampoco era una de sus cualidades y con el torero muy por encima del toro, la faena se quedaba en la intentona. La poderosa muleta del extremeño sólo sirvió para exprimir lo que llevaba dentro, pero era tan poco ese contenido que no sirvió a pesar de las eficientes manos que lo manejaba.

En segundo lugar apareció el cárdeno Capitán y lo recibió Daniel Luque a la verónica con más lucimiento del que merecía un toro que hizo hilo en banderillas con Juan Contreras. Brindó Daniel a la plaza y arrancó al natural con lucimiento, pero de improviso mandó callar a la banda de música y eso sería por cómo se había desengañado. El toro se había parado y cuando el pozo no tiene agua...

Trianero era el nombre del tercer toro y lo recibía Miguel Ángel Perera con muy buenas verónicas que repetiría en el quite. Y es que antes de que se nos pase por alto, hay que ver lo bien que Miguel Ángel Perera toreó con el capote. Nunca ha sido su fuerte, pero ha evolucionado para bien. De nuevo estábamos ante otro toro que apenas humilla y lo único que logra el matador es estar muy por encima del cornúpeta. Con la espada no estuvo Miguel Ángel a su altura habitual y en éste se le fue la espada a los sótanos.

La tarde iba despeñándose por los terrenos de la decepción y el toro cuarto mejoró bastante respecto a sus hermanos. Se llamaba Milano y se topa con un torero en vena. Lidiando con el capote sobre las piernas, Daniel Luque va metiéndolo en el canasto y en un alarde de técnica y de torería, rozando la perfección, todo se fue a pique con el estoque.

Los aceros no funcionaron debidamente y eso se acentuaría en el quinto, un toro precioso llamado Carretero y al que recibió Perera con una larga de rodillas. Brindó a la plaza y cuajó un faenón rotundo, poderoso, ante una máquina de embestir que salvaba el honor de la ganadería y con el que redondeó un faenón de dos orejas, pero los aceros le quitaron el caramelo de la boca.

Se cerraba el mano a mano con Moreno, el toro menos presentable y que fue muy protestado de salida. Daniel se lo brindó a Miguel Ángel para poner todo su vasto conocimiento sobre la mesa. Qué bien toreó Luque con la izquierda, cómo calentaron sus luquecinas, cómo le rebosa el conocimiento a este torero, pero la tarde ya no tenía arreglo y el de Gerena intentó por redondos enderezar aquello y ya era cuestión de darle carpetazo a la corrida y a una Feria en la que ocurrieron sucesos importantes. La pena es que un fin de fiesta tan atractivo, con dos toreros que no se dejan ganar la pelea se fuese al garete por el mal juego de unos toros tan prestigiosos.

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