El empresario sevillano José María Garzón seguirá al frente de la plaza de Córdoba

José María Garzón, el empresario sevillano que comanda la firma Lances de Futuro ha llegado a un acuerdo con la Sociedad propietaria de la plaza de toros de Córdoba para gestionar el Coso de Los Califas durante las próximas seis temporadas. 

Garzón ha agradecido a la propiedad y a su consejo de administración, presidido por Rafael Centeno, la confianza vertida para “continuar gestionando el coso cordobés hasta 2030”. Según argumenta el empresario este acuerdo “ratifica el trabajo que hemos desarrollado durante las últimas cinco temporadas”. “Además nos permitirá afianzar el gran proyecto de Lances de Futuro que iniciamos en 2020, y que tiene como objetivo la recuperación y consolidación de una plaza de primera categoría como Córdoba”, ha subrayado Garzón que también lleva las riendas de otras plazas como Santander, Málaga o Almería. Ya había llevado anteriormente recintos como los de Ciudad Real, Cáceres, Mérida, Algeciras o Granada además de la gestión puntual de la plaza de toros de El Puerto de Santa María. En la actualidad también lleva los asuntos profesionales del diestro sevillano Juan Ortega. 

En cuanto a esta nueva etapa que se prolongará hasta el final de la década, Garzón ha señalado que “vamos a seguir trabajando como el primer día, con la misma ilusión y motivación para que siga aumentando el número de abonados; para que la gente siga viniendo al Coso de los Califas y para que sea un referente taurino en España”. Garzón recuerda que en 2020, en plena pandemia, la de Córdoba fue “la única plaza de primera del mundo que dio toros y la afición fue consciente de ese esfuerzo”. 

“Continuaremos realizando actividades de diversa índole como la campaña de Navidad, gala taurina, conferencias, concursos así como una politica de precios agresiva para la captación de jóvenes aficionados”, ha concluido Garzón que tiene por delante el reto de relanzar una plaza que en los últimos años atraviesa un momento muy delicado, lastrada por la primera categoría administrativa, las peculiaridades de la afición local, la falta de un torero cordobés con verdadera fuerza y una programación taurina reducida a sus mínimos históricos.