De la demorada reaparición de Morante al pujante momento de La Quinta
EL REPASO
En la semana taurina que se fue también se habló del percance de Borja Jiménez o la triste realidad del México taurino
Suspensión en Olivenza: la reaparición de Morante tendrá que esperar otra vez
Borja Jiménez recibe el alta hospitalaria

Pasaron las Fallas, se estrenó Castellón y volvió a demorarse –primavera que no llega- la reaparición de Morante, aplazada primero y suspendida definitivamente por las inclemencias meteorológicas. No ha podido ser en Olivenza –la corrida también carecía de sentido desplazada del festolín del primer fin de semana de marzo- pero la ansiada vuelta del genio cigarrero llegará el próximo sábado si los elementos no vuelven a ponerse en en contra.
Será en otro coso extremeño de solera: el de Almendralejo. El diestro de La Puebla, que está aNunciado al día siguiente en Castellón, estará acompañado para la ocasión de Manzanares y Emilio de Justo, que le tenía que haber amparado en la bombonera oliventina junto a Borja Jiménez. Los toros pertenecen a la divisa de Juan Pedro Domecq que, por otra parte, tiene que recoger en un par de días el Premio Andalucía de Tauromaquia en un sarao organizado en el Palacio de San Telmo en el que, entre todos los galardonados, habrá una estrella que opacará cualquier brillo: la de Manuel Benítez El Cordobés. Ya se lo contaremos…
Hemos hablado de Borja Jiménez. La noticia de la suspensión de Olivenza le sorprendió –forrado de calmantes y antiinflamatorios- cuando emprendía viaje de Levante a Poniente para cumplir el compromiso adquirido a pesar de las secuelas de la tremenda paliza sufrida el día de San José. Acababa de recibir el alta en Valencia y su primer gesto, antes de despedirse de la capital del Turia, había sido llevar un ramo de flores a la inmensa imagen vicaria de la Virgen de los Desamparados. La Geperudeta había echado su manto, evitando males mayores al bravo diestro de Espartinas que apenas pudo estrenarse en aquel mano a mano que acabó alumbrando un toro de bandera y el triunfo amable de Román.
Dos grandes toros de La Quinta
El toro, y toda la corrida, pertenecían a la divisa de La Quinta, estandarte de la sangre Santacoloma-Buendía que había acaparado un indeseado protagonismo mediático antes de que sonara el primer clarinazo de la temporada por esas cuitas que todos conocen. Pero al encierro fallero le ha seguido, prácticamente sin solución de continuidad, otro envío con bola premiada en Castellón en la puesta de largo definitiva del nuevo cartel de banderilleros. Famoso y Ruiseñor –que fue indultado por un inspirado Ferrera- han marcado el altísimo nivel de una divisa que forma parte de la élite del campo bravo en el siglo XXI. Y el eco de ambas corridas engranda el volumen de la ausencia de los grises de Fuenlahiguera en el elenco ganadero de la plaza de la Maestranza en la próxima Feria de Abril. La caída del cartel se forjó en aquella compleja carambola que también espoleó la incomparecencia de Emilio de Justo, que pisó días atrás el ruedo de la Maestranza vestido con un elegante traje oscuro para recoger el diploma que le acredita como autor de la mejor estocada de 2024. Pero este año no lo hará ataviado de luces. El tema dolió a ambos lados de una mesa en la que había muchas implicaciones personales. Cada uno esgrime su verdad. Lo dejamos ahí…
Otras cosas que contar…
Pero hay más cosas que comentar en esa semana taurina que se fue, nexo del invierno y una primavera robada que sólo se advierte en el azahar que ya se derrama por el suelo. Quedan cuatro semanas escasas para ese Domingo de Resurrección que arrancará la temporada sevillana pero la vista se vuelve a ese México taurino que se adentra en sus horas más bajas. La disparatada normativa impuesta para la plaza Monumental es sólo una puerta abierta a la abolición. La corrida incruenta o la demagógica intención de que los toros capeados y muleteados sean devueltos al campo nos recuerdan la reglamentación balear que tumbó la decidida acción jurídica de la Fundación Toro de Lidia.
Ahí está el campo de batalla mientras los súbditos de la deriva woke rebañan lo que pueden en un evidente cambio de era. Pero la cosa pinta mal, muy mal, al otro lado del Atlántico. El indisimulado ataque antitaurino no se puede deslindar de la profunda crisis taurina del país azteca. Las paupérrimas entradas de los últimos años eran la evidencia de que algo estaba pasando. La ausencia de figuras de verdadero peso, el estado de su cabaña brava, las propias crisis de un país cargado de lastres… los anti se suelen distinguir por matar muertos…
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