Cuando las crónicas taurinas eran en verso
La Real Maestranza edita 'Cartas Tauromáquicas', escritas entre 1849 y 1869, de José Velázquez y Sánchez, 'Don Clarencio'
La Universidad Hispalense, la Fundación de Estudios Taurinos y la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, en su línea de apoyo a la tauromaquia, acaban de publicar el número 14 de la colección Tauromaquias, que recoge las populares crónicas taurinas de José Velázquez y Sánchez, quien firmaba con el seudónimo de Don Clarencio. Unas crónicas, en verso, referidas a los espectáculos celebrados en la Maestranza entre 1849 y 1869 y que comenzaron a publicarse en Diario de Sevilla.
En el volumen, de enorme trapío (857 páginas) y muy bien editado, el Teniente de Hermano Mayor de la Real Maestranza, Javier Benjumea Llorente, señala que Don Clarencio "se convirtió en su época en un hito, una moda que creó escuela y que ha dado paso con el tiempo a la crónica taurina al uso. Quien lea con detenimiento las citadas Cartas Tauromáquicas también encontrará, como se adelanta en la presentación, "aspectos curiosos e interesantes de la Sevilla decimonónica".
En la amplia y rica introducción, el profesor titular de Historia Contemporánea de la Universidad de Sevilla Eloy Arias Castañón explica que "estas Cartas tauromáquicas entre 1849 y 1869 resultan una crónica referencial de la Sevilla isabelina, desde la proclamación de la mayoría de edad de Isabel II en 1843 hasta su derrocamiento en 1868". Todo ello, "lleva al descubrimiento de un Velázquez y Sánchez que se nos presenta ante todo como un monárquico y como un progresista, un progresista conservador, ya que intenta encontrar una vía media entre conservadores y radicales...".
Don Clarencio, que escribió posteriormente en El Porvenir y La Andalucía, comenzó a publicar estas reseñas taurinas en verso en Diario de Sevilla. Según Arias Castañón, que cita como fuente a Chaves Rey, "El Diario de Sevilla de Comercio, Artes y Literatura, nació a principios de 1829 con José Herrera Dávila como propietario, todavía en plena época absolutista, para irse decantando paulatinamente hacia la defensa del constitucionalismo y de un liberalismo más o menos moderado hasta su desaparición en agosto de 1856".
El director del archivo municipal de Sevilla, Marcos Fernández Gómez, se adentra en la biografía de Velázquez y Sánchez como literato, crítico taurino y cronísta de la ciudad. Fernández Gómez asevera que "según declaró el mismo Velázquez, recibió la influencia decisiva de eminentes intelectuales sevillanos, agrupados en la Real Academia de Buenas Letras y en la Sociedad Patriótica, de los que se sintió siempre heredero, como Reinoso, Blanco White, Alberto Lista, Maestre o Mármol. Siendo aún muy joven comenzó a publicar sus trabajos literarios en periódicos de la ciudad, e incluso a dirigir alguno de ellos, como el Diario de Sevilla cuando tenía diecinueve años". Y en cuanto a su faceta de crítico, refiere: "Pero donde destacó más notoriamente y alcanzó mayor celebridad fue en la actividad periodística, en la que mereció de Luis Montoto el calificativo de "el primero de los periodistas sevillanos".
Por su parte, el catedrático de Historia de la Ciencia de la Universidad de Sevilla Manuel Castillo Martos, tras un análisis exhaustivo de las crónicas, concluye: "En cada época se ha exigido un tipo de toreo, el cual ha necesitado un tipo de toro que permita hacerlo, y los ganaderos se han ido acoplando a las exigencias de los toreros y al gusto del público, y al igual que denunciaba D. Clarencio, surge ahora una pregunta: ¿se debe permitir qué las figuras elijan toros impresentables las más de las veces?".
Y es que en una detenida lectura de estas Cartas Tauromáquicas, escritas a mediados del XIX y en verso, el lector encontrará muchos de los vicios que persisten en el espectáculo taurino y que denunciamos hoy en día en prosa.
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