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El clasicismo de Diego Urdiales

Bilbao | Cuarto festejo de las Corridas Generales

El diestro riojano consigue el único trofeo del festejo en el segundo toro de la tarde

Ponce y Marín, de vacío en una corrida de presentación y juego desigual de Zalduendo

Diego Urdiales saluda tras una oreja al segundo toro en la plaza de Bilbao. / Miguel Toña / Efe
Luis Nieto

20 de agosto 2019 - 21:34

El retorno de Enrique Ponce, que es un ídolo en Bilbao, junto a Diego Urdiales, quien ha cuajado obras maestras en los últimos años en el ceniciento ruedo vasco, y al joven Ginés Marín apenas concitó media entrada en la plaza de toros de Vista Alegre, que continúa acusando una preocupante fragilidad en la taquilla.

Desde luego, la corrida de Zalduendo se encontraba bastante lejos en presentación, en su conjunto, de esos toros serios que hemos visto lidiar en esta plaza. Es algo que se debe cuidar para que no continúe el goteo de abandono de aficionados. Corrida de desigual presentación y juego, marcada por la flojedad y en la que a la postre salió como triunfador Diego Urdiales, espada que consiguió el único trofeo de la tarde del segundo del festejo.

Diego Urdiales realizó una soberbia faena en su primero, protestado por su mal trapío y falta de fuerzas. El toro, con nobleza, fue a más. Y Urdiales, dentro del clasicimo que le caracteriza, deleitó tanto con la diestra como al natural, con una serie en el epílogo de frente, en una faena enmarcada en la naturalidad en la que no faltaron bellos remates, como trincherillas y pases de la firma. Mató de estocada desprendida para ganar una oreja.

Con el manejable y parado quinto Diego Urdiales pergeñó una labor sin transmisión.

Enrique Ponce, con el que abrió plaza, que derribó en dos ocasiones en varas a Manuel Quinta –afortunadamente sin consecuencias– realizó un trasteo con temple y bien planteado técnicamente a un toro sin franqueza, que soltaba la cara. Estocada al primer envite y petición de oreja que no fue concedida. El torero saludó tras ser ovacionado.

El cuarto, noble, perdió de inmediato gas y Ponce extrajo algún derechazo con gusto en una labor voluntariosa.

Ginés Marín, con el tercero, que se rajó pronto, realizó un trasteo sin apenas eco en los tendidos.

El que cerró plaza, serio, bajo, perdió las manos varias veces de inicio. El toro, con fondo, fue a más y Ginés Marín, que jugó bien los brazos en un recibo a la verónica, realizó una faena con garra y soltura con muletazos con ambas manos que calaron en los tendidos y que cerró con bernadinas. El problema llegó en la suerte suprema: dos pinchazos, media y descabello le dejaron sin el trofeo que el público estaba a punto de solicitar.

Ficha de la corrida

PLAZA DE TOROS DE BILBAO

TOREROS: Enrique Ponce, de gris y oro. Estocada (saludos tras ovación y petición de oreja). Pinchazo y dos descabellos (silencio tras aviso).

Diego Urdiales, de azul marino y oro. Estocada desprendida (oreja). Dos pinchazos y dos descabellos (silencio). Ginés Marín, de grosella y oro. Estocada (silencio). Dos pinchazos, media y descabello (ovación tras aviso).

INCIDENCIAS: Plaza de toros de Vista Alegre de Bilbao. Martes, 20 de agosto de 2019. Media entrada. Tras el paseíllo, Ponce fue ovacionado por su retorno a Vista Alegre, tras la recuperación de una grave lesión de rodilla. Urdiales fue ovacionado antes de lidiar a su primer toro por el recuerdo de su última gran faena en Bilbao. Fini, Manuel Izquierdo, El Víctor, Juan Carlos Tirado y Antonio Manuel Punta fueron ovacionados en banderillas.

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