El Cid estrenará apoderado para celebrar sus Bodas de Plata como matador

Manuel Jesús El Cid ha nombrado apoderado a José María Pérez Hickman Josete, que se hace cargo de su carrera en coincidencia con el 25 aniversario de la alternativa del diestro de Salteras, doctorado en Madrid en la temporada de 2000. El Cid quiere resaltar esa efeméride “con el objetivo de celebrarla toreando en las plazas importantes que han sido claves en la trayectoria del torero” según ha anunciado el gabinete de prensa del torero a través de un comunicado. 

“Me han convencido su ilusión, su juventud y sus ganas de trabajar”, ha declarado el veterano diestro sobre su nuevo apoderado, añadiendo que “2025 puede ser un año bonito y quiero a mi lado a una persona que luche y trabaje para que así sea”. “Por mi parte me encuentro en un momento bueno de madurez profesional y responderé al máximo nivel”, ha señalado. 

El Cid había roto a final de la campaña con su anterior mentor, Santiago Ellauri, dando por finalizado un vínculo profesional que les había unido en las dos últimas temporadas aunque su relación se remontaba hasta el año 2002, cuando el diestro de Salteras sólo era un incipiente matador que decidió poner su carrera en manos de Manuel Tornay y el propio Ellauri, estrechamente vinculados al organigrama de la empresa Pagés. 

El matador de Salteras había quedado lejos de los objetivos marcados cuando decidió reaparecer al finalizar el otoño de 2022. La vuelta llegó en la Feria de Abril del siguiente año, anunciado con sus toros de Victorino Martín y cortando una oreja que le devolvía a sus mejores fueros. Pero ese año sólo llegaría a vestirse de luces en siete ocasiones y en la campaña que acaba de finalizar lo ha hecho una tarde más. El aumento de la calidad y la cantidad de sus actuaciones ha pesado a la hora de buscar nuevos aires y rentabilizar sus últimos años en activo. 

El Cid se había marchado de la profesión en 2019 después de anunciar una gira de despedida que afrontó de la mano de Manuel Martínez Erice. Antes había roto con Marcos Sánchez Mejías que había sucedido efímeramente a sus apoderados históricos, Manolo Tornay y Santiago Ellauri, con los que cubrió los años más determinantes de su carrera, cimentada en tres plazas fundamentales –las de Sevilla, Madrid y Bilbao- después de arrancar por todo lo alto a raíz de encontrarse con un gran toro de Victorino Martín en el ruedo francés de Bayona el primero de septiembre de 2002. Era la primera vez que estoqueaba una divisa que marcaría profundamente su carrera, que vivió sus años de mayor trascendencia profesional y artística entre ese encuentro providencial y la encerrona bilbaína de 2007, definitiva antología de la recia y clásica tauromaquia del matador sevillano.